lunes, marzo 19, 2012

Nocturnos de Marte

El prolífico guitarrista Omar Rodríguez-López y el cantante Cedric Bixler-Zavala son dos funambulistas suspendidos sobre la delgada línea que separa la genialidad de la locura. En toda su trayectoria como The Mars Volta jamás han publicado un álbum fácil de digerir y su nuevo LP “Noctourniquet”, que se pone a la venta el próximo 27 de marzo, no va a ser la excepción.


Resulta tentador calificar el séptimo trabajo de estudio de la banda de El Paso como el disco de baladas de The Mars Volta, pero eso sería tan equívoco como asegurar que “Frances the Mute” era su disco latino u “Octahedron” su álbum acústico. También es cierto que a The Mars Volta las etiquetas se le quedan pequeñas y que los referentes de los que bebe su sonido denso y barroco son tan amplios como aparentemente irreconciliables. Como la crítica musical es muy dada a definirlo y compartimentarlo todo, el grupo está adscrito por convención al impreciso terreno del rock progresivo, una categoría en la que caben (porque en algún sitio hay que meterlas) formaciones tan dispares como King Crimson o Tool. Antes que con cualquier otra banda de rock, yo compararía la escucha de The Mars Volta con la experiencia de mirar a través de un caleidoscopio en pleno colocón de cubensis mexicanas. Por ejemplo.


Como en cada álbum anterior, Rodríguez-López y Bixler-Zavala intentan en “Noctourniquet” explorar nuevos registros y experimentar con elementos inéditos en su discografía. Si hay una palabra que desde siempre ha definido el trabajo de esta pareja de músicos, ésa es “inquietud”. Así, los sonidos electrónicos adquieren una presencia relevante en canciones como “In Absentia” o la que da título al álbum, ecos del estilo compositivo de Tom Waits se conjugan con los fragmentos más teatrales del “The Wall” de Pink Floyd en “The Malkin Jewel” y abigarrados ritmos de percusión cercanos al jazz impregnan cortes tan abracadabrantes como “Dyslexicon”. Aunque la presencia de los potentes riffs de guitarra sobre los cuales en el pasado se erigían canciones como “Inertiatic ESP” o “Wax Simulacra” se ve mermada en “Noctourniquet” en favor de una atmósfera más intimista y sosegada (siempre dentro de los particulares parámetros que maneja The Mars Volta), temas como “Aegis”, “Molochwalker” y “Zed and Two Naughts” todavía evocan lejanamente el currículum hardcore de Rodríguez-López y Bixler-Zavala en su anterior formación At the Drive-In.

La parte lírica del asunto no se queda atrás en cuanto a extravagancia: el disco, según han afirmado sus responsables, es una obra conceptual inspirada en el villano de DC Comics Solomon Grundy (“nacido un lunes”) y en el mito griego de Jacinto. ¿Y por qué no?


Más próximo a la calma psicodélica de “Octahedron” que a la furiosa e inaccesible excentricidad de “The Bedlam in Goliath”, “Noctourniquet” se presenta como un álbum en el que resulta complicado penetrar, pero del que una vez dentro es imposible salir. Una nueva muestra de locura y genialidad firmada por dos de los músicos más impredecibles e inclasificables del actual panorama rock.

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