lunes, marzo 07, 2016

10 comics todavía inéditos en España que estoy leyendo en formato digital - Volumen 3

Hace un tiempo, cuando este blog se actualizaba con cierta regularidad, escribí un par de entradas (ésta y ésta) señalando una veintena de títulos que por aquel entonces aún no habían visto la luz en castellano y que tenían muy buena pinta. Algunos ya han sido o están siendo publicados en España por diferentes editoriales ("Muerdeuñas", "Ciencia Oscura", "Clase Letal", "Lazarus", "Paria", "El Multiverso", "Velvet", "Zero"...), otros siguen esperando su oportunidad (caso de "Southern Bastards", "The Fade Out" o "Sex Criminals", por citar algunos que seguro llegarán a las librerías patrias más tarde o más temprano) y unos pocos parecen condenados a no ver jamás la luz en la lengua de Cervantes ("Bedlam", "Federal Bureau of Physics", "The Royals" o "Manifest Destiny"). Siguiendo la estela de aquellas entradas, me gustaría reseñar brevemente diez series que han arrancado en Estados Unidos en los últimos meses y que probablemente también lo harán en algún momento futuro en España.

Birthright
Guión: Joshua Williamson. Dibujo: Andrei Bressan. Color: Adriano Lucas.
Image Comics. Serie abierta. 14 números publicados.


Un año después de la desaparición del pequeño Mikey, la familia Rhodes está totalmente descompuesta. El padre, acusado por la opinión pública de ser el asesino de su propio hijo, es una sombra del hombre que fue; la madre, separada ahora de su marido, es incapaz de encontrar un nuevo sentido a su vida, y el mayor de sus hijos todavía mantiene la esperanza de encontrar a su hermanito. Las cosas se ponen realmente extrañas cuando un bárbaro hiper-musculado, armado hasta los dientes con espadas llameantas y hachas encantadas, aparece de la nada afirmando ser Mikey y haber pasado los últimos años librando una batalla épica contra el mayor de los males en un mundo de dragones y mazmorras donde el tiempo transcurre a un ritmo diferente.


Joshua Williamson, guionista de "Muerdeuñas" (¡yeah!) y "Fantasmas" (¡buuuh!), combina elementos de sagas fantásticas como "El Señor de los Anillos" y "Las Crónicas de Narnia" con las persecuciones trepidantes de "El Fugitivo". El dibujante Andrei Bressan da el do de pecho en las páginas ambientadas en el mundo mágico. Juntos logran entregar cada mes (más o menos) un tebeo que supera las expectativas generadas por su algo tópica premisa: de hecho, hace falta llegar a la última página del primer número para comprender que éste no va a ser el comic que hasta entonces creías estar leyendo...



Black Magick
Guión: Greg Rucka. Dibujo: Nicola Scott. Color: Nicola Scott y Chiara Arena.
Image Comics. Serie abierta. 5 números publicados.


A todos nos cuesta más o menos conciliar nuestra vida profesional con nuestra vida personal. Para Rowan Black, detective de homicidios en el Departamento de Policía de Portsmouth, las cosas son un pelín más complicadas. Porque Rowan es una bruja, descendiente de un linaje de mujeres practicantes de la magia negra, y su relación con lo oculto está a punto de inmiscuirse en su carrera policial: mientras ella intenta mantener sus prácticas mágicas en secreto para el resto de sus compañeros en el cuerpo, alguien (o algo) muy poderoso ha emprendido una cruzada contra Rowan, pero ella no sabe quién ni por qué.


Greg Rucka, co-creador de otro de los actuales éxitos de Image, “Lazarus”, escribe un híbrido entre la añorada “Gotham Central” (del propio Rucka junto a Ed Brubaker) y la también muy recomendable “Rachel Rising” de Terry Moore, y pone un estupendo guión en manos de la dibujante australiana Nicola Scott para que ésta se luzca de lo lindo: no sólo sus personajes y escenarios son una auténtica delicia para la vista, sino que además el ingenioso uso del color (asistido por Chiara Arena) ofrece un espectacular acabado pictórico mientras cumple una destacada función narrativa. Basándome en el altísimo nivel de estos 5 primeros capítulos, “Black Magick” bien podría ser el mejor tebeo firmado por Rucka hasta la fecha.



Cry Havoc
Guión: Simon Spurrier. Dibujo: Ryan Kelly. Color: Nick Filardi, Lee Loughridge y Matt Wilson.
Image Comics. Serie abierta. 2 números publicados.


