“¿Sabes?
Nunca pensé que estaría en un cementerio con un albornoz de spa
hablando con un hermoso travesti a la luz de la luna.”
Ray
Hueston (Zack Galifianakis)
El
humor, al igual que el voto electoral, es algo personal e
intransferible. Yo reconozco que mi sentido del ídem es más bien
particular, y que lo que a algunos les hace reír a carcajadas a mí
me parece una estupidez. Una estupidez de las que no me hacen gracia,
se entiende. No soy de los que se ríen con cualquier cosa, y tengo
por válida aquella máxima de Erasmo de Rotterdam que dice que
“reírse de todo es propio de tontos, pero no reírse de nada lo es
de estúpidos”. El 75% (cifra improvisada y seguramente
hiperbólica) de las comedias que veo me parecen un rollo patatero.
También es cierto que veo pocas porque, precisamente, la mayoría me
aburren soberanamente. Me río mucho con los Monty Python, con los
hermanos Marx, con “Los Simpson”... pero más bien poco (o nada)
con “Cómo conocí a vuestra madre”, “Modern family” y “Me
llamo Earl”. Por eso me parece tan complicado recomendar una
comedia: conozco gente aparentemente sana a la que “La vida de
Brian” no les hizo esbozar siquiera una sonrisa y que sin embargo
se lo pasan pipa con la saga “Torrente”. “Chacun son cinéma”,
non?
Todo
esto, por cierto, viene a cuento de que hoy no voy a recomendar a
nadie el visionado de “Bored to Death”, una teleserie que la
cadena HBO comenzó a emitir en 2009 para cancelarla finalmente en
2011 tras tres temporadas de ocho capítulos. Lo que voy a hacer es
dejar caer (como quien no quiere la cosa) por qué a mí en
particular me gusta este programa. Y luego que cada uno obre a su
antojo: si lo que leáis en esta entrada os seduce, tal vez queráis darle una
oportunidad a la serie; si no, pues a seguir con “The Big Bang Theory”,
que tampoco está tan mal.
El
protagonista de “Bored to Death” es Jonathan Ames, un joven
escritor que, tras una ruptura sentimental y en pleno bloqueo
creativo, decide poner un anuncio en internet ofreciendo sus
servicios como detective privado. Sin licencia y con la única
experiencia profesional que puedan haberle aportado las novelas de
Raymond Chandler y Dashiel Hammett, Jonathan comenzará a investigar
los casos más surrealistas que un paródico anti-héroe noir pueda
aceptar en Nueva York. Lo hará ayudado por sus dos mejores amigos:
George Christopher, mujeriego editor de una revista cultural, y Ray
Hueston, autor de un comic protagonizado por una versión
super-heroica de sí mismo.
Aunque
cada episodio de “Bored to Death” dura algo menos de media hora,
la serie no puede ser considerada una sit-com al uso. Para empezar, no
tiene risas en off (lo cual siempre es un acierto: no me gusta que me
digan cuándo debo reír y cuando no). Tampoco está eternamente
anclada a esos tres o cuatro escenarios recurrentes (Central
Perk/piso de Joey y Chandler/piso de Monica y Rachel) siempre
filmados con los mismos tiros de cámara. Además, sus temporadas
tienen un hilo conductor bien definido y no existe un statu quo
permanente al que superponer la trama de turno en cada nuevo
capítulo. Es decir, que en cuanto a formato está más cerca de
“Californication” que de “Frasier”. Lo que pasa es que se
trata de una comedia pura, sin concesiones al melodrama. El humor del que hace gala “Bored to Death” es, hasta donde llega mi experiencia catódica, algo único en televisión: una mezcla improbable entre el Woody Allen de “Misterioso asesinato en Manhattan”, el cine para modernillos (como yo) de Wes Anderson y el blockbuster escatológico alla “Resacón en Las Vegas”; un desvarío surrealista que maneja referentes culturales (más o menos) elitistas sin renunciar por ello al slapstick de toda la vida.
