sábado, agosto 20, 2011

"Beginners" y la historia de mis enamoramientos cinéfilo-platónicos

Lo confieso: cada vez que veo una comedia indie norteamericana existe un elevadísimo porcentaje de probabilidades de que acabe enamorándome de su principal personaje femenino. Creo que mi platonismo hacia las protagonistas de este tipo de films empezó con Laura (Iben Hjejle), la ex-novia carismática, sensible y honesta de Rob Gordon (John Cusack) en esa deliciosa maravilla melómana dirigida por Stephen Frears que es “Alta fidelidad”. Recuerdo que cuando terminé de ver la película por primera vez (la he visto muchas más desde entonces) pensé: “algún día saldré con una chica como ésa”.


Años después conocí a Juno (Ellen Page), epicentro de la película dirigida por Jason Reitman que lleva su nombre por título. Es cierto que ya por aquel entonces la chica era un poco joven para mí (yo ya había terminado la carrera y ella aún iba al instituto), pero no puedo negar que entendiese las razones que llevaron al personaje de Jason Bateman (mucho mayor, casado y pensando en adoptar un bebé) a poner en peligro su matrimonio por su atracción hacia esa adolescente deslenguada de aires grunge y afición por el cine de serie Z.


No obstante, supongo que el flechazo más potente lo tuve con Summer (Zooey Deschanel). La dulce, juguetona y caprichosa Summer: capaz de levantar pasiones en un ascensor parafraseando a Morrisey o de convertir una visita al Ikea en el momento más romántico de una vida. Durante los 100 minutos que dura "(500) days of Summer" amé a la muchacha del vestido azul tan intensamente como Tom (Joseph Gordon-Levitt, ese actor con cuya sonrisa forraría mi carpeta si tuviera 15 años menos y una errata tipográfica en mis cromosomas), no me cabe la menor duda.


Esta semana volvió a suceder. La chica en cuestión se llama Anna; es actriz, nómada y francesa. El físico lo pone Mélanie Laurent (lo cual ayuda, claro, y mucho). Sus frases (y también sus divertidos silencios) los escribió Mike Mills para la película que él mismo dirige: “Beginners”.


Ya sé que es pronto para decirlo, pero si tuviera que elegir a estas alturas mi candidata a “película indie del año” (siempre hay una, no le busquéis demasiadas explicaciones al fenómeno), ésa sería “Beginners”. La cinta, a caballo entre la comedia y el drama, narra mediante saltos temporales que avanzan y retroceden en el tiempo la historia de Oliver (Ewan McGregor) durante tres etapas de su vida: su infancia, profundamente marcada por la relación de complicidad con su excéntrica madre; los últimos meses de vida de su padre (monumental Christopher Plummer), un viudo septuagenario que sin previo aviso sale del armario para hacer buena la máxima “carpe diem”; y el período inmediatamente posterior al fallecimiento del mismo, en el que Oliver conocerá a Anna y entre ambos surgirá un romance basado en la espontaneidad y la mutua comprensión de sus respectivos dramas personales.


Ocurrente, divertida, humana y sensible (sin caer en la sensiblería), “Beginners” es una de esas películas que no inventa la rueda: ni se lo propone ni lo necesita. Funciona gracias a esos detalles cotidianos que hacen creíbles a sus personajes; pequeños arrebatos de sanísima locura como recibir consuelo sentimental de un Jack Russell, conversar con objetos inanimados poniendo voces para las que no existe referencia conocida o catalogar tus recuerdos personales según el presidente que gobernaba el año en que cada suceso importante de tu vida tuvo lugar. Son anécdotas mínimas que nos acercan a unos personajes que se perciben así veraces, complejos y familiares.


Es a través de esos caracteres bien construidos y magníficamente interpretados que nos interesamos entonces por la evolución de la asimilación social del colectivo homosexual en Norteamérica (con inevitable mención a Harvey Milk); que nos ponemos en el doliente pellejo de un hijo que siente cómo la vida de su padre se apaga cada día un poco más; que nos enamoramos, claro, de la lúcida Anna, capaz de definir el gran conflicto interior de la especie humana en tan sólo una oración.