"Cry Havoc" es, que yo recuerde, el primer comic escrito por Simon Spurrier que he leído. Según la Wikipedia el guionista inglés tiene una interesante carrera en revistas británicas como la emblemática "2000 AD" y en la franquicia mutante de Marvel Comics, pero si me decidí a darle una oportunidad a su nueva serie regular creada junto al dibujante Ryan Kelly (que me sonaba un poco más por su trabajo en "Local" junto a Brian Wood) fue porque a) la publica Image Comics, b) ha sido elogiada por Alan Moore y c) tiene una premisa bastante molona, resumida tal que así en la camapaña publicitaria previa a su lanzamiento: "it's not about a lesbian werewolf going to war, except of kind it is" ("no trata sobre una mujer-lobo lesbiana que va a la guerra, excepto porque en cierto modo sí trata sobre eso").


Ésa es la descripción que ofrecen sus creadores, pero si me preguntáis a mí os diré que me parece un híbrido entre "Lycanthrope Leo" (un manga poco conocido de Kengo Kaji y Kenji Okamura sobre humanos que se transformaban no sólo en lobos, sino en todo tipo de animales monstruosos) y "Zero Dark Thirty (La Noche Más Oscura)", aunque en los dos números publicados hasta la fecha también encontramos lecciones de sexualidad animal, unas gotas de slice of life londinense y los primeros apuntes de lo que será, intuyo, una profunda exploración del folklore y los mitos relacionados con los procesos de transformación. Y por si todo ello pareciera poco, la trama se desarrolla en tres líneas temporales perfectamente identificadas por las distintas paletas de colores aplicadas por cada uno de sus tres coloristas. ¿Ambicioso? Por supuesto. Y también altamente prometedor.



DK III: The Master Race
Guión: Frank Miller y Brian Azzarello. Dibujo: Andy Kubert y Klaus Janson. Color Brad Anderson: 
DC Comics. Serie limitada de 8 números. 3 números publicados.


DC Comics pasa por horas bajas: a la espera de que el estreno de "Batman v Superman: Dawn of Justice" propicie un empujón a sus ventas, su desastrosa gestión editorial de iconos como Superman, Wonder Woman o Flash (del que se habla más por su serie televisiva que por sus aventuras impresas) la ha llevado de relanzamiento en relanzamiento y de evento en evento sin acercarse a los beneficios de su competidora directa, Marvel Comics. Mientras las cabezas pensantes de DC encuentran una solución a esta deriva, el recurso inevitable es tirar de vacas sagradas y ofrecer a los lectores veteranos un revival de clásicos de los 80 y 90: primero fue "Before Watchmen", después vino "The Sandman: Overture" y ahora llega una nueva secuela de "The Dark Knight Returns" de Frank Miller. ¿Cuánto tardará la editorial en ofrecerle un cheque en blanco a David Lloyd para que les deje publicar "VI for VIctory"?


Por mucho que el nombre de Miller figure el primero en los créditos de "DK III: the Master Race", resulta complicado estimar cuánto ha aportado el creador de "Sin City" al proyecto y cuánto del resultado final es responsabilidad del co-guionista Brian Azzarello y del dibujante Andy Kubert (entintado, para redondear la jugada nostálgica, por el mismo Klaus Janson que finalizaba las páginas de Miller en los 80). Desde luego, quien espere encontrar en "DK III" la visceralidad, mala baba y energía visual de las anteriores entregas ya puede irse haciendo a la idea de que esto es otra cosa muy distinta: un entretenido tebeo de super-héroes que probablemente nadie recuerde con especial reverencia dentro de 20 años. Quedan todavía 5 números para su conclusión y sin embargo Miller ya ha anunciado que está trabajando en solitario (esta vez sí) en un futuro "DK4". ¿Se habrá arrepentido de dejar su creación en manos ajenas?



The Goddamned
Guión: Jason Aaron. Dibujo: R.M. Guéra. Color: Giulia Brusco.
Image Comics. Serie abierta. 3 números publicados.


