sábado, septiembre 27, 2008

Dos años en este abismo...

Se cumplían el miércoles, pero he estado liado.

En breve: nueva cabecera, un par de páginas de comic y mucho cine. Ah, y mucho western. Pero mucho, mucho.

El año tres empieza aquí...

miércoles, septiembre 17, 2008

El hombre delgado que no flaqueará jamás

Enrique Bunbury estrenó el lunes el videoclip (él lo denomina cortometraje, pero no deja de ser un videoclip) del primer tema que ha dado a conocer de su próximo disco “Hellville de Luxe”. La canción se titula “El hombre delgado que no flaqueará jamás” y a la calidad de la misma y su ¿polémico? (yo no diría tanto) videoclip se une el hecho de que acaba de ser acusado de plagio por (supuestamente) apropiarse indebidamente de los versos de un fallecido poeta de escasa fama.

No pienso entrar en valoraciones ético-poéticas (aunque quizás hubiera sido de recibo aclarar la procedencia de dichos versos por una cuestión de simple elegancia), pero a mí la canción me parece cojonuda y el vídeo también, con esa estética salida del cine grindhouse que Tarantino y Rodríguez tan bien han sabido resucitar recientemente
Escuchen y vean (pinchando en el cartel):


(…y yo me froto las patitas cual mosca de la fruta pensando en el concierto del 4 de octubre, jujuju…)

sábado, septiembre 13, 2008

"...how can I blame you...?"

"How could he know
This new dawn's light
Would change his life forever?

Set sail to sea
But pulled off course
By the light of golden treasure

Was he the one causing pain
With his careless dreaming?
Been afraid
Always afraid
Of the things he's feeling

He could just be gone
He would just sail on
He'll just sail on

How can I be lost,
If I've got nowhere to go?
Search for seas of gold
How come it's got so cold?

How can I be lost?
In remembrance I relive
And how can I blame you
When it's me I can't forgive?
(...)"




[Ayer se puso oficialmente a la venta el esperadísimo (por mucha gente, no sólo por mí, según demuestran las espectaculares cifras de ventas) noveno álbum de estudio de Metallica: “Death Magnetic”. Pese a que el primer single, “The day that never comes”, resultó una sorpresa maravillosa, servidor seguía recelando del nuevo trabajo de la banda (la sombra de “St. Anger” es alargada, me temo), pero al escuchar el disco al completo un escalofrío de satisfacción ha recorrido de arriba a abajo mi cuerpo serrano: “Death Magnetic” es el mejor disco de estudio de Metallica desde aquel histórico “Black Album” publicado en 1991. Porque “Death Magnetic” suena a Metallica de cabo a rabo. Han vuelto los solos contundentes de Kirk, la ensordecedora batería (que vuelve a sonar a batería y no a latón, gracias a Cthulhu) de Lars y, por supuesto, la voz de trueno de James (quizás lo único que nunca abandonó a la banda en toda su trayectoria). Trujillo se estrena con nota al bajo, pero se percibe que sus compañeros no quieren verse eclipsados por la nueva y flamante adquisición de la banda (para eso, supongo, está el directo). Pero, como decía el Sr. Lobo (y pido perdón por el lenguaje soez), “no nos comamos las pollas tan pronto”, porque “Death Magnetic” no es un disco redondo: a algunas canciones les sobra un minutito (o incluso dos) de duración y por momentos la producción no termina de convencerme. Esto no empaña, claro, el hecho de que nos encontramos ante un pedazo de disco que quedará para el recuerdo como el regreso triunfal de la banda de metal más grande de todos los tiempos, y uno de mis firmes candidatos (entre lo escuchado hasta ahora, claro) a mejor álbum del 2008.]

[¡Se me olvidaba! Los versos que abren la entrada pertenecen a “The Unforgiven III”. Desde que salió al mercado el álbum “Reload”, entre los fans de Metallica ha existido la discusión de qué canción es mejor: “The Unforgiven” o “The Unforgiven II”. Con esta nueva vuelta de tuerca me han puesto la decisión todavía más complicada, jejeje…]

miércoles, septiembre 10, 2008

Retratos putrefactos

Frederik Peeters todavía no ha hecho nada que no me parezca sobresaliente. Se está ganando a pulso un lugar de honor entre mis dibujantes favoritos. Para saber a cuento de qué viene esta mención no hay más que pinchar en la imagen…

(Visto en La Cárcel de Papel).

No es oro todo lo que reluce

Después de la divertidísima primera parte de “Hellboy” y, sobre todo, tras adquirir Guillermo del Toro el estatus de gran director gracias a la estupenda “El laberinto del fauno”, la segunda parte de las aventuras del diablo de cuernos truncados tenía todas las papeletas para convertirse en una de las películas del año. Los trailers prometían un diseño de producción preciosista plagado de criaturas pensadas para enamorar a todos aquellos que nos desvivimos por los monstruos del celuloide y el buen hacer de del Toro tras la cámara y su sensibilidad como guionista (unida al talento del dibujante Mike Mignola, creador del comic en que se basa el film y estrecho colaborador de del Toro en la película) hacían vaticinar una de esas inusuales ocasiones en que crítica y público tienen la fortuna de coincidir felizmente.


