Desde hoy y hasta el
miércoles 29 de octubre se celebra en nuestro país la Fiesta del Cine, que
permite a todos aquellos que hayan solicitado por internet su
acreditación (totalmente gratuita, se puede conseguir AQUÍ) acudir
a un gran número de salas de la geografía nacional pagando
solamente 2,90 € por entrada, lo cual en algunas ciudades supone un
descuento de hasta un 65% respecto al precio habitual. Esto se
traduce en que habrá no pocas personas que aprovecharán estos tres
días para empaparse todo lo posible de ese cine de estreno que tan
caro les resulta disfrutar el resto del año. Me gustaría aprovechar
la coyuntura para recomendar cuatro películas que se proyectan
en la actualidad en nuestro país y que merecen mucho la pena. Cuatro
cintas con las que disfrutar plenamente de esta Fiesta del Cine 2014:
Boyhood:
Momentos de una vida (Boyhood)
País: EE.UU.
Dirección:
Richard Linklater.
Guión: Richard Linklater.
Intérpretes: Ellar
Coltrane, Ethan Hawke, Patricia Arquette, Lorelei Linklater.
Duración: 165 min.
La
sublimación audiovisual del Bildungsroman: el realizador de
la trilogía “Antes del amanecer/atardecer/anochecer” rodó durante 12 años (2002-2013) el paso de la infancia a la madurez de
Mason, encarnado durante todo el proceso por el joven actor Ellar
Coltrane. Escena por escena, “Boyhood” supone un retrato
naturalista de las vivencias cotidianas de un niño/adolescente de lo
más normal. Es en la conjunción de estos momentos, y en el
magnífico reflejo del paso del tiempo (no sólo gracias al empleo de
los mismos actores sino también al inteligente uso de la música,
que contextualiza cada escena en el año concreto en que se publicó
cada canción), donde la película adquiere una mayor trascendencia.
El viaje personal de Mason se adapta al contexto cronológico,
demostrando que el guión del film es algo orgánico, en constante
reinvención (hay una escena en la que el personaje de Hawke hace
campaña por Obama, algo que obviamente el director/guionista no
podía prever cuando el proyecto arrancó en 2002). Pero lo realmente
importante es que, más allá de los recursos de los que Linklater se
vale para articular el film, “Boyhood” supone un intento casi
siempre exitoso de comprimir en una pantalla de cine ese cúmulo de
anhelos, miedos, satisfacciones y desengaños que llamamos vida.
Y eso, desde luego, está al alcance de muy pocos proyectos
cinematográficos.
La
isla mínima
País: España.
Dirección:
Alberto Rodríguez.
Guión: Alberto Rodríguez, Rafael Cobos.
Intérpretes: Raúl Arévalo, Javier Gutiérrez, Nerea Barros,
Antonio de la Torre, Jesús Castro.
Duración: 105
min.
Se
dice de ella que es la película española del año, y a falta de ver
“Magical Girl” de Carlos Vermut (en la medida de lo posible, mi
apuesta cinéfila para esta semana), dudo mucho que las exageradas
recaudaciones de “Torrente 5” y de esa mamarrachada que es “Ocho apellidos vascos”
puedan ensombrecer al espléndido thriller policial de Alberto
Rodríguez. Pasaré de puntillas sobre los parecidos con “True Detective”: los hay y son bastante evidentes, pero a la larga
resultan más circunstanciales (las fechas de producción no mienten)
y puramente estéticos (la atmósfera lóbrega y pantanosa) que
dramáticos.
“La
isla mínima” tiene varias lecturas posibles, y para mí la más
interesante es la que hunde sus raíces en el espejismo de la
transición española, representado por un joven detective de
convicciones democráticas (correcto Raúl Arévalo) y un cínico agente de
la vieja escuela franquista (superlativo Javier Gutiérrez, cuyas dotes
interpretativas ya había podido valorar en su justa medida en la representación teatral y musical de “Ay, Carmela”). La finísima
labor visual de Alberto Rodríguez lo confirma como uno de esos
directores a seguir (“Grupo 7”, su película anterior, ya era
excelente), y lo ubica junto a Enrique Urbizu (“La caja 507”, “No habrá paz para los malvados”) y Daniel Monzón (“Celda 211”,
“El Niño”) en la punta de tridente del actual género negro
patrio.
