Fuimos muchos los que conocimos a Queens of the Stone Age
gracias a la labor radiofónica del disc-jockey Hector Bonifacio Echevarría Cervantes de la Cruz Arroyo Rojas. “Songs
for the deaf”, disco imprescindible de la pasada década, puso en el mapa
musical al grupo fundado por el guitarrista Josh Homme tras su marcha de la
formación Kyuss. Con el tiempo, lo que empezó como un intento de alejarse del stoner
rock acabaría mutando hasta lo
inclasificable (rock alternativo,
lo llaman) en un proyecto tan ecléctico como, pese a todo, reconocible. Una
suerte de cajón de sastre en el que al riff más salvaje podía sucederle un tema descaradamente
pop sin solución de continuidad. A “Songs for the deaf” le habían precedido un
homónimo LP inaugural y el admirable “Rated R”, y le seguirían los más
experimentales “Lullabies to Paralyze” y “Era Vulgaris”. Entre este último y
“…Like Clockwork” han pasado nada menos que seis años, tiempo suficiente para
que la banda se haya convertido en una institución para sus hambrientos fans, y
para que Homme haya tenido tiempo de cocinar diez nuevos temas (el tracklist
más corto en un disco de Queens of the Stone Age hasta la fecha) que despertasen
toda clase de desmedidas expectativas. Expectativas que, hasta cierto punto, parecen haberse
satisfecho.
Al igual que en anteriores trabajos del grupo, la lista de
invitados en “…Like Clockwork” es de las que quitan el hipo: Mark Lanegan
(actualmente puliendo su inminente álbum de versiones, y a estas alturas casi
un miembro de Queens of the Stone Age por derecho propio), Trent Reznor (padre,
hijo y espíritu santo en Nine Inch Nails, también con disco a la vuelta de la esquina), Dave Grohl (baterista de Nirvana, fundador de los incombustibles Foo Fighters y compañero de Homme en el super-grupo Them Crooked Vultures), Alex
Turner (líder de los Arctic Monkeys, otros que también publican nuevo trabajo en unas semanas), Jake Shears (vocalista de las Scissor Sisters) o el mismísimo Sir Elton John (quien declaró que lo único que le faltaba a la banda era una
auténtica reina como él) se pasean por
el sexto LP de los californianos aportando su granito de arena sin ensombrecer
nunca el protagonismo del pelirrojo Homme.
“…Like
Clockwork” es con toda probabilidad el disco más convencional de Queens of the
Stone Age. Pero, precisamente por ello, posiblemente sea también el más
equilibrado y asequible para todo tipo de públicos, sin rechazar las señas de
identidad que han hecho de la banda una referencia dentro del rock
internacional. En los 45 minutos de “…Like Clockwork” no hay espacio para boutades como “Six Shooters” o miniaturas como “Quick and to the pointless”. Han
desaparecido el humor macarra, la lírica petarda y aquella esquizofrenia que
hacía de “Songs for the deaf” un adorable collage de excentricidades, y se han
instalado los medios tiempos, las baladas y las letras con trasfondo existencial. Un disco de madurez, que dirían algunos. Otros, echando de menos
el “sexo, drogas y rock’n’roll”
de tiempos pasados, pensarán que Homme se ha vuelto un blando y un aburrido.
A mí
“…Like Clockwork” me ganó desde la primera escucha hace más de cuatro meses y,
pese a la ausencia de singles más o menos evidentes (con la excepción del melocotonazo “My god is the sun”), desde entonces no ha hecho sino confirmarse como mi álbum preferido de la banda y uno de mis discos favoritos del 2013, en dura pugna por
el oro con el espléndido “The Next Day” de David Bowie.