domingo, febrero 15, 2009

Dickens en Bombay

A veces una buena base argumental justifica por sí sola la existencia de una película. La historia de un joven prácticamente analfabeto que triunfa en la edición hindú del show televisivo “¿Quién quiere ser millonario?” contada como fábula sobre la predestinación, la persecución incansable de un sueño y el amor sublimado, parece un regalo caído del cielo para cualquier productora. Si además el encargado de dirigir el proyecto es un cineasta tan particular y generalmente solvente como Danny Boyle (realizador de “Trainspotting”, “Millones” o “28 días después”, para más señas), las apuestas parecen estar todas a favor.


Pero lo cierto es que “Slumdog millionaire” estuvo a punto de ser editada directamente en DVD sin pasar por las salas de cine y cuenta con un presupuesto muy inferior al de cualquiera de las otras películas que optan a los Oscars 2009. Es decir, que nadie daba un duro por esta cinta y ahora es una de las máximas nominadas (10 candidaturas) a los premios más importantes del mundillo (importantes comercialmente; en cuanto a criterios de calidad quizás debiéramos correr un tupido velo). Un poco como le pasa a su protagonista, Jamal, al que al principio de su intervención en el programa de las 15 preguntas todo el mundo espera verlo caer y al final prácticamente todos desean que triunfe al más puro estilo patito feo.


Yo, por mi parte, creo que “Slumdog millionaire” es un bluff. Es la cinta con la que todos los años la Academia intenta demostrar que tiene en cuenta a las producciones independientes (¿”Juno”? ¿”Pequeña Miss Sunshine”?) para dar una impresión de modernidad y adecuación a los gustos más dispares. Una modernidad, por cierto, que excluyó en su momento a películas como “El club de la lucha”, “Kill Bill” u “Old boy” (¿tanto costaba nominarla como peli de habla no inglesa, por dios?), todas ellas de una genuina incorrección política y respaldadas por un talento enorme, pero que no se adaptaban a los estrechos márgenes de transgresión edulcorada que el mainstream hollywoodiense está dispuesto a asumir (esos mismos márgenes que han decidido que la animación debe ser tratada como un género menor, pese a la incongruencia de reconocerle uno de los cinco mejores guiones que la industria ha conocido en los últimos 12 meses).

“Slumdog millionaire” pretende ser fresca, original y transgresora cuando en realidad es de lo más convencional. Empieza fuerte, admito, con esa revisión de “Oliver Twist” adaptada al trasfondo hindú que saca lo mejor de unos niños actores a los que dan ganas de reclamar en adopción, y logra sus mejores momentos en las escenas que transcurren en el plató de televisión (donde se lucen especialmente los actores Dev Patel y Anil Kapoor, concursante y presentador respectivamente), pero comienza a zozobrar en cuanto el factor amoroso entra en juego (con esa Freida Pinto tan bella que parece salida de un universo paralelo al del resto de protagonistas del film), guiándonos sin remisión hacia un romanticismo ramplón más propio de una película de Julia Roberts de los 90 que del responsable de la sucia y desangelada “Trainspotting”.



Tampoco contribuyen a mejorar el film las moderneces estilísticas habituales de Boyle, que aquí estorban más de lo habitual (siempre lo he tenido por uno de los mejores “realizadores videocliperos”) con ese montaje epiléptico que, olvidando todo deber narrativo, parecen querer decirnos “mira qué cool es esta peli”.

El número musical de los créditos, impostadamente bollywoodiense, funcionará de maravilla de cara a los académicos más indulgentes, que creerán estar viendo una fusión perfecta de dos formas de entender el cine (la hindú y la yanki), cuando simplemente se debe a ese mismo paternalismo deplorable que pone en boca de un personaje estadounidense la frase: “aquí tienes un poco de la verdadera América” mientras desliza un fajo de dólares en las manos de un Jamal pre-adolescente.

Con todo, no quiero ensañarme más de lo estrictamente necesario con “Slumdog millionaire”. No es una peli tan mala como esta reseña parece querer poner de manifiesto. Es divertida y vistosa e, incluso a ratos, manipuladoramente emotiva, pero la ola de pasiones que ha levantado entre crítica y público me parece estrepitosamente exagerada. Estoy convencido de que si se hubiese estrenado hace 7 u 8 meses nadie la habría tenido en cuenta de cara a las nominaciones y se hubiese archivado en la memoria cinematográfica colectiva como una película más entre tantas otras.

Y si, como auguran algunas quinielas, consigue dar el campanazo el próximo 22 de febrero, mi querido Benjamin Button debería retorcerse amargamente en su tumba de tamaño bebé.

5 comentarios:

Ѕilυiα dijo...

No soy de ver películas extranjeras (no incluyendo EEUU claro), de hecho no veo ni cine español, pero el otro día vi un reportaje sobre esta película y me quedé con el gusanillo de verla... Tiene muy buena pinta la verdad.

Jero Piñeiro dijo...

No te dejes engañar por el rollo hindú, Silvia, "Slumdog millionaire" es una peli inglesa.

Ѕilυiα dijo...

Pero inglesa también es extranjera, auqnue no esté tan lejos :p

Jero Piñeiro dijo...

Jajajajaja, tienes toda la razón. Me refería a que es una peli que sigue el modelo anglosajón, no puede considerarse una peli asiática. Es como cualquier peli americana o inglesa, pero disfrazada de rollito hindú

En fin, ¿aceptamos barco? ;-)

Ѕilυiα dijo...

Jajajaja, venga aceptamos barco que sino nos podemos pegar así años :p
A ver si la veo este finde y te digo si me ha gustado o no.