lunes, febrero 23, 2009

Tesis sobre el dolor

Apenas unas horas antes de la entrega de los Oscar me di el gustazo de olvidarme durante un rato de la mesa de dibujo y del Photoshop y me fui al cine a ver “El luchador”, la película por la que Mickey Rourke y Marisa Tomei eran candidatos a mejor actor y mejor actriz de reparto, respectivamente.


La cinta, dirigida por Darren Aronofsky (“Pi”, “Réquiem por un sueño”, “La fuente de la vida”), narra la decadencia de Randy “The Ram” Robinson, luchador de wrestling en horas (muy) bajas que en la década de los 80 fuera una super-estrella del mundillo.

“El luchador” aborda la vida del protagonista desde dos ángulos distintos pero complementarios: por un lado su autodestrucción física (no sólo a base de recibir hostias en los combates, sino también debida al uso y abuso de todo tipo de drogas anabolizantes); por el otro, su incapacidad para afrontar las relaciones humanas, que le resultan un terreno mucho más duro e inhóspito que ese cuadrilátero libre de desengaños y frustraciones que se ha convertido en su auténtico hogar.

El retrato que “El luchador” hace del mundo del wrestling es patéticamente enternecedor, con esos falsos enemigos acérrimos que pactan sus combates con una profesionalidad ridícula (aunque eso no evite que los golpes duelan y que la sangre salpique el cuadrilátero) y que al terminar el show se van juntos de copas como colegas.

Aronofsky adapta su caligrafía visual a las exigencias del relato y cambia por completo su estilo como realizador (anteriormente caracterizado por un uso exhaustivo del montaje y de la música como principales herramientas narrativas), desvistiéndolo de artificios y guiando al espectador tras los pasos de Randy con una cámara en mano que confiere a la cinta la cercanía y anti-épica que la historia de este gladiador acabado pide a gritos. Esa misma cercanía consigue que sintamos cada golpe propinado en el ring con tal realismo que en más de una ocasión nos descubriremos soltando un “ouch” de dolor osmótico, pero también que veamos a Randy no como personaje de ficción sino como un ser humano de carne y hueso, lleno de matices y claroscuros (más oscuros que claros, me atrevería a añadir).


Hablar de “El luchador” implica inevitablemente destacar la soberbia interpretación de Mickey Rourke, a quien a los pocos minutos de película ya no visualizamos como ese actor caído en desgracia que busca una última y desesperada oportunidad de volver a la palestra sino como a un auténtico profesional del pressing-catch con el alma y el cuerpo desfigurados a la par. Aunque Sean Penn se perfilaba como una estupenda segunda opción para alzarse con el reconocimiento de la Academia en esta última edición de los Oscar, lo cierto es que Rourke era, de acuerdo con mi personal e intransferible criterio, el actor que más se merecía dicho galardón.

También Marisa Tomei está estupenda en el papel de stripper a la que Randy recurre cuando se siente solo y necesita hablar, ya sea de sus glorias pasadas o de la hija a la que abandonó años atrás. Tomei, además de lucir un físico espectacular (con cuarenta y tantos años a sus espaldas), consigue que nos olvidemos del manoseado arquetipo de “bailarina-madre-superviviente” insuflando sentimiento y autenticidad a su personaje.


Pese a sus irregularidades, nacidas de un guión que no elude numerosos lugares comunes del cliché de “celebridad caída en desgracia en busca de una segunda oportunidad” (cuya otra cara de la moneda, amable y complaciente, sería el “Rocky Balboa” de Silvester Stallone), la cuarta cinta de Aronofsky como realizador supone un auténtico bofetón de derrotismo, tan pesimista y desolador como sus anteriores trabajos, que utiliza las cuerdas del cuadrilátero como balcón desde el que asomarse a la desgracia de un hombre roto que no posee el pegamento ni las piezas necesarias para recomponer su vida.

