martes, julio 15, 2008

Maldito Haneke

En 1997, Michael Haneke dirigió la película alemana “Funny games”, que narraba cómo dos adolescentes se presentaban a la puerta de la casa de campo de una familia de clase pudiente pidiendo huevos de parte de los vecinos. Acto seguido, los secuestraban y los torturaban durante toda una noche. La película fue muy polémica, suscitó un gran debate acerca de la violencia entre los jóvenes y obtuvo unas críticas inmejorables.

Ahora acaba de estrenarse “Funny games U.S.”, conversión de aquella al mercado anglosajón. Digo “conversión” porque no se trata tanto de un remake al uso como de una recreación de la misma película dirigida a un sector diferente del público (como sucede con las conversiones de videojuegos de una plataforma a otra: el mismo juego, distinta consola). La dirige el propio Haneke respetando la cinta original plano a plano pero cambiando el idioma y los actores: a los desconocidos de 1997 (uno de ellos acabaría protagonizando la maravillosa “La vida de los otros”) les sustituyen Tim Roth y Naomi Watts como el aterrorizado matrimonio y Brady Corbet y Michael Pitt como los sádicos jovenzuelos en busca de diversión. Todos los actores están sublimes en sus respectivos roles, aunque lo más probable es que Michael Pitt resulte el más recordado de cara a la posteridad gracias a un personaje odioso, desagradable y terrorífico, digno heredero del Malcolm McDowell de “La naranja mecánica”.


Como servidor no ha visto la versión alemana de “Funny games”, poco más puede decir acerca de los parecidos y diferencias entre ambas (aunque por lo oído y leído, deduzco que apenas existen divergencias técnicas). Haneke demuestra unos cojones de toro al abordar la película de la forma en que lo hace, dejando los momentos de violencia física fuera de plano y permitiendo que sean los diálogos, los silencios, la música y el montaje los que generen terrible repulsión en el espectador.

Porque “Funny games U.S.” es una película repulsiva. Su excelencia formal, sus magníficas interpretaciones y su desasosegante guión impiden que el espectador disfrute ni un solo segundo. Ni siquiera el humor negro de los captores provoca un atisbo de sonrisa. La ruptura de la cuarta pared, recurso narrativo que casi nunca tiene buenos resultados en el cine (he aquí una memorable excepción), no consigue distanciarnos del dolor que se muestra en pantalla sino que, al generar esa sensación de “juego divertido”, produce aún más repulsión y rechazo. Viendo “Funny games U.S.” sólo se consigue pasarlo mal. Obviamente, ésa es la intención de Haneke, que busca hacernos sentir como si un millón de gusanos nos devorasen el alma mientras una hiena rabiosa nos mastica los ojos, así que lo apropiado es aplaudir su maestría como realizador, concederle los honores de haber llevado a cabo una obra maestra del cine y después mandarlo a tomar por culo por el mal rato que nos hace pasar con su película. Me pregunto si la mujer de Haneke (si es que la tiene) le deja abrazarla y darle besos por las noches…


No soy la clase de espectador que se amilana con la violencia en el cine. He visto muchas películas a lo largo de mi vida, algunas realmente grotescas y salvajes, de las que te dejan mal cuerpo al acabar y te hacen comerte el coco durante el resto del día; pero nunca había sentido la necesidad de salir del cine durante una proyección; cosa que sí ha pasado con “Funny games U.S.” En un momento dado, una voz en mi interior dijo “no lo aguanto más, tengo que salir de la sala”. Por suerte o por desgracia no lo hice. Me quedé allí sufriendo como una res en el matadero y esperando que aquello acabase lo más pronto posible. La lectura positiva que saco de esta anécdota es que ahora ya sé (por si me quedaba alguna duda) que no soy un sociópata ni un sádico. Soy incapaz de disfrutar con la violencia “real”.

Así que si tú ya has visto “Funny games U.S.” y lo has pasado bien, si te has reído a mandíbula batiente con los chascarrillos de los torturadores y has salido del cine pensando “ojala salga pronto en DVD para poder verla una segunda vez”, tengo algo que decirte: aléjate de mi familia y de mis amigos, puta escoria psicótica. No te lo advertiré dos veces.

Por mi parte, no me considero con fuerzas de recomendarle la película a nadie, a pesar de que muy posiblemente sea una de las mejores cintas que tengamos la oportunidad de ver en pantalla grande a lo largo de este 2008. Si queréis verla, allá vosotros y vuestra tolerancia al horror…

Maldito Haneke. Malditos huevos.

2 comentarios:

ZeldaPotter dijo...

La vi en casita. Me retorcí como una culebra cada vez que desde la cocina, alguno oía gritos. Sólo me reí cuando la única violencia explicita, ante tus narices, fue llevada a cabo...y luego se me quedaron los ojos como platos ante lo posterior. Qué gran peli...aunque creo que he sido la única de la casa que la ha valorado >_<

Jero Piñeiro dijo...

Muchísimas veces se dice que tal o cual peli es "dura" y luego cuando la ves, pues nada, otra más, realmente no hay nada en ella que no hayas visto ya un millón de veces. A "Funny games", no obstante, le viene que ni al pelo la expresión. Es una peli dura de ver. Pero eso es uno más de sus valores. Si realmente resulta desagradable y brutal es porque consigue sus propósitos, porque está "bien hecha" (otra expresión que se utiliza con ligereza).

Por cierto, Miss Potter, por su nick y perfil de blogger creo reconocerla como comentadora habitual del fotolog de nuestro querido (al menos en mi caso, de usted sólo lo supongo) amigo común Xeo... ¿Estoy en lo cierto?

Y gracias por el comentario. Siempre son bienvenidos.