No sabéis la manía que
le tengo a Tom Cruise.
No porque sea mal actor,
porque creo que algunos directores (Oliver Stone, Paul Thomas
Anderson, Michael Mann, Ben Stiller...) han sabido sacarle mucho
partido en determinadas películas. Tampoco por su impúdica forma de
airear su vida personal en los medios de comunicación, normalmente
buscando la polémica y cayendo en el ridículo. Ni siquiera por
haberse proclamado mesías de la Iglesia de la Cienciología, una
secta (o religión, o lo que sea) tan ridícula, a priori, como
cualquier otra secta o religión que yo conozca. Lo que realmente me
fastidia de Tom Cruise es que su sola presencia en una película le
resta potencial. Es un caso muy similar al de Will Smith, otra
superestrella a la que le hacen las cintas a medida, cargándose
por el camino la posibilidad de que títulos como “Yo, robot”,
“Soy leyenda” o “Hancock” llevasen hasta sus últimas
consecuencias sus buenas intenciones iniciales. Hay excepciones,
claro, pero si uno repasa la carrera más o menos reciente de Cruise
(desde, pongamos, el año 2000) se encontrará con un puñado de
películas que acabaron siendo menos de lo que podrían haber sido
precisamente por ese elemento autolimitante: el factor Cruise.
Un buen ejemplo de ello
es “Al filo del mañana” (buena traducción, para mi sorpresa, del “Edge of tomorrow” inglés), última cinta protagonizada por el
actor estadounidense y realizada por el irregular Doug Liman, capaz
de dirigir films muy interesantes (“El caso Bourne”) y bodrios de
difícil digestión (“Sr. y Sra. Smith”, “Jumper”). La
película está basada en la novela “All you need is kill” del
escritor japonés Hiroshi Sakurazaka, adaptada también al manga en
colaboración con los ilustradores Ryosuke Takeuchi, Yoshitoshi Abe y
Takeshi Obata (al que muchos asociarán con títulos como “Death
Note” o “Bakuman”), y nos sitúa en un futuro cercano en el que
la humanidad libra una guerra desesperada contra un ejército
alienígena dispuesto, cómo no, a eliminarnos y hacerse con el
control del planeta. En este contexto Cruise encarna al Mayor William
Cage, burócrata del ejército de los Estados Unidos sin experiencia
en combate real y dedicado a labores propagandísticas con el fin de
reclutar soldados para las filas de la resistencia. Por razones que
no quedan del todo claras, este ex-publicista egoísta y cobarde
termina formando parte de la última ofensiva de la alianza
internacional humana contra las fuerzas invasoras: una suerte de
desembarco de Normandía reescrito según los códigos estéticos y
narrativos de videojuegos como “Gears of War” o “Killzone”.
Como era de esperar, el inexperto Mayor Cage muere durante la
batalla, pero sólo para despertar, sorprendentemente, justo durante
la jornada anterior al día D, iniciándose así una dinámica de
muertes y resurrecciones con ecos evidentes de “Atrapado en el
tiempo” de Harold Ramis que obliga al protagonista a revivir las mismas 24 horas en
un bucle aparentemente infinito. La clave para romper este ciclo
recurrente y de paso garantizar la supervivencia de la humanidad
residirá en la aguerrida Sargento Rita Vrataski, interpretada por
una Emily Blunt que parece haberle cogido gusto a la ciencia-ficción
tras las positivas experiencias de “Destino oculto” y “Looper”.
“Al filo del mañana”
es una película de acción y fantasía sumamente entretenida,
dirigida con solvencia por Liman, protagonizada por dos personajes
carismáticos y aderezada con un sanísimo sentido del humor que la
libera de la grandilocuencia y pomposidad de muchas otras propuestas
del ramo que se toman demasiado en serio a sí mismas. Es verdad que
su guión contiene lagunas narrativas y pequeños errores de
coherencia interna (casi tantos como “X-Men: Días del futuro pasado”), pero como revientataquillas primaveral el film cumple sobradamente con las cuotas de
espectacularidad, desenfreno y risas que uno puede exigirle a un
producto de estas características. Yo me lo he pasado muy bien
viéndolo y no he mirado el reloj ni una sola vez durante sus casi
dos horas de metraje.
