martes, junio 07, 2011

Las cicatrices de Vivès

El cineasta galo Jean Renoir dijo una vez que “todos los grandes directores se pasan la vida haciendo una y otra vez la misma película”. Pareciera que su compatriota, el también parisino Bastien Vivès, se haya tomado al pie de la letra esta máxima para trasladarla al medio artístico en el que lleva unos años desarrollando su trayectoria profesional: el comic.

Ya he dejado constancia en varias ocasiones de mi rendida admiración hacia el talento visual de Vivès. Pese a su juventud (vino al mundo en el orwelliano año de 1984), para mí ya se ha convertido en uno de los narradores gráficos más frescos y personales del actual panorama internacional. Desde un punto de vista estrictamente técnico (trazo, composición de página, claridad narrativa, experimentación formal y uso del color), Vivès ya es un grande por méritos propios. Pero (y es un pero considerable) el muchacho no deja de contarnos una y otra vez la misma historia. La misma historia de amor adolescente, para más inri.


Publicado en su país de origen en 2007, “ELLA(s)” ve ahora la luz en España de la mano de Diábolo Ediciones a rebufo del éxito de los superlativos “El gusto del cloro” y “En mis ojos” y del también interesante (aunque en menor medida) “Amistad estrecha”, todos ellos editados en Francia con posterioridad. Este desajuste en el orden de publicación de la obra de Vivès en nuestro país tiene dos consecuencias claras para el lector.

Por un lado, nos encontramos en "ELLA(s)" con un dibujo menos sintético (en cuanto a economía del trazo) que en las obras ya conocidas. No es en absoluto un defecto: este Vivès primerizo resulta ligeramente más cartoon y desenfadado. También, hasta cierto punto, más preciosista: “ELLA(s)” contiene algunas de las viñetas más bonitas (analizadas de forma aislada, como ilustraciones independientes) que le he conocido a su autor. Se percibe claramente, pues, la intención en obras posteriores de contar más con menos, de reducir el dibujo a una concreción lo más sencilla posible sin renunciar por ello a la expresividad que caracteriza a todos los trabajos del francés. Visto así, “ELLA(s)” es una obra algo diferente a lo que ya conocemos de Vivès. No me atrevería a decir si mejor o peor: a mí particularmente, desde un punto de vista estético, me ha enamorado.


Por el otro lado, el argumental, tropezamos con un handicap insalvable: esta historia ya la conocemos. Dice así: joven introvertido (aquí un tal Renaud) conoce a dos chicas guapas, simpáticas e inteligentes (la pelirroja y esbelta Charlotte y la morena y neumática Alice) y se siente irremediablemente fascinado por una de ellas. Que, si uno lo piensa un poco, es básicamente lo mismo que ocurría en “El gusto del cloro” y “En mis ojos”, y apenas ligeramente distinto a lo que servía de base narrativa a “Amistad estrecha” (con la salvedad de que allí el chico y la chica en cuestión ya se conocían de antes y que en “ELLA(s)” se nos narra precisamente el momento concreto en que se encuentran por primera vez).

A mí, dadas las circunstancias, me da por pensar que cualquiera de estos cuatro títulos es un poco (o bastante) autobiográfico. Que Renaud es el propio Vivès (como también lo eran el nadador de “El gusto del cloro”, el protagonista en modo subjetivo de “En mis ojos” y el amigo pagafantas de “Amistad estrecha”), que proyecta en una de las protagonistas su propia obsesión por una mujer real que lo dejó hondamente marcado y que aún no ha podido o querido olvidar. Estoy bastante convencido de que estas historias casi clónicas no son sino un reiterativo exorcismo emocional que Vivès lleva a cabo porque aquella persona que tan profundamente lo hirió (y es bien sabido que en toda herida sentimental hay un poco de placentera recreación masoquista) absorbe la llama de su inspiración como un agujero negro haría con la luz. Porque, sencillamente, Vivès es incapaz de liberar a / librarse de su musa.


Confieso que entiendo al chaval. Todos, quien más y quien menos, hemos estado alguna vez expuestos a esa clase de vórtice emocional. Todos, quien más y quien menos, tenemos cicatrices. Por suerte, algunos artistas son capaces de darle a esa frustración y despecho que deja tras de sí un amor marchito una salida creativa plena de sentido y sensibilidad. Ahí están “Adiós, Chunky Rice” y "Blankets" de Craig Thompson o, en un registro totalmente diferente, la mayor parte de la obra de Robert Crumb, vertebrada desde sus problemas con el sexo opuesto. Vivès, no obstante, parece haber completado ya sus obras mayores sobre el tema, y cada vez que repite nuevamente el esquema chico-conoce-a-chica uno no puede sino lamentar que todo ese derroche artístico se haya desaprovechado en entonar una vez más la misma cantinela. Una cantinela que, ojo, no deja de ser perfectamente disfrutable en su absoluta falta de innovación: "ELLA(s)" posee diálogos veraces, personajes creíbles y situaciones en las que más de uno podrá verse perfectamente identificado. Todo ello envuelto, como decía, en un aspecto gráfico de auténtico lujo.


