No es que yo sea un gran futbolero. Veo algún partido (sobre todo durante el Mundial, que sí me gusta bastante), pero desde hace años no sigo tenazmente la liga ni estoy muy al tanto de los últimos fichajes. Resulta curioso, por tanto, que el martes me pasease por mi pueblo natal con una de las últimas adquisiciones del Deportivo de La Coruña, el lateral Barragán, recién llegado del Liverpool.
El jugador nació también en Pontedeume hace 19 años, pero al año y medio se fue a vivir a Sevilla, de donde son oriundos sus padres. Lo que yo no sabía es que éstos eran íntimos amigos de mis antiguos vecinos, que a su vez son amigos de mi familia desde que tengo memoria. Es más, los padres de Barragán pasaron un fin de año en mi casa cuando aún vivían en el pueblo (aunque de esto me enteré hace tan sólo unos días, pues por aquel entonces yo debía tener tres o cuatro años, a lo sumo).
Así que cuando el jugador fichó por el Depor, Guille, uno de mis mejores amigos y redactor estrella del diario Depor Sport, vio la oportunidad de hacer un reportaje sobre el jugador en su pueblo natal, y me pidió ayuda para que les hiciera de guía.
Allí nos fuimos.
Y la verdad es que el chaval me ha caído bien simpático. Algo tímido, humilde y muy paciente durante la rocambolesca sesión de fotos, me pareció todo lo contrario a esa imagen frívola y narcisista que uno por defecto forma en su cabeza en torno a las estrellas del deporte (y más en un deporte tan frívolo y narcisista como es, últimamente, el fútbol). Ojala todo le vaya bien y le dé pronto alguna alegría al club coruñés (que buena falta le hace).
Quien sabe, quizás en unos añitos lo veamos vistiendo la camiseta de la selección española absoluta…
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