El
argumento de "La Broma Asesina", un relato de 48 páginas
escrito por Alan Moore y dibujado por Brian Bolland, es engañosamente
sencillo: el Joker se fuga del Asilo Arkham, como tantas otras veces
anteriormente, y pone en marcha un retorcido plan para sumir al
comisario Gordon en la locura. Paralelamente, un flashback nos
desvela cómo una serie de catastróficas desdichas convierten a un
ciudadano anónimo de Gotham, un don nadie que atraviesa la peor
racha de su vida, en el más carismático enemigo del Caballero
Oscuro.
Portada de la edición en inglés para el 20 aniversario de "La Broma Asesina".
En el momento de
publicación de “La Broma Asesina”, a principios del año 1988,
Moore ostentaba un lugar prominente en la industria del comic
norteamericano: no en vano, sus trabajos previos dentro del ámbito
super-heroico (“Watchmen”, “La Cosa del Pantano”,
“Miracleman”) habían redefinido los códigos del género y
establecido nuevos paradigmas de calidad. Entre los dibujantes que
deseaban trabajar con él se encontraba Brian Bolland, conocido
principalmente por sus aportaciones a la revista británica “2000
AD” (sobre todo en la cabecera del “Juez Dedd”) y por la
maxiserie de 12 números para DC Comics “Camelot 3000”, en la que
compartía créditos con el escritor Mike W. Barr.
"Había dos tipos en un manicomio..."
El proyecto de “La
Broma Asesina” nace pues como una petición expresa de Bolland al
editor Dick Giordano: la posibilidad de trabajar con Moore en un
tebeo protagonizado por Batman y el Joker, precisamente los
personajes que al ilustrador inglés más le apetecía abordar. Lo
que para Moore comenzó como un trabajo de encargo y acabó como un favor personal hacia Bolland (pues las relaciones del barbudo guionista con DC Comics atravesaban un momento complicado), terminaría
convirtiéndose a la postre en una de las historias más importantes,
tanto por calidad como por influencia posterior, en la mitología del
Caballero Oscuro. No es difícil encontrar referencias a la versión del Joker propuesta por Moore y Bolland en películas (desde el "Batman" de Burton, admirador confeso de "La Broma Asesina", hasta "El Caballero Oscuro" de Nolan), videojuegos (la saga "Arkham" desarrollada por Rocksteady) y, por supuesto, el propio comic (como recientemente puso de manifiesto la polémica portada de "Batgirl" que DC Comics se vio obligada a retirar por la presión de un grupo de enfurecidos lectores).
El primer editor asignado por Giordano para supervisar el desarrollo de “La Broma Asesina” fue el mítico guionista Len Wein, quien permitió a Moore y Bolland la libertad creativa necesaria no sólo para narrar el origen del Joker, sino también para trastocar profundamente el status quo de uno de los secundarios recurrentes del universo gothamita (Barbara Gordon A.K.A. Batgirl) y asimilar esta nueva situación dentro de la continuidad posterior. Wein abandonó DC durante la gestación de “La Broma Asesina” y fue sustituido por Dennis O'Neill, quien se mantuvo alejado de las decisiones artísticas y permitió a los autores un amplio margen de maniobra, hasta el punto de que Bolland sólo recuerda haber tenido una única conversación con O'Neill acerca del proyecto.
Portada alternativa de "Batgirl" núm. 41, obra de Rafael Albuquerque.
El primer editor asignado por Giordano para supervisar el desarrollo de “La Broma Asesina” fue el mítico guionista Len Wein, quien permitió a Moore y Bolland la libertad creativa necesaria no sólo para narrar el origen del Joker, sino también para trastocar profundamente el status quo de uno de los secundarios recurrentes del universo gothamita (Barbara Gordon A.K.A. Batgirl) y asimilar esta nueva situación dentro de la continuidad posterior. Wein abandonó DC durante la gestación de “La Broma Asesina” y fue sustituido por Dennis O'Neill, quien se mantuvo alejado de las decisiones artísticas y permitió a los autores un amplio margen de maniobra, hasta el punto de que Bolland sólo recuerda haber tenido una única conversación con O'Neill acerca del proyecto.
Barbara Gordon abre la puerta al Joker: una escena que ha marcado a miles de lectores.