Desde que fuera anunciada hace meses, “The Goddamned” se convirtió en lectura imperativa para un servidor por una razón bien sencilla: se trata de la nueva serie regular del tándem formado por Jason Aaron y R.M. Guéra, responsables de uno de mis comics favoritos de los últimos años, “Scalped”. Si con eso no estuviese todo dicho, la premisa, en las antípodas de las desventuras de Dash Caballo Terco y Lincoln Cuervo Rojo, proponía una relectura libérrima e hiperviolenta del Antiguo Testamento, lo cual suena a marcianada pero no lo es. En un mundo más próximo a la Era Hiboria de Robert E. Howard que a lo que la monja/beata de turno te contó en Catecismo, el primer asesino de la Historia, maldito por Dios con la carga de la inmortalidad, lleva 1.600 años buscando la muerte sin poder encontrarla. Paralelamente, un señor de la guerra llamado Noah (Noé para los hispanohablantes) siembra el terror en nombre de una cruzada divina que culminará con un diluvio universal que barrerá de la Tierra todo rastro de pecado y perversión... y de la humanidad, ya puestos.


Aaron continúa demostrando que, pese a los resultados mediocres de sus series de encargo para Marvel, sus trabajos de creación propia son apasionantes. De hecho, su otra serie para Image, “Southern Bastards”, es una de las actuales joyas de la editorial. El arte de Guéra, dibujante que conjuga con maestría la estética del western francobelga con el dinamismo del comic-book USA, redondea una serie que no hace más que darme alegrías mes sí y mes también. Si además eres de los que piensan que la Biblia es una de las novelas de fantasía heroica más apasionantes de todos los tiempos, “The Goddamned” es tu nuevo tebeo de cabecera.



I Hate Fairyland
Guión y dibujo: Scottie Young. Color: Jean-Francois Beaulieu.
Image Comics. Serie abierta. 5 números publicados.


Si eres aficionado a los comics de super-héroes probablemente te hayas cruzado en más de una ocasión con alguna de las numerosas portadas protagonizadas por bebés que Scottie Young ha dibujado para Marvel en los últimos años. Son ilustraciones muy cuquis de trazo cartoon con versiones infantiles de tipos como Ojo de Halcón, Iron Man o Thanos, perfectas para alimentar el consumismo de los coleccionistas de cubiertas alternativas. A mí, lo confieso, me dan totalmente igual esas estrategias mercadotécnicas, pero es innegable que el estilo de Young es de los que capturan la mirada desde que ésta se posa sobre el papel o la pantalla. Después de acompañar a Eric Shanower en su adaptación a las viñetas de “El mago de Oz” y de trabajar como guionista y dibujante en los primeros episodios de la última (y coyuntural) cabecera protagonizada por el guardián de la galaxia Mapache Cohete, el ilustrador norteamericano estrena su primer título de creación propia bajo el paraguas de (¿lo habéis adivinado? ¡pues claro!) Image Comics, y el resultado excede todas mis expectativas.


Lo confieso: pensaba que “I Hate Fairyland” sería una estupidez hermosamente dibujada, capricho de un ilustrador respaldado por el fandom. La clase de tebeo que dio mala fama a Image en los 90, cuando tipos como Jim Lee, Todd McFarlane o Marc Silvestri decidieron que además de ser dibujantes también querían ser guionistas. Por suerte “I Hate Fairyland” no es sólo un tebeo bonitísimo (bastante más, de hecho, que cualquier cosa jamás firmada por Lee, McFarlane o Silvestri), también es una lectura endiabladamente divertida, que jamás se toma en serio a sí misma y que ofrece exactamente lo que promete. Las aventuras de Gertrude, una suerte de Alicia que lleva 27 años sin envejecer (al menos físicamente), atrapada en su propio País de las Maravillas hasta que encuentre la llave de regreso a nuestro mundo, contienen el humor cafre y la violencia desenfrenada de las mejores entregas de “Lobo”, combinadas con el espíritu políticamente incorrecto de las dos primeras películas de “Shrek” (antes de que la franquicia animada cayera en picado en los abismos de la mediocridad). “I Hate Fairyland” es un comic ligero, macarra y divertidísimo, perfecto para alternar con otras lecturas mucho más densas... porque no todos los días uno tiene el cuerpo para un “From Hell” o un “Jimmy Corrigan”, ¿no?



Klaus
Guión: Grant Morrison. Dibujo y color: Dan Mora.
Boom! Studios. Serie limitada de 7 números. 3 números publicados.


