miércoles, junio 17, 2015

El hombre que ríe

El argumento de "La Broma Asesina", un relato de 48 páginas escrito por Alan Moore y dibujado por Brian Bolland, es engañosamente sencillo: el Joker se fuga del Asilo Arkham, como tantas otras veces anteriormente, y pone en marcha un retorcido plan para sumir al comisario Gordon en la locura. Paralelamente, un flashback nos desvela cómo una serie de catastróficas desdichas convierten a un ciudadano anónimo de Gotham, un don nadie que atraviesa la peor racha de su vida, en el más carismático enemigo del Caballero Oscuro.

Portada de la edición en inglés para el 20 aniversario de "La Broma Asesina".

En el momento de publicación de “La Broma Asesina”, a principios del año 1988, Moore ostentaba un lugar prominente en la industria del comic norteamericano: no en vano, sus trabajos previos dentro del ámbito super-heroico (“Watchmen”, “La Cosa del Pantano”, “Miracleman”) habían redefinido los códigos del género y establecido nuevos paradigmas de calidad. Entre los dibujantes que deseaban trabajar con él se encontraba Brian Bolland, conocido principalmente por sus aportaciones a la revista británica “2000 AD” (sobre todo en la cabecera del “Juez Dedd”) y por la maxiserie de 12 números para DC Comics “Camelot 3000”, en la que compartía créditos con el escritor Mike W. Barr.

"Había dos tipos en un manicomio..."

El proyecto de “La Broma Asesina” nace pues como una petición expresa de Bolland al editor Dick Giordano: la posibilidad de trabajar con Moore en un tebeo protagonizado por Batman y el Joker, precisamente los personajes que al ilustrador inglés más le apetecía abordar. Lo que para Moore comenzó como un trabajo de encargo y acabó como un favor personal hacia Bolland (pues las relaciones del barbudo guionista con DC Comics atravesaban un momento complicado), terminaría convirtiéndose a la postre en una de las historias más importantes, tanto por calidad como por influencia posterior, en la mitología del Caballero Oscuro. No es difícil encontrar referencias a la versión del Joker propuesta por Moore y Bolland en películas (desde el "Batman" de Burton, admirador confeso de "La Broma Asesina", hasta "El Caballero Oscuro" de Nolan), videojuegos (la saga "Arkham" desarrollada por Rocksteady) y, por supuesto, el propio comic (como recientemente puso de manifiesto la polémica portada de "Batgirl" que DC Comics se vio obligada a retirar por la presión de un grupo de enfurecidos lectores).

Portada alternativa de "Batgirl" núm. 41, obra de Rafael Albuquerque.

El primer editor asignado por Giordano para supervisar el desarrollo de “La Broma Asesina” fue el mítico guionista Len Wein, quien permitió a Moore y Bolland la libertad creativa necesaria no sólo para narrar el origen del Joker, sino también para trastocar profundamente el status quo de uno de los secundarios recurrentes del universo gothamita (Barbara Gordon A.K.A. Batgirl) y asimilar esta nueva situación dentro de la continuidad posterior. Wein abandonó DC durante la gestación de “La Broma Asesina” y fue sustituido por Dennis O'Neill, quien se mantuvo alejado de las decisiones artísticas y permitió a los autores un amplio margen de maniobra, hasta el punto de que Bolland sólo recuerda haber tenido una única conversación con O'Neill acerca del proyecto.

Barbara Gordon abre la puerta al Joker: una escena que ha marcado a miles de lectores.

Pese a todo, Bolland no quedó contento con el resultado final del tebeo debido a las decisiones tomadas por el colorista John Higgins (quien ya había colaborado con Moore en “Watchmen”), que pasó por alto las indicaciones del dibujante de (entre otras cosas) mantener los flashbacks en un blanco y negro inspirado, según Bolland, en la película de David Lynch “Cabeza borradora”. Dos décadas después, el artista podría al fin quitarse esta espina recoloreando el comic desde cero (y de paso redibujando algunas viñetas) para la edición conmemorativa del vigésimo aniversario de su publicación.1

Página de flashback de "La Broma Asesina" con el nuevo color obra del propio Bolland.

En el aspecto narrativo, “La Broma Asesina” evidencia la influencia que la escritura de “Watchmen” tenía por aquel entonces en Alan Moore. La rejilla de 9 viñetas, tan característica de las planchas firmadas por Dave Gibbons, comparte aquí espacio con una variante de 6 viñetas, manteniendo casi siempre una disposición de 3 tiras horizontales por página.

