“Audio, Video, Disco” llega ahora lastrado por unas expectativas mantenidas durante años en un nivel altísimo y por un mal dominio de los tiempos por parte de Augé y de Rosnay. El single de presentación “Civilization” apareció demasiado pronto (en marzo, nada menos) y el segundo adelanto (el corte que da título al álbum) no tuvo la recepción deseada. Probablemente porque no era un single (digamos) claro, lo cual queda bastante patente al observar su emplazamiento en la secuencia de pistas definitiva de “Audio, Video, Disco”. Por consiguiente, el hype comenzó a desinflarse semanas antes de la fecha oficial de lanzamiento, y mucho me temo que el contenido del LP no ayudará a que quienes esperaban un nuevo “†” vean reverdecer su amor hacia la pareja gala.
“Audio, Video, Disco” comienza con un poderoso déjà vu, ese “Horsepower” que remite directamente a “Genesis”, el rotundo tema que abría aquel primer disco. Nada que objetar por mi parte. Resulta agradable empezar en terreno conocido para luego ir poco a poco tomando un rumbo nuevo: el que ya anticipaba “Civilization”, segundo corte del álbum. Justice lo tiene claro: ya no quieren hacer música sólo para fans de la electrónica (por mucho que “†” sedujese a muchos otros, como yo, que habitualmente preferimos un sonido más orgánico). Ahora quieren llegar al gran público: estar presentes en anuncios, bandas sonoras y grandes eventos multitudinarios. En todas partes, vamos. Y para lograrlo, es obvio, nada mejor que seguir la senda del pop-rock.
No hay nada en “Audio, Video, Disco” ni remotamente parecido a la dupla “Phantom” o a aquel “Stress” que tanto acojonaba cuando iba acompañado de las imágenes que Romain Gavras filmó para su violento videoclip. En su lugar, unas (emuladas) guitarras casi heavies aportan riffs y melodía a “Canon”, “Brianvision” o “Newlands”, temas que con otra producción podrían colarse sin levantar sospechas entre la discografía de alguna formación de rock ochentera. Lo de “Ohio”, por otro lado, es directamente irreconciliable con la imagen previa de la banda.
“Eppur si muove”.
O lo que es lo mismo: contra todo pronóstico, “Audio, Video, Disco” funciona. Bastante bien, además. No me cabe la menor duda de que éste será uno de esos “álbumes de la discordia” que provocan acaloradas discusiones entre partidarios y detractores. Muchos devotos de “†” lo crucificarán sin remisión (¡toma juego de palabras!) sin pararse a pensar que, de hecho, ambos discos son obras con intenciones muy diferentes y perfectamente satisfactorias siempre que uno no cometa la injusticia (sí, hoy estoy que me salgo) de enfrentarlas.
“Audio, Video, Disco” no es “†” ni lo pretende. Es otra cosa; otro sonido; otro género musical, si me apuras. Otros Justice. Para todos.
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