En lo que a mí
respecta, 2011 ha sido un año bastante flojo en materia
ociopática.
Si al hablar de
mis discos favoritos de los últimos 12 meses me veía
en la necesidad de disculparme por la poca atención prestada por mi
parte a la actualidad musical (y las consiguientes ausencias
destacadas que eso acarrearía en mi top 10), en el caso del cine la
situación es justamente la contraria: debido a mi condición de
colaborador con la web Nuestros Comics en calidad de crítico de
cine, en 2011 pude ver más títulos en pantalla grande que en cualquier
otro año de mi vida. Desgraciadamente, tal cantidad de visitas a las
salas no se ha traducido en un sinfín de buenas películas, sino en
tibieza y mediocridad generalizadas. Así, el último ha sido un año
en el que las grandes películas, las que uno acaba recordando con
cariño y admiración con el paso del tiempo, han brillado por su
ausencia. En su lugar me he encontrado con muchas propuestas
atractivas (con destellos de fascinación, incluso) que
por h's o
por b's no han sabido rematar la jugada. Títulos como
“Melancholia”,
“Drive”, “Incendies” o “En un mundo mejor” me parecen
interesantes y a todas luces recomendables, pero no han logrado
dejarme instalada en el cuerpo esa sensación de plenitud que un
servidor aguardaba de ellas (a tenor de las buenas críticas leídas
con anterioridad, generalmente). Tampoco las
vacas sagradas han estado tan acertadas como algunos sostienen: ni
“Midnight in Paris” es un Allen en plenas facultades ni “Un dios salvaje”
es la sátira definitiva de Polanski. Tampoco “Valor de ley” es
una de las cimas del cine de los Coen (las comparaciones son odiosas,
lo sé, pero el western protagonizado por Jeff Bridges palidece en un
tête-à-tête con films como “Barton Fink”, “Muerte entre las
flores” o “El gran Lebowski”). Sin olvidarnos de nuestro Pedro,
que firmó con
“La piel que habito” un thriller tan intenso como,
me temo, irregular y tendente al ridículo.
Con todo, al
final he conseguido reunir 10 películas estrenadas en España en
2011 que me han gustado mucho, e incluso he tenido que dejar fuera
tres que quizás en otro momento preferiría haber incluido en
detrimento de alguna de las seleccionadas. Son “Las aventuras de Tintín: el secreto del unicornio”, “Mientras duermes” y el
documental “George Harrison: Living in the material world”. La
que también se queda fuera, aunque muy a mi pesar, es “Warrior”,
una emotiva cinta deportiva dirigida por Gavin O'Connor que no ha
sido estrenada aún en nuestro país y que quizás nunca lo sea (uno
más de esos “misterios de las distribuidoras” que en los últimos
años nos han privado de ver en pantalla grande títulos como
“Synechdoque New York”, “Rabbit hole” o “Hesher”). Para
los muy interesados, circula por la red una versión en BR-Rip
bastante fácil de localizar (hasta que la Sinde nos alcance, al
menos)...
Pero, en fin, no
me lío más. Ahí va mi top 10 cinéfilo de 2011:
10- Beginners
La comedia indie
del año es también un drama sensible e intimista donde un hijo
(Ewan “your-song” McGregor) debe lidiar con la muerte de su padre
homosexual (estupendo Christopher “something-good” Plummer, que
ayer recibía un Globo de Oro precisamente por este papel) al tiempo
que redescubre el amor al conocer a una encantadora actriz francesa
(Mélanie “en-t'attendant” Laurent, musa de los bastardos
tarantinianos). “Beginners” es uno de esos films de los que sales
conmovido y con una gran sonrisa dibujada en la cara.
9- Arrietty y el
mundo de los diminutos
Filtradas por la especial sensibilidad del Estudio Ghibli, las aventuras de la borrower Arrietty
conforman una película que habla de sentimientos puros (nobleza,
generosidad, esperanza) con honestidad y un microscópico sentido de
la maravilla. Si es verdad aquello que decía Mies Van der Rohe de
que “Dios está en los detalles”, “Arrietty y el mundo de los diminutos” es una película imbuida de gracia divina.
