sábado, septiembre 29, 2012

Los olvidados

Leo de prestado, en una cuidada edición recopilatoria en tapas duras a cargo de Norma Editorial, una maxiserie de 12 números escrita por J.M. Straczynski y dibujada por Gary Frank allá por el año 2000 que responde al título de “Midnight Nation”, y el pensamiento que me viene a la cabeza mientras hojeo sus primeras páginas es que ya he leído ese tebeo. Al menos su primer número. Lo compré en una edición de grapa de Planeta de Agostini (esto de los cambios de licencias en las editoriales españolas es un auténtico descontrol) hará una década, pero no me hice con los siguientes ejemplares por alguna razón que ahora se me escapa. Debo tener ese primer número de “Midnight Nation” por algún lado, posiblemente en el trastero de la casa de mis padres, pero me había olvidado de su existencia.


Lo cual no deja de ser curioso, porque “Midnight Nation” trata precisamente sobre las cosas olvidadas. Las personas olvidadas. Su protagonista es David Gray, un detective de homicidios de Los Ángeles que en el curso de una investigación es atacado por unas criaturas humanoides de piel verdosa y tatuada que le arrebatan el alma, condenándolo a un estado intermedio de la realidad llamado Entre mundos.

Entre mundos es “el otro lado de la metáfora”, el lugar al que caen “a través de las grietas de la acera” los marginados y los vagabundos; personas que se vuelven invisibles para el resto de la sociedad. Literalmente. Entre mundos comparte el mismo espacio físico que nuestra realidad, pero los que viven allí no pueden interactuar con nosotros, los que aún estamos integrados en la sociedad. Para recuperar su alma, David deberá cruzar en menos de un año esta versión fantasmagórica de los Estados Unidos desde L.A. hasta Nueva York, la ciudad donde se encuentra el responsable de su situación. Su guía será una mujer llamada Laurel que parece conocer todos los secretos de Entre mundos, pero que no puede revelarlos porque eso contradiría unas “reglas” que nunca llegan a estar del todo claras.


Considero a Straczynski un guionista de esos que habitualmente se denominan con oficio. El tipo sabe cómo estructurar un relato, redacta unos diálogos más que decentes y tiene destellos fugaces de genialidad en el terreno de las ideas. Todavía no he leído un solo tebeo suyo en el que no haya algo, por pequeño que sea, que merezca la pena rescatar. Incluso su lamentable etapa al frente de la serie regular de Thor para Marvel Comics tenía algún elemento, ya fuera una ocurrencia argumental o una sola línea de guión, que hacía que una o dos de aquellas veintitantas páginas mensuales mereciese, más allá del estupendo arte de Olivier Coipel, un destino mejor que la hoguera (al final todas esas grapas acabaron en una tienda de segunda mano, por cierto). Sin embargo, y aunque me faltan varios títulos de Straczynski por descubrir, tampoco he leído todavía un solo tebeo firmado por él que me haya dejado plenamente satisfecho; uno que justifique esa consideración de gran guionista que yo todavía no puedo compartir. En mi opinión, lo más parecido a un trabajo redondo en su bibliografía es “Estela Plateada: Requiem”, y lo es en gran parte gracias a la increíble labor pictórica de Esad Ribic.

“Midnight Nation” es un buen ejemplo de las aptitudes literarias de Straczynski. Se trata de un tebeo con una premisa interesante, escrito sobre la plantilla del clásico “viaje del héroe” (aquí en un sentido literal, al tratarse de un road comic), que mezcla el género de terror con un obvio componente de crítica social y con una búsqueda metafísica y espiritual de tintes religiosos. Las intenciones no podrían ser mejores, pero se corrompen al trasladarlas al papel por varios motivos.


El primero, en mi opinión, es la elección del público al que va dirigida “Midnight Nation”. Del mismo modo en que no se desarrolla igual una teleserie para la HBO que para la Fox, en el mundo del comic las propias editoriales establecen también, consciente o inconscientemente, ciertos parámetros que definirán sus publicaciones. Straczynski comete el error de alejar su propuesta de un sello más afín a sus intenciones (digamos, Vertigo) y publicar su maxiserie en el seno de Top Cow, uno de esos estudios nacidos bajo el paraguas de Image Comics y pensados para publicar cierto tipo de tebeos para cierto tipo de público. Tebeos como “CyberForce”, “Witchblade” o “The Darkness” para lectores que necesitan al menos diez páginas de acción por episodio para sentir que no han tirado su dinero a la basura. Consciente de ello, Straczynski incluye en el argumento de “Midnight Nation” frecuentes escenas de violencia física normalmente injustificadas (para ello se valdrá de las mentadas “reglas” de Entre mundos) que no aportan absolutamente nada al relato y que se perciben mero relleno para cumplir con unas exigencias concretas por parte de los editores y de su público potencial.


El segundo motivo es la elección del dibujante encargado de plasmar las ideas de Straczynski sobre el papel. Sé que Gary Frank tiene una importante legión de seguidores dentro de la corriente mainstream norteamericana, pero de ahí a que sea un artista polivalente dista un abismo. Puedo entender su presencia en títulos de corte super-heroico como “Supreme Power” o “Batman: Earth One”, pero me parece tan inapropiado para el tono de esta “Midnight Nation” como lo serían los mismísimos Jim Lee o John Romita Jr. En lugar de ofrecer el estilo atmosférico y personal que demanda la historia, Frank dibuja a cada personaje masculino como un culturista de dientes rechinantes y a cada carácter femenino como una playmate, obviando por el camino cualquier atisbo de creatividad en lo que respecta al diseño de los ¿villanos? y del mundo que habitan. Narrativamente es funcional, sin más. No me cabe la menor duda de que esta maxiserie habría resultado muchísimo más impactante si viniese ilustrada por un Jae Lee o un Lee Bermejo.