Hablando de tebeos ligeros: la siguiente parada en mis últimas lecturas en formato digital es "Klaus", una suerte de "Santa Begins" según el Grant Morrison más accesible que se recuerde. El (habitualmente) lisérgico guionista escocés escribe una versión épica, casi super-heroica, de los orígenes de Papá Noel en el medievo escandinavo, y el resultado es un sencillo y agradable comic para todas las edades a caballo entre las aventuras de Robin Hood y los cuentos de hadas tradicionales.


Posiblemente sea el nombre del creador de "Los Invisibles" y "El Multiverso" el que pique la curiosidad de los lectores a la hora de acercarse a este "Klaus", pero la estrella de la función es sin duda el ilustrador costarricense Dan Mora, que con su espectacular trazo influenciado por el manga y el cine de animación y su rica paleta cromática convierte la inesperada ocurrencia de Morrison (en las antípodas de su densidad y ambiciones habituales) en un título atractivo incluso para el público más talludito.



Paper Girls
Guión: Brian K. Vaughan. Dibujo: Cliff Chiang. Color: Matt Wilson.
Image Comics. Serie abierta. 5 números publicados.


El guionista de "Saga" y "The Private Eye" y el dibujante titular del relanzamiento de "Wonder Woman" en el Nuevo Universo DC unen fuerzas para presentar un proyecto difícil de clasificar, mezcla improbable entre "Cuenta conmigo" y un capítulo de "Dr. Who". Una madrugada de Halloween, a mediados de los 80, cuatro adolescentes repartidoras de periódicos se ven envueltas en una tormenta espacio-temporal aderezada con dinosaurios voladores, mutantes desfigurados, futuristas paladines plateados y cápsulas espaciales salidas de una peli de serie B de los años 50.


Cinco episodios después, yo sigo sin tener muy claro de qué va en realidad todo este follón y hacia dónde se dirige la trama, pero me mantengo atento a cada nueva entrega para ver si consigo descubrir las intenciones de Vaughan y porque disfruto como un enano con el grueso y expresivo trazo de Chiang, así que tampoco es cuestión de quejarse. Planeta de Agostini ya ha anunciado la edición en castellano para dentro de un par de meses, así que el público español pronto podrá decidir por sí mismo si "Paper Girls" es culo o codo.



Tokyo Ghost
Guión: Rick Remender. Dibujo: Sean Murphy. Color: Matt Hollingsworth.
Image Comics. Serie abierta. 5 números publicados.


Rick Remender escribe ciencia-ficción. Da igual que los protagonistas sean los mutantes de "Uncanny X-Force", el super-soldado Steve Rogers o las familias desestructuradas de “Black Science” y “Low”; Remender siempre se las arregla para convertir sus guiones en un delirio de tecnología futurista, universos alternativos y criaturas alienígenas. “Tokyo Ghost” es tan sólo el último ejemplo del amor que Remender profesa hacia el género, acompañado esta vez por uno de mis dibujantes favoritos del actual mainstream USAmericano, Sean “Punk Rock Jesus” Murphy. De la confluencia de ambas fuerzas creativas surge esta trágica historia de amor entre dos cazarrecompensas: Debbie creció libre de la sobredosis de entretenimiento basura y consumismo extremo que mantienen zombificada a la inmensa mayoría de la población mundial, pero su novio Teddy lleva años intoxicado por millones de nanobots que no sólo le otorgan fuerza y resistencia sobrehumanas, sino que también lo alienan con docenas de estímulos simultáneos de publicidad, pornografía y reality shows. La única esperanza que Debbie tiene de desintoxicar a su amado reside en la capital de Japón, convertida (irónicamente) en un nuevo Jardín del Edén libre de tecnología donde tal vez su relación pueda tener una segunda oportunidad.


Remender no siempre acierta con mis gustos, pero en el primer arco argumental de “Tokyo Ghost” da de lleno en la diana, e incluso me atrevería a decir que es el mejor arranque que le he leído en una serie: entre guiños a “Akira”, “Ghost in the Shell”, “Juez Dredd”, “Black Mirror” y “El último samurai” sobresalen unos personajes carismáticos con cuyas motivaciones el lector puede empatizar, dibujados por un Sean Murphy más allá de toda duda, tanto en su trazo ágil y dinámico como en su espectacular capacidad para plasmar la acción motorizada y la ultra-violencia con todo lujo de detalles. Tan sólo la serena belleza del frondoso Neo-Tokio poblado por samurais hippies supera al horror vacui de su deprimente distopía cyber-punk.



