Llevo bastante bien la soledad, no soy de los que echan mucho de menos a nadie (lo cual no significa que no me importe la gente, es sólo que el no tenerlos cerca no me afecta tanto como a otros/as). También llevo bien la abstinencia, en todas sus vertientes (sí, sorprendido lector, incluso los bloggers atractivos como yo tenemos nuestras noches solitarias, aunque sean menos que las tuyas). No me importa no salir de marcha en tres meses, no es algo que eche en falta en mi vida (aunque a veces se agradezca una buena juerga).
Lo que llevo realmente mal es no hacer ejercicio. Ahí, lo reconozco, mi paciencia es terriblemente limitada.
Hasta ayer, llevaba más de un mes sin machacarme un poco el cuerpo, encerrado en mi estudio dibujando y coloreando non-stop para poder entregar cuanto antes mis páginas para el tercer volumen de “Historias de Galiza”, y así compensar el inexcusable retraso que llevo acumulado. Pero el viernes dije “no aguanto más”. Me fui a la cama reventado de currar y puse el despertador para bien temprano.
El sábado me levanté, me puse ropa cómoda y salí a correr. El frío de la mañana jodía como nunca, como cuchillas bajándome por la garganta hasta los pulmones. Troté sólo un rato por la alameda de Compostela, una zona preciosa para un buena carrera mañanera (toda Santiago lo es). Luego volví a casa a sufrir el ya clásico ataque de asma y flema (no británica, sino de la otra) del “primer-día-de-carrera-jódete-cuerpo-abotargado” y ducharme. El primer día siempre es el peor, pero en un par de semanas uno ya vuelve a estar otra vez a tope, enseñándole el dedo corazón al frío y al asma y a la pereza.
Porque hacer ejercicio es una de las mejores cosas en la vida. Alivia frustraciones, mata los estreses, calma los nervios. Da paz y sosiego. Te hace dormir como un bebé de 3 meses. Te da tiempo para pensar en las cosas que de verdad importan (y también en las que no) mientras machacas el asfalto y la tierra y las hojas caídas con las suelas de tus tenis. Te regala un rato para escuchar la música que sale de tus auriculares coordinada con tu pulso y tu respiración. Te hace sentirte vivo.
Hoy es domingo, tengo mucho que dibujar y el gimnasio está chapado. Pero mañana tiraré unas series de press-banca, algo de brazo y hombro. Y seguro que unas buenas dominadas. Mi cuerpo necesita que le recuerden dónde está cada cosa.
Un mes sin hacer ejercicio es mucho tiempo.
[Tengo otros tres vicios confesables. Si habéis sido lectores atentos seguro que los habréis adivinado ya. Son la música, los comics, y el cine. De los dos primeros voy bien servido, después de casi dos meses dibujando duramente, hojeando el trabajo de otros autores para inspirarme y escuchando continuamente el inagotable listado de cd’s nuevos que amueblan mi disco duro. Lo del cine, por otro lado, también estaba empezando a afectarme (la última peli que había visto en pantalla grande fue “RocknRolla”), así que ayer de noche fui con unos amigos a ver “Valkiria”, cuya reseña tenéis un poco más abajo. Aunque curré mis buenas 5 ó 6 horas, fue un día de desconexión necesaria.]
[Un último apunte: la ilustración que acompaña a esta entrada es obra de Ashley Wood. Se trata de la imagen promocional para un proyecto en colaboración con Mark Millar que nunca vio la luz. Se llamaba, como parece obvio: “Run”.]
3 comentarios:
Hola. He llegado aqui de casualidad y me ha gustado mucho tu blog.
Si te apetece pasate por el mio, QUE FRESQUITO ESTA TODO, a ver si te gusta y podemos leernos.
Un saludo
Pues a mi ni te imaginas la pereza que me da ponerme a hacer ejercicio. Trabajé en un gimnasio hace un par de años, y ni por esas tuve la fuerza de voluntad necesaria como para hacer algo. Como mucho ahora mismo con la wii (si, lo se, es patético...) :) Lo de la soledad y abstinencia mejor no hablo...porque no me acostumbro ni a la de tres.
Por cierto, trabaja menos hombre, que es bueno pero en su justa medida..
El chache: gracias por comentar! Me paso por tu blog, a ver si está tan fresquito como dices, jejeje...
Silvia: supongo que lo de hacer ejercicio es una cuestión de hábito. Yo empecé en el instituto y poco a poco se convirtió en parte de mi rutina diaria, así que ahora cuando paso unos días sin sudar la camiseta noto que me falta algo en mi día a día.
Este año a mi madre le trajeron la Wii los Reyes y no veas los vicios que nos echamos mi hermano y yo cuando vamos por su casa. Es divertidísima y además realmente te hace sudar la gota gorda (aunque yo soy más de golf, jejeje... tengo madera de rico y bolsillos de pobre...)
Y ya me gustaría poder desconectar del chollo, pero yo y las fechas de entrega nos llevamos fatal y al final siempre son todo prisas y estreses y no dormir y ponerme ciego de redbules para sacar tiempo hasta de debajo de las piedras. En fin, desastre que es uno!
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