Primera página de "La Broma Asesina".

Son también recurrentes los motivos visuales que aluden al sentido circular del relato, otro de los pilares narrativos de “Watchmen”, que aquí queda perfectamente de manifiesto tanto en la forma que la omnipresente lluvia dibuja en los charcos de Gotham como en la planificación visual de las páginas primera y última. Otro de los aspectos que remite claramente a la maxiserie protagonizada por el Dr. Manhattan y cía. son las transiciones entre el pasado del Joker (un pasado posible, pues la memoria del Joker es, como él mismo declara, imprecisa) y el tiempo presente de la narración, empleando imágenes visualmente asociadas entre sí, tal y como sucedía con el test de Rorschach que el psiquiatra proponía a Walter Kovacs en el episodio sexto de “Watchmen”.

Transición (en las dos primeras viñetas) entre presente y pasado en una página de "Watchmen".

Transición (en las dos últimas viñetas) entre pasado y presente en una página de "La Broma Asesina".

Esta clase de dedicación a la puesta en página (tanto por parte de Moore como de su mano ejecutora en “La Broma Asesina”, un Bolland meticuloso y entregado) confieren al comic una complejidad poco habitual en el género. El exquisito trazo del dibujante genera una atmósfera oscura y desquiciada que ilustra a la perfección las profundidades del alma del auténtico protagonista, un Joker al que jamás habíamos visto tan salvaje y, sin embargo, profundamente humano. En las páginas finales de “La Broma Asesina” asistimos a un momento clave de la larga historia común entre Batman y su némesis: una especie de comunión desde los opuestos, en la que el término “antagonista” adquiere su sentido definitivo. “¿Cómo pueden odiarse tanto dos personas que no se conocen?”, le preguntaba Bruce Wayne a Alfred unas páginas antes, en la seguridad de su batcueva.

Batman dándose de bruces contra un muro: su incapacidad para entender las motivaciones del Joker.

La respuesta adquiere connotaciones metalingüísticas cuando el lector se plantea la naturaleza de la relación que une a ambos personajes: sin ser conscientes de ello, Batman y el Joker, héroe y villano, son los actores forzosos de un arquetípico relato super-heroico2. Son, como el propio Joker advierte al final de “La Broma Asesina”, los protagonistas de un chiste que editores, guionistas y dibujantes llevan contándonos desde abril de 1940, cuando el Príncipe Payaso del Crimen fue introducido por primera vez por Bob Kane, Jerry Robinson y Bill Finger. Un chiste infinito; un bucle de odio irracional en el que se encuentran enzarzados desde hace 75 años dos tipos que, una vez, tuvieron un mal día.

"Estás haciendo lo que cualquier hombre cuerdo haría en tus terribles circunstancias. Volverte loco".


1: Al respecto del nuevo color de "La Broma Asesina" recomiendo leer esta entrada del blog "El Daily que Daily".

2: Esta visión metalingüística de "La Broma Asesina" está perfectamente argumentada en esta reseña de Tebeosfera y en esta otra de ZonaNegativa, en la que además se profundiza (en los comentarios) en otra polémica que para mí no es tal: su final ¿abierto?

3 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Hay lectores de DC que están muy lejos de entender lo que leen. De lo contrario, no se habrían quejado por la tapa de Batgirl, teniendo en cuenta lo que pasa con Barbara Gordon en La broma asesina, una obra maestra del comic.
Y lo es, tanto en el guión, uno de los más minuciosos, los flashback están en el momento más adecuado, la presentación del Joker: He aquí al hombre común.
Como en el dibujo, como los sombreados, con el contar con la iluminación.
Un ejemplo es es el paso de iluminación natural, cuando Barbara habla con su padre, el comisionado Gordon, a la iluminación de clima violento, cuando irrumpe el Joker (¿Por que Barbara abre la puerta sin mirar?)
Otro ejemplo es la lucha de Batman y Joker, en que la iluminación, el sombreado les da colores similares.

En resumen, una obra maestra.
Interesante entrada.

JLO dijo...

que buen comic... y e l final es interesante porque te deja pensando un rato...

esos de los colores es fascinante ademas, no se con cual de las versiones quedarme....

Nonchalant Debonair dijo...

Brubaker tiene otro Joker con ese nombre, El Hombre que Ríe.