Se trata, en resumidas cuentas, de una película muy notable a la que quizás no se preste mayor atención más allá de los paralelismos entre el personaje de “The Ram” y el propio Mickey Rourke, pero que realmente merece (y mucho) la pena ver.

5 comentarios:

El chache dijo...

Mickey Rourke siempre ha sido un actor buenisimo (vease, sin ir mas lejos, El corazon del Angel). Es cuestion de tiempo que encauce de nuevo su carrera (mil gracias le estara dando a Robert Rodriguez), y el oscar caera por si solo.
Un saludete

Cristian dijo...

A propósito de los Oscars '09:

1. No he visto aún la película de Fincher. Algunas personas (la mayoría) me la han recomendado y otras no. Ganas (y cierta desconfianza) no me faltan.
2. Sí he visto, en cambio, la película de Boyle. Me habían hablado muy bien (hace cosa de 2 años) del libro en el que está basada y antes de ver su adaptación al cine todas las críticas que había escuchado eran favorables.

Veredicto personal: Pse, ni fu ni fa. Tiene buenos momentos, malos momentos (el baile bollywood del final me chirría un poco y el ritmo empieza a flojear desde la mitad de metraje), canciones acertadas (Mya), un buen reparto... Pero coincido contigo en que se ha sobrevalorado al (no tan) bueno y (mucho menos) prolífico de Danny Boyle. En mi opinión, lo mismo que pasó con otras ganadoras pasadas: "Crash", "Infiltrados"(¿¿cómo se habrá infiltrado ésta como la mejor película del 2006??)...

PD: Viendo tu quiniela me resulta un poco incongruente que critiques la corriente dominante de colmar a una misma película con premios "en manada" (con tus propias palabras) y luego te dediques a hacer lo propio con el Benjamin Button ese...
Ay sempai, prediquemos con el ejemplo...

Saludos meu: {x_x}

Jero Piñeiro dijo...

Chache: totalmente de acuerdo en lo de "El corazón del ángel" (que además es una película estupenda, y más estupendo hubiera sido que mi madre no me hubiese reventado el final antes de verla, jajaja).

Cristian: ¡benditos los ojos! Fíjate que, aún pareciéndome merecedora de un montón de premios, yo le concedía a la de Fincher 8 de sus 13 nominaciones, dejando fuera algunas tan relevantes como mejor actor o actriz secundaria y también algunos técnicos (los de sonido, por ejemplo, se los merecía "Wall-E" sí o sí). "Slumdog" se ha llevado 8 de 9 posibles (eran 10, pero hay que tener en cuenta que dos nominaciones eran para mejor canción). Pelín exagerado, ¿no?

"Crash" es una película bastante decente que no merecía tantos laureles, pero por lo de "Infiltrados" no paso. Para mí sí fue la mejor peli de su año, con diferencia además. Recordemos que sus competidoras eran las descafeinadas "The Queen", "Cartas desde Iwo Jima" (que no es lo mejor que ha hecho Eastwood, desde luego), "Babel" (que tampoco es lo mejor que ha hecho Iñarritu) y la estupenda "Pequeña Miss Sunshine", que no obstante se quedaba en anécdota indie frente al nervio de Scorsese (menudo curro de montaje) y las actuaciones de Nicholson (pasadísimo de rosca pero genial), Damon y DiCaprio (ambos brillantes en su contención). Otra cosa es que sea un remake, lo que ya puede tocar las narices a alguno (sobre todo si se ha visto la versión hongkonesa).

Por cierto, pronto iré a buscar mi mierda. Ténmela envuelta para regalo y con un lacito o enviaré a Machete a tu casa, jejeje.

¡Ah, y deja de tocarte con el trailer de "Inglourious basterds"!

Ѕilυiα dijo...

Jero, ya se que no eres amigo de los premios blogueros pero tienes uno en mi blog :p

Jero Piñeiro dijo...

Silvia: te respondo en tu respectivo. Pero gracias! ;-)