Pero, contra todo pronóstico, “Hellboy 2: el ejército dorado” es una película terriblemente fallida, que desaprovecha su descomunal potencia visual en un argumento típico y tópico y un guión tan predecible como aburrido. Y es que, desgraciadamente, éste es el único defecto de una película que puntúa muy alto en todas sus otras facetas. Pero no hay actores, FX ni escenas de acción que compensen un mal libreto.

Es una pena, porque entre tanto estupor y tanta hostia con puño de piedra relucen pequeños destellos de genialidad, como esa conversación de borrachera entre Abe y Rojo o, sobre todo, esas dos fantásticas criaturas que consiguen despertar al abotargado espectador y hacerle sentir una breve satisfacción pasajera. Me refiero, claro, al elemental vegetal y al ángel de la muerte (con claras reminiscencias al inolvidable Hombre Pálido de “El laberinto del fauno”).



Rematando la faena, en la versión en castellano del film (nunca me cansaré de reivindicar las versiones originales con subtítulos) estamos obligados a sufrir uno de los doblajes más vergonzantes de los últimos años, con Santiago Segura, José Mota y Andreu Buenafuente poniendo la voz a algunos de los personajes más importantes del cotarro (cosa harto curiosa en el caso de los dos últimos, pues sus respectivos personajes habían contado con otros dobladores bastante más capaces en la primera entrega de la franquicia), consiguiendo traernos a la memoria experiencias fílmicas tan lejanas de las intenciones de este “Hellboy 2” como “Kung Fu Hustle” o la trilogía de “Austin Powers”.

Vivir para ver…

"A mí, mis hombres-X"

Han tenido que pasar muchos meses, demasiados, para que los “Marvel zombies” como yo pudiéramos disfrutar al completo de “Astonishing X-Men”, desde ya uno de los capítulos dorados en la larga historia de la franquicia mutante. Su errática publicación y sus numerosos retrasos convirtieron su seguimiento en una tortura para todos aquellos que estábamos pasándonoslo pipa con uno de los mejores tebeos que Marvel ha publicado en la última década. Hoy, al fin, en España puede encontrarse en los quioscos y en las librerías especializadas el último número, que cierra (casi) todos los hilos argumentales de la saga.


“Astonishing X-Men” vino a cubrir el vacío dejado por la marcha del guionista Grant Morrison de la cabecera “New X-Men”, en la que había aportado su particular visión al universo mutante tomando decisiones que iban desde lo glorioso hasta lo rotundamente fallido, pero casi siempre defendibles por su voluntad de renovar un concepto que parecía agotado desde largo tiempo atrás.

Al abandonar Morrison la serie, los jerifaltes de Marvel le ofrecieron el relevo al exitoso guionista televisivo Joss Whedon (personalmente no puedo con su “Buffy cazavampiros”, pero “Firefly” me parece una delicia) y al prestigioso dibujante John Cassaday (“Planetary”, “Capitan America”, “Desperadoes”).

Ambos se las arreglaron para, a lo largo de 24 números y un giant-size final (un capítulo con el doble de páginas, para entendernos), lograr todos los objetivos a los que un equipo creativo debe aspirar al encarar un comic de super-héroes enmarcado en una férrea continuidad. A saber:

1 – Respetar el trabajo de los autores que les precedieron, aprovechando los cabos sueltos y las buenas ideas no desarrolladas por los mismos como base para construir historias que casen con el tono de la serie pero que no sean plagios descarados de anteriores arcos argumentales.

2 – Tratándose de una serie protagonizada por un grupo de héroes, repartir el peso de la narración entre todos ellos, logrando que cada uno tenga su momento de gloria. Es importante, además, que los personajes no se salgan de su personalidad clásica y que sigan siendo perfectamente reconocibles.



3 – Puestos a matar y resucitar personajes, hacerlo con clase y, sobre todo, con un sentido dramático justificado.

4 – Dejar caer unos cuantos guiños al lector de toda la vida pero sin pasarse, no sea que los neófitos se pierdan entre tanta alusión a la vetusta cronología mutante y huyan en estampida.

5 – Divertir, divertir y divertir, ya sea en una escena de acción o en una conversación romántica. Que el lector se ría con los diálogos de sus personajes favoritos, sufra cuando están al borde de la muerte y se regocije viendo cómo los héroes acaban pateándole el culo al villano de turno.

6 – Y, al marcharse, dejarlo todo más o menos recogido, habiendo cambiado un poco las cosas (lo suficiente como para que quien tome el relevo tenga un punto de partida prometedor, con nuevos personajes y nuevas tramas por explorar) pero manteniendo la esencia de lo que la serie y los personajes jamás deben dejar de ser.

Todo esto y bastante más (entre otras cosas, el mejor tratamiento que se le ha dado a Cíclope y Kitty Pride en décadas) puede encontrarse en “Astonishing X-Men”, un comic de super-héroes que, sin llegar a ser una obra maestra del noveno arte, con seguridad recordaré con cariño y releeré con la misma intensidad y sentido de la maravilla dentro de diez, quince o veinte años.



Y es que así da gusto leer tebeos de super-machacas en lycra…