Wytches
Guión: Scott Snyder. Dibujo: Jock. Color: Matt Hollingsworth.
Image Comics. Serie abierta. 6 números publicados.


Tras lograr el éxito reinterpretando la imagen del nosferatu moderno en "American Vampire", el escritor Scott Snyder retoma otro mito de las leyendas populares de terror y ofrece su particular versión de las brujas en "Wytches". Poco tiene que ver este aquelarre con la imagen clásica de las hechiceras subidas en escobas voladoras: las brujas de Snyder y del dibujante Jock, con quien el guionista coincidió años atrás en "Detective Comics", son criaturas repugnantes, apenas humanoides, que viven en las profundidades de los bosques. Frente a ellas se encuentra la familia Rooks, recién mudada de ciudad, huyendo de sus pecados y desgracias personales. Pero en lugar de empezar una nueva y próspera vida tendrán que enfrentarse a un mal primigenio que los perseguirá, precisamente, a causa del bagaje que traen consigo.


Todavía a la espera de leer esa obra de Snyder que esté a la altura de su fama (me parece un escritor con oficio, mejor en los planteamientos que en las soluciones), encuentro en "Wytches" un relato de terror muy entretenido, que consigue por momentos dar mal rollito y en el que, una vez más, su primer arco argumental ha ido de más a menos (como siempre me pasa con Snyder). El estilo de Jock casa de maravilla con la atmósfera chunga que impregna la historia y sus brujas dan auténtico miedo, pero ciertos excesos en la aplicación del color emborronan ligeramente el aspecto final de las páginas. Espero que no se me malinterprete: "Wytches" es un comic muy recomendable para los aficionados al género de terror, pero por ahora le falta ese algo más que hace a los buenos tebeos grandes. Veremos cómo sigue la cosa...


miércoles, marzo 02, 2016

La generación del desengaño

“El mundo a tus pies”, segunda novela gráfica de Pep Domingo AKA Nadar tras su sorprendente debut en 2013 con “Papel estrujado”, bien podría ser mi tebeo favorito de 2015. No puedo afirmarlo con rotundidad porque aún me quedan cosas muy interesantes por leer de las publicadas en España durante el pasado año, pero es verdad que muy pocos títulos (ahora mismo sólo se me ocurren “El Escultor” de Scott McCloud y “La Casa” de Paco Roca) han conectado emocionalmente conmigo en los últimos meses del modo en que lo ha hecho la obra del joven dibujante y guionista catalán.


Entender esta conexión requiere un poco de background personal, pero prometo no aburriros con mi vida privada más allá de este párrafo: el pasado 6 de enero me subí con mi pareja a un avión rumbo a Londres y desde entonces ambos hemos estado enfrascados en una lucha diaria por encontrar trabajo, piso y una cierta prosperidad que, debido a las circunstancias político-económicas que imperan en España, se nos había estado negando durante demasiado tiempo. Tampoco quiero ponerme trágico: hasta hace poco los dos teníamos trabajo en Madrid y vivíamos relativamente bien. “Relativamente” significa que aunque no teníamos ni coche ni vivienda propios, podíamos pagar el alquiler de un piso en el centro de la capital (con sus correspondientes facturas), ir al cine cada 2 ó 3 semanas, comprar tebeos con regularidad, pedir sushi a domicilio en ocasiones especiales y, después de ahorrar durante un año y medio, permitirnos el lujo de irnos 15 días de vacaciones al extranjero. La nuestra no es la cara más triste de la crisis, desde luego, y hasta que un servidor no se vio en la calle a mediados de septiembre y mi novia tuvo la certeza de que, tras 5 años dedicados a la compañía en la que trabajaba, NUNCA iban a promocionarla u ofrecerle siquiera un contrato indefinido (porque la fórmula del fijo discontinuo es un chollo para los empresarios de la hostelería), no nos planteamos seriamente la posibilidad de buscarnos el garbanzo en pastos más verdes (y lluviosos), mejorar nuestras aptitudes lingüísticas y, con un poco de suerte, llegar un poco más lejos profesionalmente de lo que los miserables estándares laborales españoles permiten actualmente a la gente de nuestra generación.