Dadas las circunstancias, sólo se me ocurre un consejo final que darle al joven autor. El mismo que le brindaría a un buen amigo o amiga. El mismo que me gustaría que me dieran a mí en esas frías noches de invierno en que la cicatriz aún duele sordamente. No ya por su propia felicidad (que también), sino por el bien del comic francés, europeo y mundial: Bastien, tío, supéralo de una vez.

7 comentarios:

Unknown dijo...

No he leido ninguna obra de este autor. Sabiendo lo recurrente que es, cuál me recomendarias para empezar? Y lo que es igual de importante, merece la pena continuar con alguno más?

Jero Piñeiro dijo...

Para mí los más interesantes son, con diferencia, "El gusto del cloro" y "En mis ojos". Cada uno tiene sus (muchas) virtudes técnicas y narrativas, pero yo en principio sólo probaría con uno de ellos porque, como ya digo, a nivel argumental las obras de Vivès son bastante intercambiables. Además de sus trabajos como autor completo, Vivès ha dibujado también tres álbumes de un peplum titulado "Por el imperio", con guión de Merwan. Aún no lo he leído, pero según tengo entendido es completamente distinto en tono e intenciones al resto de la producción de Vivès...

Unknown dijo...

El que me ha llamado más la atención visualmente ha sido "En mis ojos", así que creo que empezaré por ese! Gracias! ;)

David dijo...

Lo leí ayer... Me gustó (estéticamente sobre todo).
Y sí, Vives se repite (más que el ajo)...pero este se nota que es como el primero y tiene el encanto del que empieza.
Si Vives es Renaud:
a) no sé cómo se le ocurrió rechazar a Alice cuando la otra le busca (sí, porque le iba Charlotte, ya sé).
b) quiero conocer a las dos chicas reales (para ver si son tan bonitas como las que él dibuja).
Y ahora en serio.
Después de Polina, que cada vez me gusta más si pienso en el tebeo (aunque me parece que por motivos externos a él, por lo que me sugiere y que a lo mejor no era intencionado por parte de Vives)... este es como una anécdota estirada.
Otra cosa.
Mis comentarios suelen salir a bote pronto (así salen como salen)... no les hagas mucho caso.
El de los melones creo que va por el rollo erótico festivo (o dramático; dame igual). Que será muy bonito y tal (como todo lo que hace)...pero no esperes que el chico vaya a sacar oro de semejante anécdota...
Puedo ser un miserable, un imbécil y un amargado...pero no soy un robot (¿o algún robot sería capaz de realizar un comentario tan irregular como este? Callyspo and me toca escribir ahora.

Jero Piñeiro dijo...

A ver si al final un servidor no estaba tan desencaminado sobre el talento de Vivès... jejeje. Yo también me hubiera quedado con Alice. Y no sólo por lo obvio. Una profe mía de literatura decía (aunque ya sé que el argumento no es suyo) que cuando un escritor publica un poema, su propia interpretación del mismo deja de ser relevante. La obra trasciende al autor y cada lector es libre de extraer del poema una lectura diferente. "Polina" es un gran tebeo. Que tú además puedas añadirle un plus a partir de tus experiencias personales no es en absoluto un demérito, sino todo lo contrario. A mí me pasó (y sé que estarás disconforme porque no te gustó) con "El árbol de la vida". Hubo fragmentos que tuvieron en mí un efecto psicoanalítico-regresivo y que me hicieron recordar cosas que creía olvidadas.

De "Los melones..." hablaremos cuando lo lea.

¿Miserable, imbécil y amargado? Eres el último ciberconocido al que me imaginaría así, David. De hecho en mi cabeza te pareces al personaje de Ewan McGregor (no la versión anciana de Albert Finney) en "Big Fish". Vete tú a saber por qué ;)

David dijo...

jajaja... Para nada, pero es bueno ver que a uno le tienen idealizado.
Creo que esa es mi peli favorita de Tim Burton.

Jero Piñeiro dijo...

Supongo que la palabra es precisamente ésa, "idealizado", teniendo en cuenta que nunca había visto ninguna imagen tuya que no fuera la de los dos niños con los sombreros de leprechaun. Vamos, que eras sólo una idea y unas cuantas palabras en internet...

Mi favorita de Tim Burton estaría entre "Ed Wood" y "Sleepey Hollow" (aunque tendría que revisar "Eduardo Manostijeras", que me gustó mucho de chaval pero hace como 15 años que no la he vuelto a ver). "Big Fish" también me gustó bastante, pero hay algo en ella que no me termina de convencer. La veo un poco relamida...