Resulta casi ofensivo comprobar la poca vergüenza que tiene la Academia de Hollywood a la hora de establecer las nominaciones a los Oscars. Siempre he tenido bastante claro que algunas categorías suponían un evidente menosprecio a las cintas seleccionadas, pero lo de este año es de auténtica antología del disparate. Me refiero concretamente a los Oscars a mejor película de animación y a mejor película de habla no inglesa.
El primero fue creado para, en teoría, dar un empujón al cada vez más floreciente sector del cine animado, pero no me cabe ninguna duda de que, escudados en la existencia de dicha categoría, los académicos pueden cometer injusticias tales como ningunear a “Wall-E” o quedarse a gusto premiando aquí a “Up” para dejarla fuera de competición en la categoría de mejor película (a secas). Al menos la han nominado. Algo es algo.
Lo de las cintas de habla no inglesa me parece incluso más sangrante. Este año sólo he visto tres de las seleccionadas, pero estimo que cualquiera de ellas le da unas cuantas vueltas a las grandes nominadas de la actual edición. No me cabe ninguna duda de que tanto “La cinta blanca” como “El secreto de sus ojos” contienen más cine que “Avatar”, “Up in the air”, “Malditos bastardos” o “En tierra hostil”. Sin ser éstas malas películas, ojo. Pero las firmadas por Haneke y Campanella me parecen no ya buenas películas sino cine realmente mayúsculo, del que quedará para el recuerdo. Y a ambas las despachan tan alegremente con una mención en la susodicha categoría reduccionista y, en el caso de la alemana, con una nominación a mejor fotografía que, si existe algo de justicia en el mundo, debería ir a parar irremediablemente a las manos de Christian Berger.
Llevaba cavilando sobre este asunto unos cuantos días, por eso de colgar en El Abismo mi tradicional quiniela para los Oscars, cuando esta tarde se cruzó en mi camino la nominada de nacionalidad francesa, “Un profeta” de Jacques Audiard (digo “se cruzó en mi camino” cuando realmente quiero insinuar que fui al cine a verla, claro… ya sabéis cómo es esto de escribir un blog y sucumbir a las ínfulas literarias).
El caso es que “Un profeta” es, de las que he visto, la mejor película de entre todas aquellas que figuran en la lista de nominadas en cualquier categoría. Tan sólo “Up” y “El secreto de sus ojos” compiten a un nivel más o menos parejo (“La cinta blanca” me parece ligeramente inferior). La historia del preso Malik (un sublime Tahar Rahim que merecidamente se ha llevado los premios César de la Academia Francesa a mejor actor revelación y mejor actor), un árabe de 19 años que deberá convertirse en un despiadado criminal para sobrevivir en un entorno hostil, supone un modélico ejemplo de cine de género negro al más alto nivel, el mismo que cultivaron en su momento capos del calibre de Coppola o Scorsese.
No, no exagero: si “Un profeta” estuviese interpretada por Al Pacino en sus años mozos y viniese firmada por Brian De Palma, faltaría tiempo para que la gran mayoría del público (tanto del entendido como del, digamos, profano) la encumbrase como una obra maestra sin paliativos (de hecho, creo que es una película más equilibrada y redonda que la celebérrima “Scarface: el precio del poder”, que no es moco de pavo precisamente). Pero “Un profeta” es una película protagonizada por corsos y musulmanes, ambientada en un presidio francés y rodada en la lengua de Baudelaire, así que poco se oirá hablar de ella en las conversaciones de café y en los descansos entre clase y clase del instituto y la universidad. Si aún se hubiese estrenado en 3-D…
Podría dejarme las yemas de los dedos glosando aquí las virtudes de la película de Audiard, pero lo cierto es que de poco valdría invertir ese tiempo y esfuerzo cuando puedo resumirlo todo en una sola frase: “Un profeta” es la mejor película que he visto en lo que va de 2010 y dudo mucho que vaya a ver muchas más como ésta. A poco que os guste el cine, no podéis perdérosla.
Volvemos así al inicio de este escrito: me parece una jodida vergüenza que “Un profeta” sólo pueda llevarse un Oscar, y más siendo uno tan caprichoso como el de mejor película de habla no inglesa. Hablamos de una cinta que vuela mucho más alto que los aviones de Jason Reitman (otro día hablaré de ella, que la tengo fresca), que golpea con más violencia que las minas antipersona de Kathryn Bigelow, que sorprende con más ingenio que los judíos bastardos de Quentin Tarantino y que emociona bastante más que los alienígenas azules de James Cameron. Pero que (ah, claro) es gabacha, así que lo normal es que no se coma ni un colín (o una baguette, ya puestos).
“La metemos en habla no inglesa y así nos ahorramos el que Audiard, Rahim, Arestrup, Bidegain y no sé cuántos nombres más que no sabemos pronunciar arramblen con nuestros Oscars y nos dejen tristones a Sandra Bullock y a George Clooney, que son más guapos y venden más cafeteras”, habrán pensado los sagaces académicos. ¿Pues sabéis qué os digo? Que ya pueden meterse sus dorados calvorotas por el orto.
Malik y yo no los necesitamos.
PD: Habréis podido comprobar que en ningún momento hago mención a la “Precious” de Lee Edwards, nominada en nada menos que 6 categorías (incluyendo dirección y película). No la he visto y lo cierto es que, entre que el tema del film no me atrae en absoluto y que la crítica española la ha puesto a caldo, es muy poco probable que le eche un vistazo hasta que se edite en DVD. Dudo mucho que contenga siquiera un atisbo de la genialidad que ofrecen las tres películas de habla no inglesa en torno a las cuales gira esta entrada, pero prefiero ahorrarme los prejuicios y esperar a verla para emitir una opinión bien fundada.
4 comentarios:
Comparto tu dolor y me has comvencido... voy a ver Un profeta, HOY MISMO.
Si fuera por mi Up se llevaría el Oscar a mejor película (de hecho solo en su prólogo hay mas cine que en Avatar enterita)...
Bueno, eso de "dolor" suena un poco heavy, jajajaja. Digamos más bien "frívola indignación". Tampoco me importa tanto el cine como para "sufrir" por las nominaciones a los Oscars ;)
Eso sí, te recomiendo que veas "Un profeta", y si puede ser en V.O. claro. Estoy convencido de que te gustará. Cuento con leer tu reseña un día de estos :)
Vale, la acabo de ver, estoy sin palabras.
Un profeta.
Ha sido brutal.
Cuando mejore mi estado de ánimo escribiré su correspondiente entrada.
Además creo que voy a poner un enlace a la tuya, si no te sabe mal, que explicas las cosas, clarito, clarito.
Me alegro de que te haya gustado. Y enlaza cuanto quieras ;) Tengo curiosidad por leer ya esa opinión (a ver qué nota le pones, jajaja).
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