Precisamente es la gente de nuestra generación (la de mi novia, la mía y la de Nadar, nacidos los tres entre 1983 y 1985) la que protagoniza “El mundo a tus pies”, título que ironiza con la precaria situación profesional y, de rebote, personal de todos aquellos que fuimos educados bajo consignas tan prometedoras como “tienes que sacarte un título universitario para encontrar un buen trabajo”, “si te esfuerzas todo llegará” o, ya en los últimos tiempos, “lo importante es tener un máster”. “El mundo a tus pies” presenta tres historias independientes protagonizadas por Carlos, un ingeniero que trabaja de dependiente en Bershka una tienda de ropa y que debe plantearse el abandonar a su pareja y a su mejor amiga para irse a trabajar de lo suyo a Estonia; David, en el paro y con nulas expectativas laborales a corto o medio plazo, cuidando cada día de su abuelo incapacitado mientras su madre los mantiene a ambos con su sueldo de limpiadora; y Sara, licenciada en Historia que subsiste como teleoperadora, al borde de la depresión, mientras su paciencia se agota progresivamente ante un entorno que la obliga a “sentirse afortunada porque podría estar mucho peor”. Cualquiera de estas historias os sonará, aunque sea con otros nombres, porque seguramente conozcáis a un montón de gente de entre 25 y 35 años con una o dos carreras, algún máster y dominio de al menos un par de idiomas, que están actualmente en el paro, trabajando por una miseria en un puesto para el que están claramente sobrecualificados o, si han tomado la misma decisión que mi pareja y yo, buscando fortuna en el extranjero.


Tal vez nuestra generación no haya vivido guerras mundiales o civiles, bajo el yugo de una dictadura política o durante un proceso de transición hacia la democracia, pero conocemos de primera mano otras formas de precariedad y otros tipos de dictadura, impuestos por generaciones anteriores que nos miran por encima del hombro, ridiculizando nuestra escasa capacidad de sufrimiento y superación personales, como si haber corrido delante de los grises invalidase los argumentos de aquellos que recibieron palos en la Plaza de Colón por manifestarse en las Marchas de la Dignidad. Puede que nuestra generación no tenga a un Carlos Giménez dibujando “Paracuellos” o “Barrio”, pero tiene a Nadar firmando “El mundo a tus pies”, que puesto en su contexto me parece exactamente igual de reivindicativo y relevante.

Por supuesto, esa relevancia que atribuyo al comic no proviene sólo de su temática e intenciones: “El mundo a tus pies” me parece una obra de una madurez artística sorprendente, capaz de describir a todos los niveles a un puñado de personajes entrañables, nada encorsetados o maniqueos (porque tal vez sean víctimas de la crisis, pero también lo son de sus propias decisiones vitales), y de sacar adelante las tres historias sin caer jamás en en el melodrama o el panfleto político. El retrato que Nadar hace de esta juventud española y de la sociedad en la que sobrevive es terriblemente veraz, hasta el punto de que la lectura de “El mundo a tus pies” me ha hecho sentir orgulloso de mi generación por momentos, pero también culpable al reconocerme fugazmente entre algunos de los personajes que han acabado cayéndome menos bien: ese amigo de David, auténtico hijo de papá, que distorsiona frívolamente la ideología del 15-M ante una máscara de “V de Vendetta”; esa pareja aburguesada de amigos de Sara que presume de sus baratísimas vacaciones en Vietnam. Todos son gente muy real; a veces demasiado real como para no sentir un poco de vergüenza en mis propias carnes.


Y luego está la parte formal, brillantísima, donde se evidencia el gran salto cualitativo de Nadar como dibujante y narrador. Y eso que “Papel estrujado” ya era en ese sentido un trabajo mayúsculo. En “El mundo a tus pies” el trazo se limpia y las formas se cierran, ganando el conjunto en expresividad y claridad expositiva. La adición de colores planos, usados con fines narrativos, aporta matices imprevistos en cada una de las historias (me ha gustado especialmente la puesta de sol en la tercera) y la cantidad de recursos visuales que Nadar despliega en estas más de 200 páginas magníficamente editadas por Astiberri lo confirman como uno de los autores españoles más talentosos de su/mi/nuestra generación: ésa que salió a comerse el mundo armada con títulos académicos y con las promesas de seguridad y esperanza con que nos habían regalado los oídos desde críos, sin saber que nuestro futuro llevaba años hipotecado.

Espero que al menos Nadar sí pueda comerse el mundillo del tebeo, porque con obras como “El mundo a tus pies” sin duda lo merece. ¿Premio Nacional de Comic 2016 a la vista?