Después del visionado de “Beginners” uno abandona la sala de proyecciones con ánimo reflexivo, un poco triste pero bastante contento, pensando que por un momento ha tenido ante sus ojos varias de las respuestas a esas preguntas incómodas que nos atosigan en las noches de insomnio y que conspiran contra nosotros para que nos perdamos en los enrevesados espejismos de nuestra historia personal. Sabiendo que los grandes quebraderos de cabeza que acompañan a las relaciones de pareja y de familia son mucho más simples de lo que nos empeñamos en creer: mientras no se demuestre lo contrario sólo tenemos una vida y, acabe siendo ésta mejor o peor, más nos vale tratar de vivirla siendo nosotros mismos y lo más cerca posible de las personas a las que amamos.


“Menuda moraleja”, me diréis; “eso ya lo habíamos oído antes”. Y es verdad: llevamos toda la vida leyéndolo, escuchándolo y viéndolo en cientos de novelas, canciones y películas. Quizás sea precisamente por ello que “Beginners” me ha gustado tanto: porque ha conseguido que me sintiera como si fuese la primera vez que alguien me descubría cuál es el imprescindible primer paso en la búsqueda de la felicidad.

8 comentarios:

vinilosrayados dijo...

Sólo por lo que acaba usted de escribir,ya ha despertado un interés en la peli de mi querido Mcgregor, (aunque claro,conmigo es fácil,teniendo en cuenta que las películas rollo Sundance siempre captan mi atención y más si son de ese estilo tierno/melancólico)

Todo bien?

:)

Jero Piñeiro dijo...

Pues creo que ésta es de esas en las que coincidiremos, porque de ternura y melancolía va bien servida.

Todo bien. ¿Y usted?

:D

entre líneas dijo...

A ver si tengo suerte y la poyectan en este pequiñito lugar del mundo ...donde muchas veces no llegan las películas que quiero ver ;)

Jero Piñeiro dijo...

¡Cuánto tiempo sin leerte por aquí, Tentadora! (ni tampoco en tu blog... cof, cof) :)

Espero que la peli llegue a los cines compostelanos. Estoy casi seguro de que te gustará. Más o menos, pero te gustará.

Guillem Alarcón dijo...

Me deja usted ojiplático...es como si todo lo que hay arriba escrito lo hubiera redactado yo mismo...no tengo palabras, ¡Siento no estar solo en este mundo! ¡Felicidades por tener tan buen gusto! jeje ;)

Queda el blog agregado!

Jero Piñeiro dijo...

Muchas gracias por su comentario, Sr. Alarcón. Estoy convencido de que usted y yo no somos los únicos afiliados a las chicas guapas e inteligentes de las comedias indies norteamericanas. Apuesto, de hecho, a que los seguidores de semejantes "musas pop" somos legión. Pero eso no niega nuestro buen gusto, desde luego, sólo lo comparte.

Bienvenido al Abismo. Espero que disfrute de su estancia :)

Anónimo dijo...

He llegado de casualidad buscando más información de Beginners (ya que acabo de verla sin información ninguna) y lo cierto es que no es la película, son los personajes. Esa forma de madurez que ambos tienen ante errores que han cometido con otras parejas y la serenidad - que a pesar de fastidiarla en ésta relación que están empezando - que trasmiten. En ningún momento hubo enfrentamiento, y no he sentido que haya habido una pausa tampoco.

En cuanto a la película, el como se ha ido uniendo lazos me ha parecido muy buena.

En cuanto a mí, soy una sentimental.


Un saludo.

Jero Piñeiro dijo...

Juliette: bienvenida al Abismo y muchas gracias por comentar. A mí también me gusta esa madurez con la que los personajes afrontan las cosas. Entre ellas, su condición de principiantes: cómo comprenden que la única manera en que su relación puede funcionar es "aprendiéndola" en el camino. O al menos así lo he entendido yo.