A toro pasado y con las
cifras de recaudación delante es muy fácil sacar conclusiones sobre
el éxito de “Guardianes de la Galaxia”, pero lo cierto es que el riesgo en la
apuesta de Marvel Studios con esta película sólo tenía un precedente: la primera cinta de “Iron Man” dirigida en
2008 por Jon Favreau, y que dio origen al fenómeno cinematográfico marvelita. Y tal vez ni eso, porque no es lo mismo tener a
Robert Downey Jr. (que por aquel entonces no era la super-estrella
que es hoy, pero sí un actor de cierto prestigio) interpretando a
Tony Stark (personaje poco conocido por el gran público, pero muy
querido por una base de fieles lectores de tebeos), que a Chris
Pratt, Zoe Saldana y Dave Bautista (Vin Diesel y Bradley Cooper sólo
prestan su voz) dando vida a un grupo de héroes absolutamente
secundarios dentro de la mitología de la editorial, apenas conocidos
incluso por lectores con miles de viñetas a sus espaldas (como es mi
caso).
Para más inri, estos Guardianes ni siquiera son los
originales, creados por Arnold Drake y Gene Colan en 1969, sino la
encarnación más reciente del equipo, reunida por Dan Abnett y Andy
Lanning en 2008, y que actualmente goza de una coyuntural colección regular, mejor dibujada (por Sarah Picchelli y Nick Bradshaw) que
escrita (por Brian Michael Bendis). Pero, pese a un reparto (a
priori) discreto, a un director sin un gran éxito precedente (su
anterior film, “Super”, ni siquiera se estrenó en los cines
españoles) y a estar protagonizada por unos personajes que casi
nadie conoce, “Guardianes de la Galaxia” ya es la película más
taquillera del 2014 en EE.UU., y lleva más de 500 millones de
dólares recaudados a nivel mundial.
Las razones de este
triunfo comercial pasan, tal y como apunta Octavio Beares en su acertada reflexión, por la imagen de marca: el logo de Marvel, la
sola mención del nombre de la compañía, vende. Hasta el punto en que, pasado el esperadísimo estreno en 2015 de “Los Vengadores: la
Era de Ultrón” (que lo va a petar, no hace falta ser adivino para
saber eso), estoy convencido de que tanto “El Hombre Hormiga”
como “Doctor Extraño” serán sendos taquillazos por la misma
razón; porque formarán parte de la filmografía de Marvel
Studios (irregular, cierto, pero con unas coordenadas artísticas y
comerciales muy claras) y el público, tanto el lector de comics de
toda la vida como el que nunca ha hojeado un tebeo de Thor o del
Capitán América, está encantado con este universo cinematográfico
y con sus múltiples ramificaciones y secuelas. De hecho, a estas
alturas a Marvel lo de publicar comics se la debe traer bastante
floja, vistas las cifras de ventas de sus cabeceras y el número de
espectadores que pasan por caja en el estreno de sus películas.
Como cinéfilo, sin
embargo, el éxito o el fracaso comercial de “Guardianes de la
Galaxia” es algo que no me quita el sueño. Lo que me concierne en
última instancia es que la película me dé lo que le pido a esta
clase de producto: mucha acción, muchas risas, buenos efectos
especiales, unas gotas de épica y un poco de ternura. Y ahí, “Guardianes
de la Galaxia” cumple.
La película narra la
primera aventura conjunta de unos forajidos estelares de medio pelo,
a caballo entre la tripulación de la Serenity (no es casual que Joss
Whedon sea el gran hombre de Marvel Studios a nivel creativo) y los
contrabandistas galácticos de George Lucas (la relación
Rocket/Groot bebe directamente del modelo Han Solo/Chewbacca),
reunidos por una carambola del destino en torno a un artefacto de
poder inimaginable (Arca de la Alianza style) que diferentes
facciones están buscando por todo el Universo. El diseño de
producción remite por momentos al “Star Trek” de J.J. Abrams
(sobre todo en la parte que transcurre en el planeta Xandar), y el
héroe principal de la función, Peter Quill, es un aspirante a
Indiana Jones (con mucho del Philip J. Fry de “Futurama”) que
vive inmerso en la nostalgia por los años 80 de su infancia robada.
Lo cual justifica, por cierto, una de las selecciones musicales más
bizarras y divertidas que se recuerden en una película de
ciencia-ficción, alcanzando niveles tarantinianos de delirio
pop.
