lunes, septiembre 24, 2012

Mátalos hablando

Llevo un tiempo intentando superar la apatía que me genera un título tan largo como “El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford” (no sólo en palabras, también en metraje: 160 minutos) y planteándome que ya va siendo hora de sentarme delante del televisor a ver el último western de renombre: una cinta dirigida por Andrew Dominik que le valió a Brad Pitt la Copa Volpi en el Festival de Venecia de 2007. Lo peor de todo es que tengo la película comprada en DVD desde hace casi dos años y todavía no le he dado la oportunidad de dormirme (según me advierten unos) o maravillarme (tal y como me prometen otros). De tanto esperar a que me sobrevengan las ganas de insertar el disco en la ranura de mi reproductor y darle al play, resulta que a Dominik y a Pitt les ha dado tiempo de rodar y estrenar un nuevo film, “Mátalos suavemente”, que llega ahora a la cartelera nacional con ganas de insuflar nuevos aires al género negro.

Cartel estadounidense del film.

¿Nuevos aires? Lamentablemente no. “Mátalos suavemente” pretende ser un híbrido entre el expeditivo cine de gangsters de Martin Scorsese, la agudeza introspectiva de los hermanos Coen y la pluma verborreica de Quentin Tarantino. Lo cual no tendría por qué ser necesariamente malo si no fuese porque la propuesta de Dominik (guionista además de director) deja las costuras perfectamente a la vista y, peor todavía, no ofrece un argumento de peso que sustente el copy & paste estilístico.

Brad Pitt. Hablando.

La cinta, basada en la novela "Cogan's Trade" de George V. Higgins, presenta a Pitt como el metódico asesino a sueldo Jackie Cogan, contratado para localizar a dos atracadores de perfil bajo que irrumpieron escopeta en mano en una partida de cartas entre jefes mafiosos, llevándose en la huida un botín considerable. Alrededor del asunto orbitan una serie de personajes (el abogado que actúa como enlace entre la mafia y Cogan, un gangster local sobre el que recaen inicialmente las sospechas y otro asesino a sueldo inmerso en una depresión autodestructiva) que aportan algo de sal a la receta, pero cuyas subtramas no llegan en ningún caso a cuajar totalmente.

Scoot McNairy. Charlando.

Lo cierto es que “Mátalos suavemente” se percibe como una cinta dispersa, que funciona mejor por escenas aisladas que en su conjunto. La excelente selección musical, la fabulosa fotografía a cargo de Greg Fraiser y la gran variedad de recursos plásticos que Dominik despliega en pantalla permiten percibir una inteligencia audiovisual genuina, capaz de sacar gran partido a los (muy) puntuales estallidos de violencia insertados en la trama. Sin embargo, el esfuerzo se queda en vacío recurso estético cuando el guión insiste constantemente en cargar las tintas en unos diálogos tan largos como insulsos que se adueñan (por omnipresentes) de una historia que no necesitaba tanta palabrería ni minutaje. Para mi desgracia, Dominik carece del nervio de Scorsese, de la ironía nihilista de los Coen y del verbo ágil de Tarantino.

Ray Liotta. Platicando.

Tampoco ayuda que la interesante (a priori) crítica a la identidad ferozmente capitalista de los Estados Unidos que recorre el metraje desde sus primeros compases quede finalmente explicitada de un modo tan torpe y directo. No creo que haya nada menos sutil que oír a un personaje verbalizando frente a cámara la lectura que debe hacer el espectador del material que está viendo.

Ben Mendelsohn. Dialogando.

Hay poco que reprochar, por otro lado, a un reparto verdaderamente entregado que, además del de Pitt (contenido y solvente), incluye nombres tan atractivos como los de Ray Liotta, Richard Jenkins, Sam Shepard (en un cameo cuya duración se cuenta en segundos) y un soberbio James Gandolfini, y que sirve de trampolín a un reconocimiento mayor para Scoot McNairy y Ben Mendelsohn, que interpretan a los atracadores marginales que dan el golpe en la timba. No es suficiente, ni con estos estupendos actores ni con el buen hacer de Dominik en el terreno estrictamente formal, para despertarme un interés real por lo que el cineasta australiano pretende contarme.

James Gandolfini. Adivina...

“Mátalos suavemente” me parece, en fin, un bello y pretencioso ejercicio de posmodernismo mal entendido. Y si ya antes me daba pereza enfrentarme a “El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford”, ahora ni os cuento.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Con ese título, ya no figuraba entre mis aspiraciones (a pesar del reparto)... me encantan los "pie de foto" de cada una de las imagenes...sobretodo el de la última! ;-) Lync

Jero Piñeiro dijo...

A mí el título no me suena tan mal en inglés. Supongo que porque me gusta bastante la canción de Roberta Flack. Me alegro de que te gusten mis pies, tío. No va con segundas, tranquilo ;)

José M. García dijo...

Yo tampoco he visto el anterior trabajo del dúo Dominik/Pitt, pero "Mátalos suavemente", si bien no me ha entusiasmado, sí que lo considero un título muy interesante. En un principio sí que puede parecer que los largos diálogos es un intento de seguir la estela de Tarantino, pero por lo que he leído parece ser que procede de la novela original (no lo he podido comprobar personalmente).

A mí me atrae la película precisamente por su heterodoxia, por huir de los lugares comunes, por pararse en los tiempos muertos antes que en la acción, pero, al mismo tiempo, me resulta muy cargante su artificio visual hasta caer en el manierismo más vacío.

manipulador de alimentos dijo...

Andrew Dominik nos ofrece en 'Mátalos suavemente' un thriller intenso, con ritmo, repleto de escenas vibrantes y diálogos frescos, con humor y drama, una película de factura clásica pero que debe gran parte de sus hallazgos a contemporáneos como Tarantino o Michael Mann. La escena entre Brad Pitt y Tony Soprano, James Gandolfini, es soberbia. No es una obra maestra pero defraudará a pocos. Un saludo!!!