Pero, desgraciadamente, el concierto fue más breve de lo que cabría esperar. A los cuarenta y cinco minutos una lluvia bastante considerable obligó a los músicos a suspender el espectáculo y al público a volver cabizbajo a sus hogares, con cara de “coitus interruptus”, a escuchar una vez más los cd’s de “19 días y 500 noches” o “Mediterráneo”.
Una puta pena, eso es lo que es. Pero se trata de Galicia y, más concretamente, Santiago. Supongo que alguien debió decirle a la promotora del concierto que aquí eso de llover está a la orden del día (de enero a diciembre), y que quizás hubieran debido tenerlo un poquito en cuenta.
Por si eso fuera poco, las 12 canciones que llegaron a interpretar se vieron empañadas por las reacciones de un público especialmente antipático, que llegó a silbar (incomprensiblemente para mí) a los músicos, y que comenzó a cantar himnos de protesta cuando, debido a la lluvia, parte de los asistentes se vieron obligados a abrir sus paraguas.
Yo me esperaba otra de esas noches para el recuerdo, pero me volví a casa con una sensación de tristeza…
1 comentario:
...espero q este sábado no llueva....
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