A la espera de que se edite el comic sobre la historia de Galicia en el que he colaborado y pueda enseñar algunas imágenes del mismo, cuelgo hoy las páginas 3 y 4 de mi largamente postergada historia de piratas, en la que he ido trabajando poco a poco cuando mis responsabilidades y compromisos así me lo permitían, y que ya está próxima a su conclusión (o eso espero).
Las páginas
one y
two datan de hace muuuuucho tiempo. Tanto es así que, aunque sigo sin poder conseguir los resultados que tengo en mente antes de ponerme a currar, creo que se percibe una cierta mejoría en el color desde entonces.
Cuelgo también una breve retrospectiva del proceso creativo de la página 3 paso a paso, para ilustrar el camino que recorro desde el folio en blanco hasta lograr el resultado final:
1. El “brikin-dans”: con el guión a mano, hago un boceto rápido para determinar la composición de página y disponer los elementos de forma aproximada. La mayor parte de las veces estos diseños sólo los entiendo yo (y a veces ni eso) porque no son más que rayas gordochas y texto desparramado, pero me resultan muy útiles para visualizar la página en su conjunto y estudiar su legibilidad.
2. El “cruzaíto”: dibujo la línea. No tiene por qué ser muy exacta, sólo es una referencia para luego poner las masas de color. De hecho, es muy probable que durante el proceso acabe cambiando o añadiendo cosas. Luego la escaneo, ya que el resto del proceso es 100% digital. Utilizo siempre el Photoshop. Su sistema de trabajo por capas y sus infinitas posibilidades para el retoque fotográfico lo convierten en una herramienta potentísima que sin embargo, debido a lo laborioso de su utilización, hace de cada página una auténtica maratón de curro. Supongo que tarde o temprano tendré que aventurarme en el mundo del Painter, pero es que sólo con ver su interfaz ya me entran sudores fríos...
3. El “maikel yakson”: los fondos (cielos, suelos y demás) son lo más fácil. A veces llega con un degradado. En otras ocasiones puedo incluso aprovechar fotos o fondos de otros dibujos míos (siempre que los tenga guardados con las distintas capas sin acoplar).
4. El “robocó”: por supuesto, algunos requieren cierto grado de detalle (las olas, la textura de la arena o la sangre precisan un trabajo algo más exhaustivo). El efecto de fuego está extraído de una fotografía, tratada con esos filtros tan chulos que tiene el Photoshop.
5. (Se me acabaron los pasos del “Chiqui-chiqui”, así que se me conforman ustedes con los cardinales de toda la vida, y de paso me perdonan lo ridículo y coyuntural de la gracieta): los seres humanos son lo que más tiempo me lleva. Hay que definir volúmenes precisos y eso sólo se consigue con mucha paciencia y litros de horchata (¡la bebida de los campeones!). Esta parte era terrible cuando usaba sólo el ratón, pero desde que tengo la Wacom voy mucho más ágil. Los barcos no están tan trabajados porque contaba con esconderlos bastante en futuros pasos del proceso de trabajo (punto 7, concretamente).
6. A estas alturas ya están todos los elementos sólidos terminados. El pelo de la chica fue especialmente engorroso debido a todos esos rizos. Por suerte, contaba con dejar una parte en color casi plano para insertar luego el texto. Las velas son todas la misma, clonadas y con el ajuste de color y el brillo cambiados. Es otra de las ventajas del Photoshop, no tienes por qué hacerlo todo cada vez, en ocasiones basta con copiarlo y deformarlo un poco. Por ejemplo, el mar en el que flota el protagonista mientras observa el barco en llamas es el mismo que el de la página 1 (pero con un color más rojizo-amarillento y las dimensiones deformadas) y el reflejo de la cara del pirata en el agua fue un añadido de última hora y fue realizado también de este modo, y luego retocado con los filtros “Licuar” y “Distorsión > Ondas marinas”. Después lo volví traslúcido cambiando la opacidad de la capa y añadí una zona de sangre más densa alrededor de la cara para que quedase mejor integrado.
7. Ésta es una de las partes más aleatorias del proceso y se define por la dinámica de “ensayo y error”. Voy añadiendo masas de humo, niebla, explosiones, y veo cómo va quedando. A veces sale bien a la primera y otras tienes que estar varias horas para conseguir el efecto buscado. La espuma blanca desdibuja los bordes del contorno del mar y lo integra de una forma más natural en el conjunto. Como ya no necesito la línea original para nada, la hago desaparecer.
8. Finalmente ajusto los colores, brillo y contraste para que se vea bien en el ordenador de sobremesa (es lo malo de trabajar en un portátil: el resultado final nunca se corresponde con lo que ves en tu pantalla), inserto los textos, recorto un poco los márgenes... et voilá!