Perdida
(Gone Girl)
País: EEUU.
Dirección:
David Fincher.
Guión: Gillian Flynn.
Intérpretes: Ben Affleck,
Rosamund Pike, Kim Dickens, Neil Patrick Harris.
Duración: 149 min.
Si
uno se fía del planteamiento incial de “Perdida” corre
el riesgo de confundir el décimo largometraje de David Fincher con
un thriller más o menos convencional de “esposa desaparecida y
marido sospechoso”, bordeando
temerariamente el telefilm de sobremesa. Es necesario confiar en el
preciso libreto escrito por Gillian Flynn (autora de la exitosa
novela en que se basa) para ir descubriendo, a medida que el
metraje avanza, la implacable sátira sobre la vida conyugal, los
medios de (des)información y la imagen pública en la era de las
redes sociales que la película propone.
El
próximo Batman (porque Affleck lo será mucho antes que David Mazouz) se esfuerza lo suficiente para resultar
creíble en su papel de marido (supuestamente) ejemplar, y es
Rosamund Pike quien se lleva de calle el lado interpretativo del
film: nominable y premiable en los próximos Oscar de Hollywood.
Fincher, cada vez más convencido del poder del encuadre y, sobre
todo, de la edición, se olvida de los exhibicionistas movimientos de
cámara de “El club de la lucha” y “La habitación del pánico”
para entregar uno de sus trabajos más sobrios y milimétricamente
montados. No siendo la mejor película del realizador, el resultado
es igualmente hipnótico y apasionante: una mezcla de misterio y
humor negro (muy sutil, no creo que todo el mundo le pille la gracia
al asunto) que supone un nuevo éxito cualitativo en la filmografía
de mi director en activo preferido (junto con Paul Thomas Anderson y
Martin Scorsese).
Relatos
salvajes
País: Argentina.
Dirección:
Damián Szifrón.
Guión: Damián Szifrón.
Intérpretes: Nancy
Dupláa, Zulieta Zylberberg, Rita Cortese, Leonardo Sbaraglia,
Ricardo Darín, Óscar Martínez, Érica Rivas.
Duración: 115 min.
“Relatos
salvajes” es una antología compuesta por seis historias de
inspiración directa (y confesa) en los “Cuentos asombrosos” de
Steven Spielberg... aunque yo les veo mucho más parecido con las
“Historias negras” que Enrique S. Abulí y Jordi Bernet
publicaron en comic durante tres lustros. Venganzas, celos,
corrupción y estallidos (más o menos) irracionales de violencia se
dan la mano en estos relatos que elevan los roces del día a día (un
conductor haciendo una peineta, una multa de tráfico, el reencuentro
con un viejo conocido al que se la tenemos guardada) a la
quintaesencia de la mala baba y el humor negro (más negro que el
sobaco de un grillo, o el culo de una cucaracha, o las Visas de Caja
Madrid... escoja usted el símil que más le guste).
No todas las historias están al mismo nivel, aunque la calidad media
es elevadísima y algunos fragmentos alcanzan inesperadas cotas de
delirio y diversión (sobre todo los protagonizados por Ricardo Darín
y Érica Rivas). En el corazón (podrido) del conjunto laten
realidades tristemente cotidianas como la desigualdad de clases, los
tortuosos caminos de la burocracia y todas esa ridículas
convenciones sociales que nos impiden ver lo que en realidad somos:
animales salvajes disfrazados con traje y corbata. Con razón Argentina ha seleccionado esta producción para competir en la
categoría de mejor película de habla no inglesa en los próximos
Oscar.