Neil Gaiman es principalmente conocido por su serie de comics “The Sandman”, en la que demostró que crítica y público pueden coincidir siempre y cuando el talento literario no sea un elemento ajeno a la ecuación. La serie recibió todos los premios habidos y por haber, se tradujo a innumerables idiomas y creó una legión de fieles seguidores a lo largo y ancho del vasto mundo. Como servidor, aquí presente.
Tras finiquitar su magna obra en el número 75, Gaiman comenzó a desligarse del mundo de los tebeos para ir haciéndose un hueco en el cine, la televisión y, sobre todo, la literatura.
Tras la publicación de numerosos cuentos ilustrados, libros infantiles y la novela de éxito “American Gods” (que aún no he tenido la ocasión de leer), a finales del año pasado se publicó en España “Los hijos de Anansi”, que narra las aventuras de Gordo Charlie, un tipo de baja autoestima y escaso éxito profesional que aborrece cantar en público y que está apunto de casarse con su novia Rosie, muy a pesar de su futura suegra. El asunto se complica cuando se le informa de la muerte de su padre al otro lado del Atlántico (Gordo Charlie, criado en Los Ángeles, vive actualmente en Inglaterra), y el descubrimiento de que éste (que había sido siempre motivo de vergüenza para nuestro protagonista, y que murió de un infarto mientras cantaba en un karaoke) no era un humano normal, sino un auténtico dios, de nombre Anansi. El dios de las historias y los cuentos.
A partir de aquí, la novela sigue las andanzas de Gordo Charlie y los descubrimientos (a veces divertidos, a veces terribles) que realizará acerca de su familia, de su antiguo vecindario y de las relaciones entre dioses.
Con un tono desenfadado y una redacción sencilla, Gaiman emula a Terry Pratchett en una novela entretenida que se olvida al cerrar la última página, plagada de referencias mitológicas preexistentes que demuestran, una vez más, que Gaiman es un tipo listo que prefiere la recreación a la originalidad, consiguiendo hacer suyos conceptos que llevan siglos vagando por el imaginario popular.
Quizás a quien nunca haya leído un comic de Neil Gaiman le parezca un sano divertimento para pasar el rato, pero lo cierto es que está muy por debajo de la complejidad, la riqueza temática y el hermoso lirismo que tantas veces alcanzó con “The Sandman”. Quizás porque Gaiman es artista de una sola obra. Quizás porque un comic de 2.000 páginas permite una evolución de personajes y argumentos inabarcables en una obra literaria de 400. Quizás porque ser un buen guionista de tebeos no implica ser un buen escritor de novela, y viceversa.
Ahora regresa al comic con la miniserie “Eternos” de Marvel. Leído el primer número, recién publicado en España, persiste la sensación de que, en lo que a Neil Gaiman se refiere, todo quedó dicho en aquellos maravillosos 75 números de fantasía en estado puro.
1 comentario:
No he leído Anansi Boys, pero sí American Gods, y me ha dejado exactamente la misma impresión. Gayman tiene una historia que contar, es buena, y el lo sabe, así que nos la cuenta una y otra vez de formas distintas. Es entretenido, pero nunca encuentras nada en él que no estuviese ya en Sandman.
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