Los personajes que pueblan la Gran Manzana de “Bored to Death” son tipos patéticos, egoístas, algo esquizofrénicos y terriblemente entrañables. La clase de protagonistas que se ganarán inmediatamente el corazón de algunos y sacarán sin remisión de sus casillas a otros tantos (o quizás a muchos más). Que la
responsabilidad de dar vida a semejantes tarados recaiga en tres
actores con una vis cómica titánica no hace sino magnificar sus
personalidades y hacerlos todavía más extremos: Jason Schwartzman,
el chico para todo de Wes Anderson, borda a un Jonathan Ames
despistado, enamoradizo y acomplejado; Zack Galifianakis compone un
Ray Hueston inmaduro, compulsivo y totalmente dependiente; pero es
sin duda Ted Danson quien se lleva el premio gordo por su
interpretación de George Christopher, millonario excéntrico,
ególatra y bon vivant que roba inmediatamente cada plano en el que
planta su sonrisa de alucinado galán politoxicómano.
La
puesta en escena de aires vintage, la estupenda selección de temas
musicales (que van desde The Ides of March hasta Titus Andronicus
pasando por The Chemical Brothers) y los maravillosos títulos de crédito (apoyados en un tema cantado por el propio Schwartzman) no hacen sino
redondear una serie que, sin embargo, no será del agrado de todo el
mundo: si su particular sentido del humor no aleja a la mayor parte
de eso que llamamos “gran público”, sus constantes referencias a
la literatura y al cine clásico acabarán por conseguir que el resto
arquee la ceja y se decida a probar suerte en otro canal.
Yo, ya
digo, paso olímpicamente de recomendárosla...
(...no
como hizo conmigo el blogger vecino Kike Morales. Gracias, Kike.)
8 comentarios:
Fíjate si estoy desconectado de todo, que la primera vez que oí hablar de esta serie fue por cierta referencia que hiciste en casa de Nemo.
A ver...lo que más me atrae (voy a quedar mal, lo sé) es que es muy corta. Ocho episodios de menos de media hora parece interesante.
Yo me río con un montón de cosas (tengo bastante de tonto)...con otras no.. Pero "Modern Family" o la de "Como conocí a vuestra madre" me provocan sonrisas de vez en cuando (aunque no me matan de risa).
A mí me hacía mucha gracia "Malcolm in the middle". Esa serie fue tremenda...
Frasier también me gustaba mucho (y eso que giraba una y otra vez sobre lo mismo; pero qué bien lo hacía).
A mí tampoco me gustan las risas enlatadas.
La apunto.
Ayer me hablaron de una.."cadetes" (serie rusa, para variar).
Yo namás pasaba por aquí para que no queden cojas las tres patas del banco, los tres lados del triángulo, los tres mosqueteros, el trío de la bencina...
David: pues que sepas que en un capítulo de la tercera temporada sale tu admirada Sarah Silverman ;) Y a mí también me gustaban "Malcolm in the middle" y "Frasier". Lo que pasa es que las temporadas con trama global me tiran más (salvo en casos muy concretos como "Los Simpson" o "Padre de familia", donde el argumento en general no importa un pimiento). No sabía nada de esa "Cadetes". Googlearé por ahí a ver qué sale.
Nemo: estamos empeorando la raza, desde luego.
This is the rollo, my friend. Qué asquito de blogueros.
Vale. Deberes para Nemo.
Durante 7 días no puedes pasar por los blogs que tienes enlazados y que te interesan porque son "afines"... No. Ahora tienes que ir a ver otros... aunque sean sobre.. qué sé yo... Mira... Pincho en siguiente blog en lo de arriba
y me sale este:
http://doramamania.blogspot.com/?expref=next-blog
Ala. pasa por allí y descubre nuevas cosas.
Pues no, David, mi comentario no iba sobre eso. Y oye, deja tu blogroll como estaba, porque antes me venía muy bien para descubrir cosas nuevas y ahora no hay manera. A pesar de tu chorus line y sus mariachis.
¡Hombre! Que gran honor,creas que no me ha hecho bastante ilusión verme mencionado por aquí jajaja
Pues me alegro de que te gustase, la verdad es que la serie es una gozada y es una pena que la cancelasen. Y como siempre, me voy de aquí con algo nuevo por conocer, en este caso la peli de Allen, que no sabía de su existencia. Así da gusto.
Kike: es que yo cuando digo eso de "me la apunto" lo digo muy en serio, jeje. Lo que pasa es que a veces tardo mucho en poder ponerme con ello. Pero vamos, que las recomendaciones de los comentaristas de este blog son siempre tenidas en cuenta ;) La peli de Allen es muy divertida, y además contiene una de sus citas más recordadas. Totalmente recomendable.
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