Brian
Michael Bendis es uno de los guionistas estrella de la actual Marvel
Comics. Siendo un trabajador hiperactivo y un dialoguista
autoindulgente y excesivo (con destellos de auténtico talento), la
mediocre calidad media de su bibliografía hasta la fecha no es
impedimento para que cabeceras como “Alias”, “Powers” o su
larga estancia en “Daredevil” puedan ser disfrutadas plenamente
por buena parte del fandom super-heroico. Hasta ahora un servidor
tenía la impresión de que los guiones de Bendis eran mejores
cuanta mayor libertad creativa tenía el autor para afrontarlos.
En esto
que se publican en nuestro país, recopilados por Panini en un bonito
tomo de tapas duras, los cinco primeros números de “Scarlet”, su
nueva serie de creación propia junto al dibujante que (precisamente)
lo había acompañado en “Daredevil”: Alex Maleev.
Exitoso
tándem creativo + Bendis con plenos poderes literarios + sello Max
(la división “para adultos” de la Marvel) = ¿qué podría salir
mal?
Pues,
básicamente, todo.
“Scarlet”
narra la historia de una veinteañera de Portland que, tras sufrir
una brutal agresión y ver cómo su novio muere a manos de un policía
corrupto, experimenta una epifanía anarquista que la lleva a
comenzar una venganza que sirva, de paso, para arreglar todo lo que
está podrido y corrupto en nuestra sociedad.
Con el
tono adecuado y toneladas de suspensión de la incredulidad, quizás
“Scarlet” se hubiera quedado en un apañado remake en clave
femenina de “The Punisher”. Y así habría sido si Bendis no
cometiese la arrogancia de hacer de la serie una reflexión
panfletaria anti-sistema que huele como el cadáver de Chuck
Palahniuk tras meterse una sobredosis de Stéphane Hessel adulterado
con matarratas. Las consignas supuestamente revolucionarias que salen
de la boca de la protagonista (la cual, en un ejercicio de
postmodernismo cool, rompe la cuarta pared interpelando directamente
al lector al más puro estilo Alvy Singer) tienen la profundidad de
un cromo de “La pandilla basura” (o menos: algunos cromos de “La pandilla basura” tenían su aquél...). Apoyado en un discurso
socio-político más propio de un adolescente cabreado con el mundo
que de un hombre adulto con un ideario sólido, el escritor adopta el
manto de artista transgresor y concienciado y lo verbaliza
absolutamente todo en este ensayo de intenciones
agita-conciencias. Para mi desgracia, en lugar de al lúcido Alan
Moore de “V de Vendetta” (que además de adoctrinar se preocupaba
por construir una buena historia asentada en personajes veraces), a
quien realmente me recuerda este Bendis es al Warren Ellis de la
inexplicablemente sobrevalorada “Transmetropolitan”, en la que el
guionista inglés pretendía hacernos creer que “periodista” y
“terrorista” son sinónimos siempre que las cosas se digan con
humor. Ya.
La
parte visual de “Scarlet” tampoco ayuda a mejorar la frustración
que supone su lectura. Maleev abusa de la rotoscopia (una técnica
muy efectiva cuando es empleada de forma inteligente; no es el caso)
hasta convertir las páginas del tebeo en una suerte de fotonovela
estática y despersonalizada. Al emplear el diálogo como herramienta
casi exclusiva para el avance de la trama, la mitad de las viñetas
cumplen únicamente la función de identificar al orador de turno, y
sólo en momentos muy puntuales existe una auténtica sensación de
“narrativa gráfica” más o menos elaborada.
En
términos de composición visual, lo que menos me ha disgustado del
tomo han sido los fugaces recorridos por la trayectoria vital de un
personaje en cuadrículas de 3 x 3 viñetas. No es un recurso
excesivamente original (Bendis ya había hecho cosas muy parecidas en
“Alias” y “Powers”) pero podría haber funcionado bien. La
pena es que el esfuerzo se vaya a pique al caer en todos los clichés
coyunturales sobre “jóvenes urbanitas y modernos”. ¿De verdad
era necesario encajar con calzador esa mención a Arcade Fire?
Intento
encontrar una razón por la que merezca la pena echarle un vistazo a
este “Scarlet” y, honestamente, no se me ocurre ninguna. La serie
prosigue más allá del quinto capítulo incluido en este tomo, así
que es de esperar que en unos meses Panini publique un segundo
recopilatorio en el que la trama continuará por los mismos
derroteros.
No
obstante, parafraseando a Rhett Butler...
7 comentarios:
"Pero a "Scarlet", ya digo, le tengo ganas. Incluso a pesar de tu reseña" dijo el joven padawan el 7 de diciembre. A la vista de lo cual sólo puedo añadir: No me digas que no te lo advertí.
Ya lo dijo Séneca: "para saber las cosas no basta con haberlas aprendido". Además, tú y yo en comics sólo coincidimos 50/50 (pienso en Vivès, Thompson...)
Por otro lado: ¿cuándo se gana uno el derecho a blandir la espada láser verde?
Siempre y cuando no cruces los rayos.
El año en que los Reyes me traigan la espada roja doble, David Safari y tú os vais a cagar
¿David Safari? ¿Yo qué soy, Fran Misántropo? ¿Tú eres Jero Abismo o Jero Mirada?
Es cierto que el guión es malo (y lo peor de todo, infantil) que el dibujo es tramposo (y es triste porque es Maleev)... pero los diálogos del agente del FBI me hicieron gracia (y tristemente es lo único bueno que puedo decir de este cómic).
Mi recomendación es que leais el Starman de James Robinson, el cómic que me ha reconciliado con los superheroes estas navidades... ya se que no tiene nada que ver pero en algún sitio tenía que decirlo y como no tengo blog...
Fireman
Fireman: a mí el agente del FBI me pareció un personaje-cliché de libro. El tan manido "cazador que se debe a su trabajo pero que en su fuero interno siente simpatías por su presa". Vamos, que tampoco me ha gustado demasiado...
Sobre "Starman": a falta de leer los tomos 5 y 6, sin duda ha sido la serie que ha vertebrado mi 2011 como lector de tebeos. No digo que sea una obra maestra (que no lo es, al menos por ahora), pero sí me ha ofrecido ese "sentido de la maravilla" super-heroico que actualmente es casi imposible encontrar en el género (en cuanto a pijamas, sólo salvo hoy por hoy el "Invencible" de Kirkman, que también me ofrece muchas alegrías). Es una pena que lo mejor que se publica de supers en estos momentos sean reediciones de material antiguo... aunque la verdad es que, en lo que a mí respecta, el 2011 ha sido un año PÉSIMO en cuanto a tebeos. En general.
Publicar un comentario