martes, marzo 31, 2009

Freaks & Geeks

No soy un gran aficionado a las sit-coms. De un tiempo a esta parte las series con risas en off me producen dentera, quizás porque me recuerdan al Andy Kauffman de “Man on the moon” diciendo aquello de “es la risa de gente muerta”, o quizás porque no soporto que alguien (un productor, un guionista) me diga de forma tan poco sutil cuando debo empezar a reír (sobre todo si el chiste no tiene gracia).

Eso no quita, claro, que adore todas y cada una de las temporadas de “Friends”, una de las mejores series de televisión que he tenido el placer de ver, o que no recuerde con nostalgia algunos capítulos de “El príncipe de Bel-Air” o “Salvados por la campana” (aún sabiendo que si los viese ahora probablemente sentiría unas irrefrenables ganas de sumergirme en una bañera llena de agua y pedirle al humano más cercano que me arrojase una tostadora enchufada).


Tampoco mi amigo Xeo me parece la clase de tipo que bebe los vientos por las sit-coms yankis así que, dado además su habitual buen criterio en cuanto a series de televisión, en un primer momento me extrañó que me recomendase “The Big Bang Theory”. Teniendo en cuenta las circunstancias, claro, tuve que echarle un vistazo.

El argumento de la serie es sencillísimo: dos físicos teóricos que han cumplido los 25, el tímido e introvertido Leonard y el sociópata y muy superdotado Sheldon, comparten apartamento, recibiendo a menudo la visita de sus amigos Raj (un investigador hindú becado en EE.UU.) y Howard (ingeniero judío que anda salido las 24 horas del día) para llevar a cabo cualquier actividad relacionada con la literatura fantástica, los comics de super-héroes, los juegos de rol (dentro y fuera de Internet), la ciencia-ficción en general y “Star Trek” en particular. En otras palabras: los tíos son unos frikis de la leche. Su vida dará un giro con la llegada de una nueva vecina, Penny (rubia, guapa, ligeramente tonta y de pechos perfectos), de la que Leonard caerá perdidamente enamorado.


Tanto en el punto de partida como en la distribución de los roles, la serie cuenta con un factor de originalidad tendente a cero, y la leve trama romántica que vertebra el transcurrir de los acontecimientos recuerda profundamente a la relación Ross-Rachel de “Friends” (y, la verdad, para ver más de lo mismo pero peor prefiero volver a ver Friends”).

El auténtico valor añadido de “The Big Bang Theory” es el componente "geek" de sus protagonistas. Supongo que a algunos espectadores las decenas de referencias frikis que salen de la boca de los personajes en cada capítulo les resultarán totalmente desconocidas (y por consiguiente carentes de toda gracia), pero para alguien que ha chupado (metafóricamente...) ciencia-ficción, fantasía y super-héroes desde su más tierna infancia como un servidor (...y no tan metafóricamente, maldición), al ver a Leonard explicando qué es la ciudad embotellada de Kandor o a Sheldon discutiendo sobre las paradojas temporales de “Terminator” (no hablemos ya de la descacharrante solución de Raj al problema de ir todos disfrazados de lo mismo en Halloween), es inevitable sentir una mezcla de ternura e hilaridad hacia esa panda de perdedores antisociales con ganas de mojar el cimbel.

Y, al igual que en “Fraiser” el protagonismo terminaba recayendo sobre su hermano Niles o en “Cosas de casa” sobre Steve Urkel, “The Big Bang Theory” tiene en Sheldon su personaje golosina destinado a entrar en el Valhalla de los especimenes más divertidos de la historia de la televisión. Con sus innumerables manías y trastornos psicológicos, sus pedantes digresiones científicas y su exacerbado autismo emocional, Sheldon acaba inevitablemente convirtiéndose en la estrella de todos y cada uno de los episodios de la serie, incluso aunque a veces esté a punto de conseguir sacarme de mis casillas.


Según he leído en internet, algunos espectadores no están muy contentos con la imagen que la serie da de los frikis, argumentando que es tópica y estereotipada, y que reírse de ella resulta estúpido e infantil. Supongo que estas personas se han sentido ofendidas de algún modo por la representación que “The Big Bang Theory” hace de quienes comparten sus gustos y aficiones, pero en mi caso esa identificación ha hecho que la serie me resulte muy divertida y agradable de ver, incluso a pesar de las molestas risas en off antes mentadas. Yo sí conozco a algunos individuos que se parecen a Leonard, Shledon y compañía (desgraciadamente no conozco a muchas chicas como Penny que estén dispuestas a compartir su tiempo con ellos, jajaja), y creo que el retrato que la serie hace de estos geeks nace de unos guionistas tan frikis como los personajes que han parido, que conocen la materia mejor que nadie y suscriben cada línea de diálogo como si fuera propia.

Tal vez no sea una serie imprescindible y probablemente a mucha gente no le haga ni pizca de gracia (el sentido del humor es algo tan personal como intransferible) pero a mí me está dando muchos motivos para reírme durante mi convalecencia y ya sólo por eso estoy convencido de que la recordaré con cariño durante el resto de mi vida (salvo que sufra un episodio de amnesia como los vividos por XIII, el Soldado de Invierno, Peter Petrelli o los Milicianos del agente Graves... lo siento, el friki en mi interior necesitaba decirlo...)

5 comentarios:

Quela dijo...

ja,ja,ja, a mi me agradó, como ya te había comentado, se les coge cariño, sobretodo los que llevamos a un pequeño friki en nuestro interior (evidentemente, con la rubia no me identifico,jjj).Yo conozco algún Leonard, Sheldon...y alguna Penny también. Fuera como fuese, dejando a parte, ciertos aspectos repetitivos o similares, con algunas series anteriores y en las que, como expones, "se inspira", es algo "diferente" y en ocasiones lo diferente no tiene porque ser malo.

Jero Piñeiro dijo...

También es cierto que el de las sit-coms es un género televisivo con muchas restricciones: 20 minutos, bombardeo constante de gags (impidiendo desarrollos argumentales complicados), imposibilidad de introducir tramas excesivamente dramáticas... Al final, debido a su propia condición, es inevitable que todas recurran a fórmulas semejantes (véase triángulos amorosos y demás) y lo realmente importante es el nivel de los gags, que en este caso en mi opinión es bastante alto...

marguis dijo...

Yo me río mucho... con Sheldon... cada vez que hace una referencia trekkie es que me parto... y en general me encanta que hagan tantas bromas a lo friki ya era hora que tuvieramos una serie que NO todo el mundo puede entender... muchas veces al ver un episodio mi hermana (la normal) me mira como si estuviera loca, pero ¿de qué te ríes? Es que le están explicando a Penny lo del gato de Schrödinger... ah!! The cat is alive!!!

Jero Piñeiro dijo...

La mejor referencia trekkie hasta ahora ha sido el "piedra-papel-tijera-lagarto-Spock", jajajaja. ¡Como me partí! Lo bueno de los datos científicos (como el gato de Schrodinger) es que no son inventados...

Jose dijo...

El gato de Schrodinger que se comenta en flashforward también.. me encanta esta serie!