Pese a todo,
Bolland no quedó contento con el resultado final del tebeo debido a
las decisiones tomadas por el colorista John Higgins (quien ya había
colaborado con Moore en “Watchmen”), que pasó por alto las
indicaciones del dibujante de (entre otras cosas) mantener los
flashbacks en un blanco y negro inspirado, según Bolland, en la
película de David Lynch “Cabeza borradora”. Dos décadas
después, el artista podría al fin quitarse esta espina recoloreando
el comic desde cero (y de paso redibujando algunas viñetas) para la
edición conmemorativa del vigésimo aniversario de su publicación.1
Página de flashback de "La Broma Asesina" con el nuevo color obra del propio Bolland.
En
el aspecto narrativo, “La Broma Asesina” evidencia la influencia
que la escritura de “Watchmen” tenía por aquel entonces en Alan
Moore. La rejilla de 9 viñetas, tan característica de las planchas
firmadas por Dave Gibbons, comparte aquí espacio con una variante de
6 viñetas, manteniendo casi siempre una disposición de 3 tiras horizontales por
página.
Primera página de "La Broma Asesina".
Son también recurrentes los motivos visuales que aluden al
sentido circular del relato, otro de los pilares narrativos de
“Watchmen”, que aquí queda perfectamente de manifiesto tanto en
la forma que la omnipresente lluvia dibuja en los charcos de Gotham como en la
planificación visual de las páginas primera y última. Otro de los
aspectos que remite claramente a la maxiserie protagonizada por el
Dr. Manhattan y cía. son las transiciones entre el pasado del Joker
(un pasado posible,
pues la memoria del Joker es, como él mismo declara, imprecisa) y el
tiempo presente de la narración, empleando imágenes visualmente
asociadas entre sí, tal y como sucedía con el test de Rorschach que
el psiquiatra proponía a Walter Kovacs en el episodio sexto de
“Watchmen”.
Transición (en las dos primeras viñetas) entre presente y pasado en una página de "Watchmen".
Transición (en las dos últimas viñetas) entre pasado y presente en una página de "La Broma Asesina".
Esta
clase de dedicación a la puesta en página (tanto por parte de Moore
como de su mano ejecutora en “La Broma Asesina”, un Bolland
meticuloso y entregado) confieren al comic una complejidad poco
habitual en el género. El exquisito trazo del dibujante genera una
atmósfera oscura y desquiciada que ilustra a la perfección las
profundidades del alma del auténtico protagonista, un Joker al que
jamás habíamos visto tan salvaje y, sin embargo, profundamente
humano. En las páginas finales de “La Broma Asesina” asistimos a
un momento clave de la larga historia común entre Batman y su
némesis: una especie de comunión desde los opuestos, en la que el
término “antagonista”
adquiere su sentido definitivo. “¿Cómo
pueden odiarse tanto dos personas que no se conocen?”,
le preguntaba Bruce Wayne a Alfred unas páginas antes, en la
seguridad de su batcueva.
Batman dándose de bruces contra un muro: su incapacidad para entender las motivaciones del Joker.
La
respuesta adquiere connotaciones metalingüísticas cuando el lector
se plantea la naturaleza de la relación que une a ambos personajes:
sin ser conscientes de ello, Batman y el Joker, héroe y villano, son
los actores forzosos de un arquetípico relato super-heroico2. Son,
como el propio Joker advierte al final de “La Broma Asesina”, los
protagonistas de un chiste que editores, guionistas y dibujantes llevan
contándonos desde abril de 1940, cuando el Príncipe Payaso del
Crimen fue introducido por primera vez por Bob Kane, Jerry Robinson y
Bill Finger. Un chiste infinito; un bucle de odio irracional en el
que se encuentran enzarzados desde hace 75 años dos tipos que, una vez, tuvieron
un mal día.
"Estás haciendo lo que cualquier hombre cuerdo haría en tus terribles circunstancias. Volverte loco".
1: Al respecto del nuevo color de "La Broma Asesina" recomiendo leer esta entrada del blog "El Daily que Daily".
2: Esta visión metalingüística de "La Broma Asesina" está perfectamente argumentada en esta reseña de Tebeosfera y en esta otra de ZonaNegativa, en la que además se profundiza (en los comentarios) en otra polémica que para mí no es tal: su final ¿abierto?