Como en tantas otras
ocasiones, y muchas más que vendrán, cada vez que paso cerca de una
tienda de comics me veo impelido irremediablemente a entrar y echar
un vistazo. Lo cual es una malísima idea, porque el 90% de las veces
acabo llevándome a casa algún tebeo que en realidad no entraba
dentro de mis gastos planeados para ese mes. Pero así soy yo, un
ociópata irredento y un comprador compulsivo de celulosa
pintarrajeada. Una parte importante del tiempo que paso en el
interior de las tiendas de comics lo dedico a hojear publicaciones
que sé que no me voy a comprar. A veces se trata sólo de comprobar
si Jim Lee sigue dibujando igual de mal, pese a que el fandom
continúe inexplicablemente postrado a sus pies, o si ese manga con
portada genérica de muchacha con ubres generosas es otro ejemplo de
erotismo soft con nulo sentido de la puesta en página. Es un gesto casi mecánico, como el de quien hojea el “Hola” en la
peluquería, por poco que le interese el nuevo romance de la prima
segunda por parte de padre de ese torero tan bien parecido que hace
diez años que no pisa la arena de una plaza. Otras veces, sin
embargo, lo que me interesa es comprobar cómo una editorial ha
vuelto a publicar un material que ya tengo: echarle un ojo a la
enésima edición definitiva de “Dragon Ball”, al color
ultra-saturado de la nueva recopilación de “La Cosa del Pantano”
de Alan Moore o, y aquí es donde quería llegar desde un buen
principio, a la reciente reedición en rústica de “Planetary”
por parte de ECC Ediciones.
Me encanta “Planetary”.
Es
uno de mis tebeos favoritos de la última década. Empecé a
coleccionarlo en la edición mensual en grapa, a la postre
incompleta, que Planeta de Agostini lanzó hace un montón de años.
No fue hasta mucho después que conseguí leerla entera en la edición
en dos tomos de tapa dura publicados por Norma en algún momento entre 2009 y 2010. Poco después la misma editorial sacó un tochal
enorme, tanto por dimensiones como por número de páginas,
recopilando la obra completa de Warren Ellis y John Cassaday. Y ahora
ECC vuelve a ofrecernos las fascinantes aventuras de Elijah Snow,
Jakita Wagner y The Drummer en una edición más económica que
constará, si todo va bien, de 5 tomitos en tapas blandas. Si aún no has
leído este tebeo no sé a qué estás esperando.
Mi interés al hojear en
la tienda esta nueva presentación de “Planetary” en
castellano tenía un objetivo muy concreto: descubrir qué se había
hecho con la última página del tercer episodio de la colección.
Esta página, concretamente (aquí en su versión original en inglés):
¿De dónde proviene mi
fijación con esta plancha en particular?
En la primera edición,
la de Planeta, la traducción de las últimas líneas de diálogo era
algo así como (no tengo los tebeos delante así que cito de
memoria):
Viñeta 3:
Shek Chi-Wai: Vinisteis
buscando un misterio. Pero no lo hay. Sólo nosotros.
Viñeta 5:
The Drummer: ¿Ha
dicho “justicia”?
Elijah Snow: No.
Sólo nosotros.
En
efecto, es una traducción literal del texto en inglés,
indudablemente correcta y que mantiene el sentido dramático del
original. El problema es que el original juega con el parecido
fonético entre las expresiones “justice” y “just
us”, lo cual explica la confusión de The Drummer y el hecho de
que Snow tenga que corregirle. La edición de Planeta se limitaba a
traducir los diálogos al pie de la letra sin explicar este juego de
palabras, con lo cual el lector español se quedaba un
poco extrañado con ese final tan críptico. Yo tardé un tiempo (y numerosas relecturas) en darme
cuenta de por dónde iban los tiros y, cuando por fin me percaté del
juego de palabras propuesto por Ellis, aquella historia de “Planetary” subió un par de escalones en mi ranking de
números favoritos de la colección.
La
edición por parte de Norma era un poco más imaginativa en
cuanto a la traducción del diálogo en cuestión. De nuevo cito de
memoria:
Viñeta 3:
Shek Chi-Wai: Vinisteis
buscando un misterio. Pero no lo hay. Sólo los otros.
Viñeta 5:
The Drummer: ¿Ha
dicho “justicia”?
Elijah Snow: No.
Sólo los otros.
