“El buen alemán” (Steven Soderbergh) narra las desventuras de un corresponsal de guerra (George Clooney) en la Berlín “liberada” del año 1945, y su relación con un soldado (Tobey Maguire, radicalmente distinto al papel arácnido al que nos tiene acostumbrados) que deberá ejercer de chofer/escolta del personaje de Clooney y la “novia/prostituta” alemana de dicho soldado (interpretada por Cate Blanchett, también en la cartelera con “Diario de un escándalo”).
A todos los efectos, la película es un homenaje (o plagio confenso) de “Casablanca” de Michael Curtiz. Desde el argumento (lo que hace que resulte previsible por momentos, sobre todo en sus últimas escenas) hasta la estética, milimétricamente recreada al modo del cine de los años 40 (incluso el cartel es de una similitud alarmante), todo recuerda, inevitablemente, al clásico protagonizado por Boogie y la Bergman.
Tal circunstancia deviene en virtud y defecto a partes iguales. Por un lado, resulta encomiable el esfuerzo de producción y, sobre todo, la demostración de gran afecto por parte de Soderbergh al que, supongo, sea uno de sus films de cabecera. En ocasiones, durante el visionado, uno no puede evitar esbozar una sonrisa cómplice al comprobar lo bien que se adapta la película a su mimético cometido (salvo en las dosis de violencia de algunas escenas, que ciertamente hubiesen herido la sensibilidad de los espectadores bienpensantes de hace medio siglo).
Pero, precisamente por la misma razón, la película acarrea un lastre tan contraproducente como resulta el hecho de competir con una de las películas más queridas y mejor valoradas de la historia del cine. Una comparación que, inevitablemente, perjudica mucho al resultado final, lo que conlleva desperdiciar un excelente argumento y un reparto de altura en el mimoso ejercicio retrospectivo de un director consentido que todavía vive de las rentas (en cuanto a supuesto prestigio) que le otorgó la película “Traffic”.
Pese a todo, es un película agradable y muy cuidada. Aunque yo, personalmente, creo que bien valdría más pasar de ella y ver de nuevo a Humphrey emborrachándose y diciendo aquello de…
…no, jodidos, no voy a ser tan cursi de decirlo en esta reseña, ¿por quién me tomáis?
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