Pero también es
igualmente cierto que “Al filo del mañana” es una película
protagonizada por Tom Cruise, y que eso la condena a ser, en última
instancia, mucho menos de lo que sin duda podría haber sido. El
error de casting es evidente desde la primera escena del film: por
mucho que el libreto se empeñe en presentarnos a Cage como un
cobarde sin experiencia militar, el rostro de Cruise, al que
irremediablemente asociamos con los Maverick, Ethan Hunt, Claus Von
Stauffenberg y Nathan Algren que el de Syracuse lleva toda la vida
interpretando, nos dice exactamente lo contrario. La presencia de
Cruise en una cinta es en sí misma un spoiler. Más o menos como la
de Sean Bean, aunque por razones bien distintas. La gracia de “Al
filo del mañana” reside en ver cómo Cage pasa “de cero a
héroe”, que dirían las Musas de Disney, y eso sólo tiene
sentido si uno duda de las posibilidades heroicas iniciales del
personaje, como ocurría en la estupenda “Distrito 9” de Neill Blomkamp. Por desgracia, sólo puedo imaginarme cuánto habría
ganado la película si el protagonismo hubiese recaído en un actor
al que pudiera creerme de entrada como carne de cañón. Alguien como
Simon Pegg, Elijah Wood u, ojalá, Joseph Gordon-Levitt. Por
supuesto, sin Cruise en los créditos el presupuesto de producción
se reduciría en un 70%, las previsiones de recaudación caerían en
picado y el estudio posiblemente hubiese preferido gastarse los
millones en estrenar cuatro nuevas comedias de Adam Sandler en lugar
de regalarnos una película de ciencia-ficción con halo de culto.
El otro elemento limitado
por el factor Cruise es el uso de la violencia. Ahí, de
nuevo, “Al filo del mañana” se revela tan conservadora y
políticamente correcta como su casting. En manos de un director con
redaños (Paul Verhoeven hubiera sido mi candidato ideal, pero Edgar
Wright, Joe Cornish, Bong Joon-ho, Drew Goddard o el mentado Blomkamp
también me parecerían grandes opciones) el film hubiera sido un
despiporre gore con calificación R. Es lo que la historia pedía,
desde luego, con un protagonista que muere innumerables veces en una
batalla a caballo entre la Segunda Guerra Mundial y una partida de
“Warhammer 40.000”. Que las muchas muertes de Cruise no salpiquen
ni una mísera gota de sangre a cámara le resta parte del encanto a
su planteamiento, y convierte un proyecto de ci-fi macarra para
mayores de 18 años en un blockbuster funcional para toda la familia.
Lo que nos queda, al
final, es una buena película de acción y FX que renuncia a todo su
potencial para amoldarse al perfil de su celebridad protagonista, a
las ambiciones de sus productores y a la triste lógica mercantil de
la industria cinematográfica. Un “pudo haber sido y no fue”
que no duele tanto como otros, pero que le deja a uno soñando con
una película más valiente y atrevida que podría haber pasado a los
anales de la historia del género.
No sabes qué manía te
tengo, Tom Cruise.
3 comentarios:
Estoy de acuerdo, y el primer párrafo de este post lo suscribo de pe a pá
Ahora por tu culpa me llevaré toda la semana canturreando "de cero a héroe, en un pis pas/ Vuelve locas a las chicaaas, ohuhsíaaaah".
Por lo demás que estoy de bastante a muy de acuerdo. Pero fíjate que Cruise le ha cogido el gusto a la scifi y sus dos últimas pelis me han molado. Esta es mejor que Oblivion, pero la estética neo apple de Oblivion (con su resultona BSO) me cautivó, la verdad.
Lansky: no tengo mucho que añadir a tu comentario, así que, simplemente gracias por escribirlo ;)
David GB: no he visto "Oblivion". En su momento le tenía ganas, pero mi hermano me dijo que era mala a rabiar y se me quitaron. Igual cualquier día que no tenga nada mejor que hacer me la pongo, aunque con la lista interminable de películas que tengo pendientes es posible que ese día tarde en llegar... Me quiere sonar que en la banda sonora participaba M83 pero me da pereza googlearlo XD
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