Mi punto de no retorno llegó con Queen. No diré que fui un díscolo teenager que se enfrentó al gusto musical de sus padres y de la noche a la mañana se puso a escuchar glam-rock de los 70 sintiéndose peligroso, rebelde e incomprendido, porque sería una bola como una casa.
Mi madre tenía algunos vinilos del grupo aunque hacía décadas que no los escuchaba, así que cuando descubrí el tema “Princes of the Universe” en el opening de aquella serie tan mala de “Los Inmortales” que daban en Tele5 (adaptación de la peli protagonizada por Sean Connery y Christopher Lambert) y le conté a mi madre lo mucho que me gustaba aquella canción, ella me miró y me dijo: “¡pero si eso es Queen!”
A partir de entonces, comencé a hurgar entre los discos de mis padres y de mis tíos a la caza de más vinilos, cassettes y cd’s del cuarteto inglés, hipnotizado por sus líneas de bajo, sus grandes momentos corales, sus riffs de guitarra (con la característica distorsión que emplea Brian May) y la prodigiosa y andrógina voz de Freddy Mercury. Obviamente, por aquel entonces yo no sabía que existía un instrumento llamado “bajo” ni mucho menos conocía los nombres de los miembros de la banda. Simplemente, me parecía que sonaban de la hostia.
Para mí, la música alcanzó un significado real con Queen. Con ellos entré en mi adolescencia, y además me ayudaron en gran parte a cimentar la longeva amistad que me une con el padre Karras, otro inamovible fan del grupo. Con Queen se abrió ante mí un mundo, el del rock, que a día de hoy continúo intentando explorar, pese a que parece no conocer fin.
Después de Queen vinieron Led Zeppelín, David Bowie, Peter Gabriel, U2, Bruce Springsteen, The Doors, Bob Dylan, los Beatles, los Rolling, Pink Floyd, Jimi Hendrix, Police, los Who, Dire Straits, Eric Clapton, Supertramp, los Talking Heads, Jethro Tull, Lynyrd Skynyrd, Janis Joplin, R.E.M., The Smiths, Bob Marley, Simon & Garfunkle… y de allí, tan sólo un pequeño salto (y un necesario sentido de contemporaneidad) hasta Metallica, Guns‘n’Roses, Nirvana, Oasis, Radiohead, Blur, Red Hot Chili Peppers, Smashing Pumpkins, Noir Desir, Coldplay, Belle & Sebastian, Muse, System of a Down, The Mars Volta, Franz Ferdinand, The Killers, Arctic Monkeys, Arcade Fire... Pero todo eso no habría tenido lugar si no llega a ser por aquel niño dando saltos y bailando como un poseso con el opening de la serie de “Los Inmortales”.
Ya no sé cuánto es agradecimiento y cuánto verdadera admiración por su música, pero Queen sigue siendo para mí como un primer amor: la primera en hacerte sentir “eso” fue ella y, por buenas, guapas e inteligentes que sean todas las demás, nunca podrás olvidar a la chica que te abrió los ojos a algo que jamás hubieras llegado a imaginar que existía.
“A Night at the Opera” sigue siendo mi disco favorito y “Bohemian Rhapsody” sigue siendo mi canción. Soy un hombre fiel, supongo.
Así que: Freddy, estés donde estés, que sepas que se te echa de menos.
(Y a Paul Rodgers ni me lo mentéis...)
3 comentarios:
Mi padre se pasaba las tardes de domingo poniendo vinilos, una canción tras otra, haciendo sus particulares sesiones, mirando que las canciones pegaran unas con otras... ponía mucho a los Beatles, tenía muchos discos suyos... y Elvis... y luego le daba por Supertramp y Pink Floyd... esas tardes me encantaban... había otras que ponía música mas melódica tipo Charles Aznavour y Nana Moscouri... y también me gustaban, pero menos... Cuando ponía Queen era genial... recuerdo que seguido ponía el disco de Satisfaction de los Rolling, que se oía muy mal, porque era uno de esos vinilos pequeños, que supongo debía poner en los guateques de su juventud... tu entrada me ha hecho recordar todo eso... y supongo que si ahora, como bien dices me gustan Nirvana, Nada Surf, y todos los demás... en el fondo se lo debo a mi padre y esa inestimable educación musical que me dio, sin yo darme cuenta...
;)
Queen es….. Mama, ooh, Didn't mean to make you cry, If I'm not back again this time tomorrow, Carry on, carry on as if nothing really matters.
En mi caso, la influencia de mi hermano tuvo mucho que ver, supongo que en mi se reflejan muchos de sus gustos.
Fue curioso, en un primer momento Bohemian Rhapsody, me gustaba, pero simplemente por su ritmo, su melodía…no por su significado, cuando la escuchas a edad tan temprana, como fue mi caso, eso era lo de menos. Luego, creces, o mejor dicho, evolucionas y comienzas a preguntarte, Que leñes dirán estos tíos en sus canciones? Y las traduces, es en ese momento cuando para mi, Bohemian Rhapsody se convierte en algo más que melodía, ritmos...pasa a ser lágrimas, sentimientos y significatividad. Muchas otras se marcaron en mis oídos y en mi retina, pero esta ayudó a limpiar más de un lamparón de mi alma. Supongo que la fidelidad, en los amantes de Queen, es un rasgo genético. Como dicen en una de sus letras “You Take My Breath Haway”, ellos se la llevan desde el primer acorde.
Sois casi tan nostálgicas como yo, jajajaja...
Gracias a las dos por comentar!
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