Awesome Mix:
ensalada de referencias, ninguna especialmente original, que
cristalizan en un guión que se toma muy poquito en serio a sí mismo
(difícil que fuese de otra manera, cuando uno de los personajes más
carismáticos del film es un mapache parlanchín), y que podría
haberse precipitado directamente al abismo del ridículo si no fuese
porque James Gunn afronta la escritura del libreto y la dirección el
film como un trabajo autoral, unificando elementos bajo un sello
personal (o todo lo personal que puede ser un proyecto gestado bajo
las directrices de Marvel Studios) y haciendo que el conjunto
funcione como un reloj suizo. O casi: porque, pese al entusiasmo, hay
un par de aspectos de “Guardianes de la Galaxia” que no me
terminan de convencer.
En su intento de encajar
la cinta en la cronología global del universo cinematográfico
marvelita, Gunn presenta a un villano unidimensional (Ronan el
Acusador) siempre a la sombra de la gran amenaza encarnada por Thanos
(que asume aquí el rol pasivo del Emperador Palpatine en “El
imperio contraataca”), y se queda corto a la hora de contarnos
quiénes son estos malosos tan temibles y por qué actúan como
actúan. Yo, como lector de tebeos, conozco a Thanos, Ronan y (en
menor medida) a Nébula, pero al espectador que no ha tenido contacto
previo con la rama galáctica de los comics Marvel la información
ofrecida (los Kree, los Nova Corps, los Celestiales, las Gemas del
Infinito...) podría parecerle confusa. Y no debería ser así, en la
medida en que “Guardianes de la Galaxia” se postula como la más
autocontenida de las cintas de Marvel Studios desde la mentada “Iron
Man” de 2008.
Tampoco tengo claro que cualquier espectador ajeno a
la mitología marvelita vaya a entender los motivos de la abducción
de Peter Quill por parte de Yondu y su tropa de saqueadores: es algo
que se merecía un mínimo flashback explicativo (otro más,
quiero decir), al igual que la infancia de Gamora, pero cuyos motivos
apenas se dejan entrever en un par de diálogos. Para eso están las
secuelas, dirá alguno, pero yo no me quejo tanto de que la
información sea insuficiente (lo es en la medida en que está
dosificada intencionadamente) como de que los datos que sí están
ahí no están todo lo bien presentados que deberían.
Son fallos menores, y
perfectamente olvidables cuando la peli se mete en harina (los
chistes, las explosiones, los hits musicales de los 70 y 80), en un
conjunto tremendamente ágil: dos horas de metraje totalmente magras,
repletas de frases divertidas, escenas de acción bien rodadas
(algunas mejor que otras, es cierto) y personajes carismáticos
(difícil elegir un favorito entre los cinco tripulantes de la
Milano... bueno, vale, Groot). Y en medio de todo ello, dos momentos
dramáticos muy potentes que elevan al film desde su autoconsciente
condición de parida galáctica de gran presupuesto
hasta inesperados niveles de emoción y lirismo.
Al igual que
“Capitán América: el Soldado de Invierno” hace unos meses,
“Guardianes de la Galaxia” no es la mejor película de Marvel
Studios hasta la fecha porque antes existió “Los Vengadores”,
clímax indiscutible (por ahora) del fresco super-heroico de la compañía.
Tampoco logrará hacerse con el título de blockbuster del verano, ya
que compite con un film de ciencia-ficción (de intenciones muy
distintas) que se me antoja superior: “El Amanecer del Planeta de los Simios”. Pero eso no significa que la película de James Gunn
no haya cumplido con las toneladas de hype
que su abrumadora campaña de marketing había logrado despertar. O
que, no siendo la película perfecta, sí sea la que yo quería ver
cuando pagué la entrada del cine.
2 comentarios:
Pues yo lo expondré de un modo muy claro: hacía MESES que no salía del cine con la sensación de que ha valido la pena pagar el atraco al entrar.
Mi amigo "Starky" es un íntimo, pero Groot acaba de echar raices en el Top Tree (¡¡¿¿lo pillais??!!) de los mejores Marvelitas.
Anónimo/a: tal y como está el precio del cine, me alegro de que "Guardianes de la Galaxia" te haya devuelto la satisfacción de ver una película en pantalla grande. A mí no es, desde luego, la única cinta que me ha llenado lo suficiente como para no arrepentirme de haber pasado por taquilla (tal y como digo en la entrada, "El Amanecer del Planeta de los Simios" me gustó un poco más, pero sí reconozco que no es habitual que el cine reciente de fantasía y acción consiga divertirme del modo en que lo hacen estos "Guardianes". Me gusta el juego de palabras ;) Un saludo.
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