8- El topo
“El topo”
presenta una gélida trama de espionaje, totalmente desprovista de
glamour, que se beneficia de un director detallista y preciso, Tomas
Alfredson, que confirma que lo de “Déjame entrar” no fue una
serendipia, y de un reparto (encabezado por Gary Oldman) que destila
talento y clase. Difícil y críptica, “El topo” es una lección
de mesura: un problema matemático que hace de la sobriedad y la
contención el sentido último de su ecuación. Abstenerse todos
aquellos que piensen que el cine de espías se acaba en James Bond,
Jason Bourne o Ethan Hunt.
7- Cisne negro
Efectista y con
vocación claramente epatante, el último largo de Darren Aronofsky
funciona en su primer visionado como un oscuro y delirante descenso a
los infiernos protagonizado por una Natalie Portman arrebatadora y
escalofriante. Y aunque es verdad que quizás el día en que la
vuelva a ver se me caiga a pedazos minuto a minuto, la sensación de
mal rollo que me dejó en el cuerpo cuando la descubrí en el cine sigue
pareciéndome impagable.
6- El árbol de la vida
La última marcianada de Terrence Malick es una megalomaníaca y pretenciosa elegía al espíritu, a la materia y a la vida que puede, según el paciente, tener efectos secundarios tan diversos como somnolencia, mareos y depresión o epifanía, amor y comunión con el universo. En caso de duda, antes de su visionado consulte con su farmacéutico. O, ya puestos, con su sacerdote de confianza.
5- The Artist
Nostálgico y
romántico regreso a los usos y costumbres del cine mudo, el
multipremiado (y lo que vendrá) largometraje con el que Michel
Hazanavicius está haciendo felices a los cinéfilos de medio mundo
es una de las citas ineludibles de la cartelera
actual. Si ya te gusta el cine silente, porque disfrutarás como un
enano reconociendo mil y un guiños y homenajes a los grandes
cineastas de principios del siglo XX. Si no, porque te abrirá los
ojos a todo lo bueno que te estabas perdiendo.
4- No habrá paz
para los malvados
Además de ser,
de largo, la película española del año, “No habrá paz para los malvados” es también la confirmación de tres verdades
difícilmente rebatibles: 1) que Enrique Urbizu es uno de los
directores más talentosos de nuestra cinematografía; 2) que José
Coronado no sólo hace bien de vientre, sino que actúa incluso mejor, y 3) que el
cine español cuando quiere (y le dejan), puede. El thriller cañí
es (y debe ser) esto.
3- El hombre de al lado
De tapadillo y sin ningún tipo de
apoyo publicitario (probablemente porque en él no actúa Ricardo
Darín), el film argentino
“El hombre de al lado” se estrenó en
nuestro país con dos años de retraso y tuvo, qué remedio, un paso
fugaz por nuestras carteleras. Y es una absoluta pena, porque se
trata de una de las cintas más inteligentes, reflexivas y
divertidamente oscuras que recuerdo haber visto en pantalla grande en
mucho tiempo. Si la firman un Polanski o un Haneke, los críticos se
la comen a besos.
2- Un método
peligroso
Hablaba más arriba de lo poco resolutivos que
han estado los grandes apóstoles del Séptimo Arte en este 2011. He aquí la
excepción: lo nuevo de David Cronenberg no es solamente tan rotundo,
complejo, impactante y delicioso como su producción de la última
década ya nos tiene acostumbrados, sino que además hace gala de una
sutileza y un refinamiento narrativo que la convierten, posiblemente,
en la mejor película (en términos objetivos) que un servidor haya
podido ver en los últimos 12 meses. Entonces, ¿por qué está en
segundo lugar?
1- Super 8
Porque, ay, me ha podido la nostalgia.
Y es que
“Super 8”, la peli de Spielberg y Abrams (tanto monta,
monta tanto), es todo lo que el niño de diez años que aún vive en
mí (el que todavía sueña con dinosaurios y
transformers, con
aliens incomprendidos y películas caseras de terror) puede desear
encontrarse cuando las luces de la sala se apagan y el proyector se
pone en marcha. Más allá de sesudas interpretaciones críticas,
“Super 8” me ha hecho vibrar, me ha puesto los pelos de punta y un
nudo en la garganta y me ha recordado que la infancia sigue siendo la
patria de las ilusiones. Soy un sentimental, lo sé.