domingo, enero 22, 2012

Capitanes intrépidos y primates oscuros. O viceversa

Si sois estudiantes de musicología o conocéis a alguien que lo sea, desde este modesto púlpito quiero haceros llegar una petición: escribid una tesis doctoral sobre “el segundo disco”. Como concepto. Yo lo haría, porque me parece un tema interesantísimo, pero mi tiempo y mis conocimientos no dan para mucho más que esta entrada...

El segundo disco, para que nos entendamos, es una putada: el Rubicón del artista pop, el partido de vuelta en los play-off del músico profesional, la gloria o la vergüenza. El segundo disco es la diferencia entre Alex Kapranos y Kele Okereke, entre Adele y Duffy. Del hype al flop de la noche a la mañana, como quien dice. Es cierto que superado el reto del segundo disco la popularidad de un solista o una banda se dispara de forma exponencial respecto a su debut, pero también que enfrentarse a las expectativas de la platea (siempre desmedidas, que para eso los fans son fans) es como meterse en la caja de Schrödinger y rezar para que, cuando el público la abra, el artista siga maullando en este plano de existencia. Seguro que Florence Welch se pasó la mitad de 2011 atenazada por el miedo. También los chavales de Vetusta Morla. ¿The XX? No salen de casa.

"Miracle Kicker": fascinante debut de Dark Captain Light Captain

El segundo disco al que un servidor tenía muchas ganas era el de Dark Captain Light Captain. Los londinenses irrumpieron en mi vida en 2008 con el álbum “Miracle Kicker”, un LP de ¿post-folk? preciosista y sosegado que se escucha del tirón con una sonrisa en la cara y que genera un brote inesperado de paz espiritual en el interior del oyente. Sus canciones me recuerdan a la sensación de limpieza que uno experimenta cuando se mete en una cama a la que acaban de cambiarle la ropa y las sábanas nuevas están inmaculadas y huelen (sólo ligeramente, sin empalagar) a un buen suavizante. Sinestesias mías.

Sin embargo los meses pasaban y Dark Captain Light Captain no daban señales de vida. Recuerdo haber llevado a cabo barridos regulares por internet googleando el nombre del grupo en busca de alguna pista sobre cuándo podría escuchar material nuevo (cosas como “Dark Captain Light Captain entran en el estudio de grabación” y tal). Sin resultados, me temo.

"Dead Legs & Alibis": el tan temido segundo disco

¿Y no va el otro día el YouTube y me planta ante las narices, en esa columna de recomendaciones sin sentido que tiene en la parte derecha del navegador, un tema de un grupo llamado (escuetamente) Dark Captain? Tate: ¡los muy cabritos se cambiaron de nombre! Vale que Dark Captain Light Captain era un apelativo muy largo para un grupo de música (de hecho, la primera vez que vi la portada de su debut pensé que la banda se llamaba “Miracle Kicker” y que lo otro era el título del álbum), pero flaco favor le hacen a todos los que, como yo, apenas tenemos más referencia sobre su vida y milagros que, precisamente, un nombre. Porque no os vayáis a creer que se ha hablado mucho de Dark Captain Light Captain en los medios especializados en los últimos años...

(Con todo, al hipster que vive en mí todo esto le viene bien. ¿Que por qué?)

INTERLUDIO EN UN ACTO

(Escena: de copas por Madrid un fin de semana, hablando de música con gente tan moderna y enterada como yo.)

Interlocutor/a: Acabo de descubrir un grupo genial, se llama Dark Captain.

Yo (con gesto de superioridad y tono paternalista): Ah, los conozco. Sacaron hace poco un álbum llamado “Dead Legs & Alibis” (y aquí va la GRAN FRASE):


FIN DEL INTERLUDIO


Y el disco, ¿qué? Una alegría y una decepción a partes iguales. Alegría, porque había ganas de más Dark Captain; de voces dulces y guitarras acústicas alla "Scarborough Fair" que hacen que lo difícil (componer canciones brillantes que huelen a sábanas limpias) parezca fácil. Decepción, porque no hay atisbo de evolución (tampoco involución) en estos diez nuevos temas absolutamente intercambiables con los de su debut. “Dead Legs & Alibis” es un disco muy bueno, sí, pero tan irrelevante en la carrera de Dark Captain como fundamental fue “Miracle Kicker” tres años antes.

3 comentarios:

Mauricio Milano dijo...

¿El segundo libro? Por ahora estoy escribiendo sin presiones, pero presiento que cuanto más me acerque a la publicación, más se harán notar las expectativas. Tema para otro día, perdón por la interpolación.

Saludos!

Anónimo dijo...

Mayor "Pork" to Ground Control:

Me gustan tus sinestesias y tus referencias al gato cuántico de Schrödinger, sempai. Me apunto el nombre (o los 2 nombres ;) y derechito al P2P...

Jero Piñeiro dijo...

Mauricio: hasta que no haya leído el primero no podré presionarte para que el segundo sea igual de bueno o mejor. Pero prepárate, jejeje... ;)

Ground Control se alegra de que le gusten, Major "Pork". En Mediafire los tienen seguro. No pregunte cómo lo sabemos. Pero lo sabemos. Ashes to ashes, fun to funky, we know Major "Pork" is a junkie. Cambio.