lunes, febrero 01, 2010

Capitán de mi alma

“Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.

In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.

Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.

It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.”

William Ernest Henley


Personalmente, me resulta complicado hacer una reseña objetiva de “Invictus”.

Siendo estricto, debería empezar diciendo que ésta no es, desde luego, la mejor película dirigida por Clint Eastwood: es mucho más convencional y simplista que “Sin perdón”, “Un mundo perfecto”, “Mystic River” o “Million dollar baby”. Es, además, populista y buenrollista (lo cual no siempre es un valor negativo, pero si se aborda un hecho histórico, como es el caso, tal vez termine resultando poco creíble), y posiblemente sea la cinta más mainstream de cuantas ha estrenado el ex-alcalde de Carmel en la última década.


Sin embargo, por otro lado me resulta imposible obviar el hecho de que me he pasado más de dos horas totalmente inmerso en el drama social de Sudáfrica y en la conmovedora figura de Nelson Mandela (maravilloso Morgan Freeman, toca verlo en V.O. sí o sí) con esa neblina que precede al moqueo perenne sobre mis globos oculares, amenazando llanto en cuanto alguien suelte una de esas frases tan hermosas (y a la vez tan lógicas) que pueblan el inspirado libreto de “Invictus”.

El argumento del film narra los primeros días de Mandela como presidente de Sudáfrica, durante los cuales el mandatario toma la arriesgada decisión de emplear el rugby, deporte tradicionalmente asociado a la población afrikáner del país, para unir a las razas blanca y negra bajo un mismo estandarte y dar así un primer paso en firme de cara a la erradicación definitiva del apartheid.


Desde luego, no es ésta una película marcadamente intelectual. Lo suyo es apelar a la sensibilidad, directamente al corazón del espectador. Por eso, la cinta contiene momentos directamente arrolladores, con una primera hora y media que es pura emoción, y también precisamente por eso luego se desinfla un poco, otorgando al partido final la función de ser un mero trámite previo a los títulos de crédito. No porque uno ya sepa el resultado de antemano, ojo, sino porque la auténtica chicha de “Invictus” queda totalmente desvelada con esa pregunta que, la noche antes del encuentro, el capitán de los Springboks François Pienaar (un cumplidor Matt Damon, más en forma que nunca) le formula a su mujer.


Ello no es impedimento para que el tito Clint deje constancia de lo bien que se le da planificar y rodar las escenas deportivas, recuperando para la ocasión la plasticidad física que ya había manifestado en los combates de boxeo de “Million dollar baby”. Servidor, que no es un gran conocedor del rugby, ha disfrutado bastante con tanta melé, placaje y demás (y se ha reído con esas miradas de canguelo que los jugadores sudafricanos lanzan de reojo a Jonah Lomu antes de saltar al campo). Si no fuera porque la resolución de la Final del Mundial peca de efectista (cámaras lentas a cascoporro, planos innecesarios del público aplaudiendo emocionado, etc.), casi podría afirmarse que estamos ante la mejor película deportiva desde el “Ali” de Michael Mann (porque la mentada “Million dollar baby”, para mí al menos, pertenece a otro género cinematográfico).


De todo lo dicho se desprende que, pese a sus imperfecciones, “Invictus” se confirma como una película totalmente recomendable, entretenidísima de cabo a rabo y, más importante aún, de cuya proyección uno sale con ganas de ser más generoso, humilde y compasivo. Mejor persona, en definitiva.

¿No es ése un buen motivo para gastarse el dinero que vale una entrada de cine?

8 comentarios:

charlie furilo dijo...

Pese a todo lo que he venido oyendo y leyendo, que más o menos coincide con tu opinión, es decir que no es la mejor película del tío Clint (seguro que se queda por encima de la media actual), me la sopla, como devoto admirador del ex alcalde de Carmel (jejeje me ha gustado) yo pasaré por taquilla tarde o temprano. Y si además, estando de por medio DON Morgan Freeman, con mayor motivo.

Jero Piñeiro dijo...

Charlie: igual da la impresión de que mi crítica no es positiva por eso de que "no es la mejor peli del tito Clint", pero no te engañes, a mí me gustó muchísimo. Tiene defectos y es algo simplista (se centra demasiado en el lado humano de Mandela y relativamente poco en el clima político), pero desde luego es una película que merece mucho la pena ver. A mí me tuvo con un nudo en la garganta durante prácticamente todo el metraje (salvo, curioso, el partido final). Lo dicho, no creo que te defraude.

entre líneas dijo...

Sabías que este verano cuando fui a California estuve visitando el Carmel???... allí fue donde vi un fenómeno de la naturaleza: la ardilla obesa!

...el comentario sobre la película me lo guardo para el desayuno...

...pero no puedo evitar decir: GRANDE FREEMAN, MUY GRANDE!

entre líneas dijo...

guau! ...creo que no tengo más palabras, en parte porque sería repetir lo mismo que has dicho tú, sólo añadir ciertos chascarrillos...como que en la escena donde se recita el poema no pude evitar recordar el "Oh capitán, mi capitán" de Walt Withman tan bien empleado en "El club de los poetas muertos"...y que ya podría Soderbergh aprender algo de Clint Eastwood cuando vuelva a tocar una figura de la Historia reciente, porque a veces con ideas sencillas se pueden hacer cosas maravillosas (sin matarnos de aburrimiento y sin desear que maten ya al protagonista a los 5 minutos de cinta!)

En mi opinión esta es una de esas películas que te elevan el espíritu.

Jero Piñeiro dijo...

Tentadora: ¿lo de la ardilla obesa me lo habías contado? Jajajaja, es que no lo recuerdo (y creo que algo así lo recordaría).

Sobre la peli: ¿lo de Whitman es porque los dos emplean la palabra "capitán"? Porque, siendo así, también podríamos meter en el mismo saco a "Star Trek" o "Master & Commander". Tus asociaciones son siempre de lo más peregrino, jajajaja... En lo que sí te doy (absolutamente) la razón es en lo de Soderbergh: ¿para qué tanta hostia cuando de lo más simple puede salir lo más sugerente e inspirador? Quizás "Invictus" no sea todo lo exhaustiva que podría haber sido sobre la figura de Mandela (pasa muy por encima sobre su faceta de hombre familiar, como queriendo escurrir el bulto), pero desde luego con sus cuatro pinceladas sobre el personaje resulta mucho más cercana y empática que las cuatro tortuosas horas de "Che"...

Y sí, Freeman está de Oscar (aunque sospecho que se lo darán a Jeff Bridges, por eso de "hacer justicia").

entre líneas dijo...

oye, no te rias de mí!!! jajaja... es que no lo entiendes, yo habito en dos mundos, el mio propio y el real ( en este último aterrizo muy de vez en cuando) entonces cuando hago asociaciones aporto un poco de cada, bueno, más de uno que de otro, por eso parecen peregrinas o de períto agrónomo...pero no lo son en absoluto ;)...hasta tienen una base científica!

No te preocupes, tengo fotos de la ardilla! ya se las saqué pensando en que nadie me iba a creer, la vi en la Playa del Carmel...uff, pedazo culo tenía la ardilla

Ѕilυiα dijo...

Pues habrá que verla si encima te hace plantearte el ser mejor persona no? Además los actores, el director y el tema tiran mucho... Besos!

Jero Piñeiro dijo...

Silvia: sí, sí, merece mucho la pena. Y lo de que te hace plantearte ser mejor persona no es sólo una impresión mía: más gente que conozco y que la vio me comentó exactamente lo mismo...