¿“Sólo
los otros”? ¿Y esto qué se supone que significa? ¿Acaso el traductor estaba enganchado a “Lost” por esas fechas y decidió que era una buena ocasión para hacerle un guiño a la serie de J.J Abrams y Damon Lindelof? Una vez más, el final del tebeo no acaba de encajar y el lector español se queda con la
sensación de haberse perdido algo. “¿Qué le pasa a The Drummer”, pensaría más de uno, “está
medio sordo o es que es directamente lelo?”
Finalmente
llegamos a la reciente edición de ECC, la que hojeé esta semana en
la tienda. Y el resultado, me temo, no es mucho mejor:
Viñeta 3:
Shek Chi-Wai: Vinisteis
buscando un misterio. Pero no lo hay. No hay noticia.
Viñeta 5:
The Drummer: ¿Ha
dicho “justicia”?
Elijah Snow: No. No
hay noticia.
Aquí
se prima la importancia del juego de palabras por encima del sentido
original del diálogo, buscando el parecido fonético entre
“justicia” y otra expresión que se le asemeje. La
ganadora ha sido “no hay noticia”, pero podría haber sido
“malicia”, “Doña Letizia”, o, qué sé yo,
“Oscar Dertycia”.
Tres
traducciones distintas y ninguna consigue que el lector español se
entere de que ahí, en efecto, hay un mensaje nihilista envuelto en
un juego de palabras perfectamente comprensible en su idioma
original. Puestos a elegir me quedo con la versión de Planeta,
porque al menos respeta el guión escrito en inglés por Ellis, pero
ninguna me convence, y las dos últimas directamente me horrorizan.
Ante lo cual yo me pregunto: ¿tanto costaba hacer una llamada con un
asterisco y poner una nota a pie de página explicando de dónde
proviene realmente ese diálogo? Es algo que lleva haciéndose desde
hace décadas y, que yo sepa, nunca ha estorbado a la hora de leer un
tebeo. De hecho, se agradece contar con esa clase de información
cuando se lee algo en un idioma que no es el original.
Es una pena que las dos ediciones que poseo de “V de Vendetta” se encuentren en casa de mis padres, en Galicia, a 600 km. de donde vivo ahora, y que no haya podido encontrar en internet ningún escaneo de la versión publicada por Norma Editorial. Recuerdo
que en ella, debajo
de estas viñetas había una nota con el diálogo original de V en
inglés, explicando además que los versos que recita pertenecían a
la canción
“Sympathy for the devil” de los Rolling Stones. Algo
que se pasaba por alto en la edición de Zinco, que además los
traducía como le salía del bálano:
Este desliz, por cierto, sí está solventado en la edición Absolute publicada por Planeta (acabo de hojearla, es la que tiene mi novia en la estantería de casa), obviando la expresión original en inglés pero añadiendo a pie de página, asterisco mediante: “Nota del traductor: V cita los primeros versos de Simpathy for the devil, de los Rolling Stones” (le ha bailado una y en el título de la canción, pero al menos le ha acreditado el texto a sus legítimos autores). Lo que no sé es si la última versión a cargo de ECC, en rústica y a tamaño comic-book, también se hace eco de la autoría de estos satánicos versos. Lo comprobaré la próxima vez que pise una tienda de comics.
Volviendo a la página de marras: la
conclusión evidente es que no habrá de momento edición
canónica de “Planetary” en castellano. Que sí, que es una
menudencia, pero es la clase de menudencia que hace que uno se
pregunte a qué juegan exactamente los traductores y editores de
tebeos de nuestro país, justificando después algunos precios de sus
publicaciones con el argumento de que, entre otras muchas tareas, la
traducción del inglés al castellano tiene un coste que encarece el
producto final. Para traducir las cosas así yo me quedo con las
ediciones USAmericanas; al menos en ellas los personajes respetan el
diálogo que el guionista les ha escrito. Yo al menos tengo la suerte de defenderme más o menos bien en la lengua de Shakespeare; no como para leer a James Joyce, pero sí para enterarme de lo que pasa en la mayoría de comics que se publican mensualmente en Estados Unidos... si exceptuamos a guionistas como Dave Sim o Grant Morrison. El problema realmente gordo lo tienen aquellos lectores españoles a los que les cuesta más el idioma extranjero. Esos, me temo, seguirán sin saber qué decía exactamente el atormentado fantasma del policía hongkonés Shek Chi-Wai en una de las mejores series que el comic de super-héroes ha dado en lo que va de siglo.