lunes, marzo 26, 2012

Políticos por vocación, idealistas por convicción y cínicos por falta de opciones

Nadie puede adoptar la política como profesión y seguir siendo honrado.”

(Louis McHenry Howe, asesor del presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt)


No soy una persona militante en el sentido político. Ninguno de los partidos nacionales o autonómicos de España representa mi ideología de una forma compacta e integral. Podría decirse, sin embargo, que tengo una visión de la sociedad parecida a la del protagonista de “Los idus de marzo”, la última película de George Clooney como realizador, recientemente estrenada en los cines de nuestro país. En ella, el cada vez más reconocido Ryan Gosling (al que en 2011 pudimos disfrutar en la divertida comedia “Crazy Stupid Love” y en el drama retro-neo-noir “Drive”) da vida a Stephen Meyers, uno de los asesores de campaña del candidato a las primarias del Partido Demócrata Mike Morris. La diferencia entre el protagonista de la película y un servidor es que el idealismo de Meyers cristaliza en su reverencia hacia Morris, al que ve como la gran promesa presidencial de la izquierda norteamericana; el tipo que resarcirá a los Estados Unidos de sus pecados pretéritos y guiará al país hacia un brillante futuro lleno de esperanza. Ojalá yo descubriese en España a un líder político al que poder respetar y seguir del modo en que el personaje de Gosling respeta y sigue al hombre al que Clooney representa. No me considero un auténtico cínico, sino un consumidor potencial deseoso de encontrar un producto que no existe en el mercado.


No obstante, para que haya película debe haber conflicto, y en "Los idus de marzo" éste llegará cuando un inesperado giro de los acontecimientos obligue a Meyer a tomar una serie de decisiones que pondrán a prueba su integridad individual y su sentido de la lealtad. La cinta refleja los pormenores de una campaña electoral dibujando por el camino una clase política maquiavélica (en el sentido primigenio de la palabra) capaz de traicionar a su colaborador más próximo y de tender la mano a su rival más odiado con tal de alcanzar el éxito electoral. Lo hace además reflejando un conflicto en el seno de un único partido, el Demócrata, y centrando su atención en quienes escriben el argumento de la farsa detrás del telón, fuera del alcance de los flashes fotográficos. Los protagonistas del film son los responsables de comunicación, los redactores que formulan los discursos que conmueven a las masas, los estrategas que deciden el próximo paso de la campaña para conseguir un escaño, un voto más que el rival.


“Los idus de marzo” es una película políticamente comprometida que, sin embargo, no se casa con nadie. En su sobriedad, plantea preguntas que escapan de posibles respuestas binarias (sí/no, bien/mal) y deja que sea el espectador quien decida dónde ha cruzado la raya de lo aceptable (lo moralmente aceptable, por un lado; lo políticamente aceptable, por el otro) cada uno de los personajes que integran su sólido argumento. Un argumento que, sin embargo, no supone ningún tipo de innovación o vuelta de tuerca a conceptos que el cine de tintes políticos lleva décadas ofreciéndonos. “Los idus de marzo” no es especialmente original, pero por suerte tampoco necesita serlo.


A mí me basta con su narrativa visual clásica y precisa (de la que Clooney ya había dado ejemplo en su estupendo debut tras las cámaras, “Buenas noches y buena suerte”); con su guión audaz, repleto de diálogos verosímiles y réplicas propias de la clase de hombres y mujeres, inteligentes y ambiciosos, que la cinta retrata; con el excelente trabajo interpretativo de todo el reparto, con un mastodóntico Gosling bien flanqueado por secundarios de la talla de Paul Giamatti, Marisa Tomei o el siempre brillante Phillip Seymour Hoffman.


“Los idus de marzo” es la clase de película que podría haberse escrito, dirigido y estrenado hace 30 ó 40 años y nadie notaría una diferencia sustancial. Y lo digo en el mejor de los sentidos. Quizás por eso a muchos, acostumbrados a entender lo novedoso o postmoderno como sinónimo de calidad, acabe sabiéndoles a poco; y a otros directamente les importe un rábano tanto su discurso (que carga las tintas en lo introspectivo y entra sólo de refilón en el terreno del thriller) como su formulación audiovisual. A mí me ha hecho reflexionar, me ha demostrado que la faceta de Clooney como director es sin dudas la que más me interesa de su carrera cinematográfica y me ha convencido de que Ryan Gosling es uno de los intérpretes más talentosos de su generación.

Por todo ello, “Los idus de marzo” se ha ganado mi voto. Al menos alguien o algo lo ha hecho.

4 comentarios:

tenenbaum dijo...

Me alegra que te haya gustado. Gosling está inmenso y creo que Clooney merecía más glorias por esta entrega que por la sobrevalorada "Los Descendientes". Gosling rules! (esto me ha quedado un poco groupie)

Jero Piñeiro dijo...

Yo también me he convertido en una groupie de Gosling, jeje. De hecho, tras la tríada de buenas pelis que estrenó en 2011 (la irregular aunque divertida "Crazy Stupid Love", la estupenda-aunque-no-TAN-estupenda "Drive" y estos "Idus de marzo") me quedé prendado del chaval y me puse a rastrear sus anteriores trabajos. Ahora tengo pendientes de ver "El creyente", "Blue Valentine", "El diario de Noa" y "Half Nelson", entre otras. Al igual que me ocurre con Michael Fassbender, Joseph Gordon-Levitt o Christian Bale, ya he decidido que Gosling es uno de esos intérpretes cuyo nombre en los créditos es motivo suficiente, en lo que a mí respecta, para darle una oportunidad a una película (en estos momentos me gustaría tener una carpeta para forrarla con fotos de Gosling, Gordon-Levitt, Fassbender, Bale... y Phillip Seymour Hoffman, jajaja).

tenenbaum dijo...

En las pasadas navidades me pegué un buen atracón de filmografía Gosling, entre ellas "Blue Valentine", "El Diario de Noa", "The United States of Leland" o esta "The Ides of March". Es impresionante lo bien que actúa el cabrón desde adolescente. "Half Nelson" o "Lars and the Real Girl" también son muy grandes. Me quedan por ver "El Creyente" y "Fracture", al menos, y también pintan bastante bien.
Por cierto, ¿has visto "50/50" de Gordon-Levitt? Muy recomendable.

Jero Piñeiro dijo...

La verdad es que Gosling está haciéndose poco a poco una filmografía de lo más atractiva. Confío en que ahora que le ha llegado un mayor reconocimiento no eche a perder su olfato para los papeles interesantes aceptando cuanto blockbuster le propongan (aunque con ese carisma y ese físico no me extrañaría verlo un día de estos disfrazado de super-héroe Marvel o DC).

"50/50" la vi hace unas semanas y me gustó mucho. Pese a ser bastante plana en cuanto a la dirección, el sentido del humor y la ternura de su guión y lo estupendos que están Anjelica Huston (que sale poco, sí, pero lo borda) y mi querido Joseph Gordon-Levitt me lo hicieron pasar francamente bien. Es una peli pequeña que deja un muy buen sabor de boca. Resulta inexplicable que no haya sido (ni vaya a ser, supongo) estrenada en los cines de nuestro país.