El tercer y último motivo por el que “Midnight Nation” me parece un tebeo fallido (aunque bastante apreciable, pese a todo) es la contención. Straczynski no consigue llevar su premisa hasta sus últimas consecuencias y, aunque logra crear un entretenimiento genuino, jamás sorprende ni maravilla. Todo es más o menos correcto, pero de una forma autolimitada, como si no quisiese abrazar ciertos riesgos que podrían espantar al lector más, digamos, convencional. Y lo que en manos de un escritor más osado, más visceral, podría haber dado para un memorable despliegue de emociones y adrenalina, en las de Straczynski se queda en una lectura que se disfruta mientras dura pero que a la larga acabará perdiéndose en las brumas de la memoria entre los cientos de títulos que uno afronta cada año.

Olvidada, como no podía ser de otro modo.

7 comentarios:

Nemo dijo...

Pues eso, cuando lo leí también me pareció que la premisa con coartada social tenía su aquel. Y tampoco me convenció la estética hormonada-siliconizada ni el abuso de mamporros. Pero, oiga, al final me quedo con que, para lo que es y lo que se podría esperar, resulta mucho mejor que tanta morralla de tetas, músculos y rayos cósmicos. Que me gustó más que otros del estilo, vaya. Hasta lo conservo.

DavidGB dijo...

Al igual que tú leí Midnight Nation de prestado, no me desagradó, pero tal como dices apenas recordaba su argumento hasta que he leído tu reseña. Es un buen cómic, pero nada memorable.

A mí Strac me gustó mucho en su momento, tanto que su primera etapa de Spiderman (junto con el de DeMatteis y el de Micheline) me pareció de los mejores. Pero vista en perspectiva, quizás esta percepción estaba condicionada porque veníamos de la peor etapa de Spidey de la historia, una escrita por guionistas tan aberrantes como Terry Kavanagh y similares.

Jero Piñeiro dijo...

Nemo: no sé muy bien a qué te refieres con "otros del estilo". Si lo comparo con, por ejemplo, "Rising Stars" (otra de Straczynski para Top Cow con dibujante de estética hormonada-siliconizada), pues sí, "Midnight Nation" me parece mejor. Al menos mejor que lo que llegué a leer de "Rising Stars" (las 12 ó 13 primeras grapas: hasta que el grado de "culebronismo" pudo con mi paciencia). Si lo comparas con el "Crossed" de Ennis y Burrows (otro road comic con trasfondo protagonizado por un hombre y una mujer que recorren el país en busca de esperanza... y que además también deja que desear en términos de dibujo), pues me parece bastante peor. Yo me alegro de haberlo leído de prestado, honestamente.

David GB: yo del Spidey de Straczynski leí los 5 primeros Best of Marvel de Panini (es decir, todos los capítulos dibujados por Romita Jr.) y, no siendo un gran conocedor de la trayectoria del trepamuros, me gustaron bastante en su momento. De hecho, me quedaron ganas de saber qué derroteros seguía después el asunto, pero otras lecturas más apetecibles llamaron mi atención y desde entonces no ha habido manera. De todos modos, creo que es precisamente a partir de la marcha del joven Romita que la etapa de Straczynski comienza a perder fuelle hasta un final ("One more day") que muchos califican de lamentable. Espero comprobarlo algún día aunque preferiblemente (también) de prestado.

Nemo dijo...

"Otros del estilo" es cómic mainstream americano. Seamos sinceros, los americanos sólo tienen mainstream (bofetadas y derivados de superhéroes) e indie (dibujos raritos e historias más o menos intimistas).

Jero Piñeiro dijo...

Te olvidas de las tiras de prensa (humanos tontos acompañados de mascotas listas).

Tal y como lo pintas, Nemo, casi pareciera que en EE.UU. sólo hay dos tipos de autores/lectores/mercado: por un lado la "ACME Novelty Library" y por el otro "Justice League of America". Por suerte, yo creo que la escala de grises en el comic estadounidense es más variada, y que títulos como "Bone" o "Madman" difuminan bastante las frontera entre mainstream e indie. No es lo mismo el mainstream de la serie de turno de "X-Men" que el de "Scalped", del mismo modo que no es lo mismo el indie de "Scott Pilgrim" que el de Robert Crumb. De hecho, títulos como "Balas perdidas" o "Criminal" (por elegir dos que comparten temática) serán consideradas indie o mainstream dependiendo de en qué editorial se publiquen...

Fer1980 dijo...

Muy de acuerdo con la reseña. Creo que lo describes a la perfección el cómic se disfruta mucho cuando se lee, pero al poco se olvida por completo.

Recuerdo una época en la que JMS estaba como Romita Jr., salia Supreme Power, leí este tebeo por primera vez y no se, parecía que el guionista era el punto amo, lo mejor de lo mejor y sin embargo al final ha quedado en casi nada.

Jero Piñeiro dijo...

Fer: yo también recuerdo terminar el primer tomo de "Supreme Power" y pensar que iba a ser uno de los comics de la década o algo así, y al final la cosa se fue desinflando hasta quedar en una divertida (aunque intrascendente) anécdota dentro del multiverso marvelita. De todos modos, yo creo que a Straczynski se le dio muchísimo bombo en un primer momento por venir de donde venía (la TV) y porque la Marvel de Jemas y Quesada necesitaba nuevos ganchos para atraer al lector que le había vuelto la espalda a sus series tras los lamentables años 90...