En el ámbito de las
cadenas estadounidenses de televisión por cable que ofrecen series
de televisión para un público adulto, podríamos considerar a
Showtime como la tercera en discordia por detrás de HBO (que actualmente emite
títulos como “Juego de Tronos”, “Boardwalk Empire” y “True Detective”) y AMC (responsable de “Mad Men”, “The Walking Dead” y la recientemente finalizada “Breaking Bad”). En un
momento dado, justo antes del gran despegue de AMC, parecía que
Showtime podía convertirse en el gran relevo tras tantos años de
hegemonía por parte de HBO: las primeras temporadas de “Weeds”,
“Dexter” y “Californication” entraron con fuerza en las
parrillas televisivas norteamericanas y en los hogares de un montón
de teleadictos por descarga
de todo el mundo, pero ninguna de estas series consiguió a la postre
mantener el nivel prometido por sus primeras entregas. Tampoco la
sobrevalorada “Homeland”, elevada a los altares catódicos en los
Premios Emmy de 2012, logró cumplir con las expectativas generadas
por una primera temporada repleta de agujeros de guión y caprichosos
giros argumentales. Más allá de las desventuras conspiranoides de
la agente de la CIA Carrie Mathison, el futuro de Showtime parece
ahora marcado por dos producciones de nuevo cuño con perfiles bien
distintos. La primera es “Ray Donovan”, una narración de género
negro protagonizada por Liev Schreiber y Jon Voight que la semana pasada estrenó su segunda temporada. La otra es una de las
grandes candidatas al podio del género de terror para este 2014, en
pugna, presumiblemente, con “The Strain” y “American Horror Story: Freak Show”.
Se
trata de “Penny Dreadful”, un pastiche de horror victoriano
creado y escrito por John Logan, autor de los libretos de
“Gladiator”, “El último samurai”, “El aviador” y
“Skyfall”, en el que los iconos imaginados hace más de un siglo
por Bram Stoker, Mary Shelley u Oscar Wilde son reinventados y
situados en un universo compartido que remite inevitablemente al
comic “The League of Extraordinary Gentlemen” de Alan Moore y Kevin O'Neill y, en menor medida, al “Van Helsing” dirigido por Stephen Sommers. Sin embargo, lo que en las
viñetas de Moore y O'Neill es puro malabarismo enciclopédico, en
“Penny Dreadful” sirve simplemente como base para un relato
genérico sin grandes complicaciones metaficcionales: una historia de
aventuras, acción y terror salpicada con referencias bastante
asequibles para cualquier espectador que no haya estado en coma
durante los últimos 50 años.
En
el epicentro del relato, rodeado por los mismos monstruos que en su
día la Hammer convirtió en franquicias fílmicas en blanco y negro,
se encuentra el personaje de Vanessa Ives, una misteriosa médium
encarnada por la hipnótica actriz Eva Green. La intérprete
francesa, a quien pronto veremos en cines en la secuela (con polémica pezonil) del “Sin City” de Frank Miller y Robert Rodríguez y acompañando a Mads
“Hannibal” Mikkelsen en el western danés “The Salvation”, ofrece en “Penny Dreadful” un auténtico recital dramático a
través de un personaje complejo, cargado de matices y registros
diferentes, logrando que la serie alcance sus picos de máximo
interés cada vez que sus ojos azules asoman por la pantalla. Cuando
su descubridor para el cine, el sátiro Bernardo Bertolucci,
la describió como “tan bella que es indecente”
se olvidó de aclarar que mi chica Bond
favorita (en “Casino Royale”) es además una actriz espléndida.
Le
acompaña, casualmente, el peor agente 007 que se recuerde (porque
nadie recuerda a George Lazenby): Timothy Dalton, cuyo trabajo más
memorable en los últimos 25 años ha sido prestar su voz al erizo Mr. Pricklepants en “Toy Story 3”. Josh Hartnett (actor discreto por
quien siento simpatías a raíz de “El caso Slevin”), Harry
Treadaway y el gran Rory Kinnear (en un rol muy alejado de aquel
Primer Ministro británico al que daba vida en el
primer episodio de “Black Mirror”) completan el reparto
principal: un improvisado equipo de investigadores de lo paranormal
reclutado para encontrar a una joven desaparecida que responde al
nombre de Wilhelmina Murray. Resulta llamativo que sean
precisamente los episodios más orientados hacia la búsqueda de la
Srta. Murray, el primero y el último, los que rebajen mi entusiasmo
hacia “Penny Dreadful”. Los seis capítulos que discurren entre
uno y otro son tan entretenidos y disfrutan de un desarrollo de
personajes tan interesante que uno lamenta que la trama
(teóricamente) principal sea poco más que un enorme mcguffin
para reunir a los extraordinarios caballeros
de John Logan y dejar que sea la dinámica entre sus protagonistas la
que realmente lleve la serie por otros derroteros.
No
obstante, hay mucho más en “Penny Dreadful” para la alabanza que
para el lamento: desde la exquisita puesta en escena, con Juan
Antonio Bayona (“El orfanato”, “Lo imposible”) ejerciendo de
maestro de ceremonias, hasta el elegante diseño de producción y los
muy convincentes efectos especiales y de maquillaje, pasando por una
banda sonora memorable a cargo de Abel Korzeniowski (con especial
hincapié en el tema que acompaña a los créditos iniciales). En
términos de producción, la serie de terror de Showtime juega en las
ligas mayores, y cada centavo (o penique) invertido en su presupuesto
luce magníficamente en pantalla. Habrá que ver si las buenas
vibraciones transmitidas por esta primera temporada se corresponden el
próximo año con una segunda entrega a la altura de las
circunstancias. Yo, aunque sólo sea por ver de nuevo a Eva Green en
uno de los mejores papeles de su carrera, la estaré esperando con
ganas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario