jueves, julio 05, 2012

Relecturas estivales I: "Verano indio"

Dadas una serie de circunstancias1, 2 y 3, he decidido aprovechar la estación estival para reducir el consumo ociopático al mínimo y dedicarme a recuperar viejas lecturas que llevaban una buena temporada cogiendo polvo en las estanterías de mi hogar galaico. Tebeos que hacía mucho tiempo que no hojeaba o que, directamente, nunca había vuelto a leer, y que por unas u otras razones bien merecían una reseña en este blog. Y qué mejor manera de empezar estas relecturas estacionales que con un título tan apropiado como “Verano indio”, de Hugo Pratt y Milo Manara.


Publicada originalmente en 1986, la primera colaboración entre el veneciano y el veronés (habría una segunda, “El Gaucho”, en 1991) supone una libre adaptación de (o al menos un drama claramente inspirado en) la novela “La letra escarlata” de Nathaniel Hawthorne. La historia de “Verano indio” transcurre en la Nueva Inglaterra del siglo XVII, donde la tribu abenaki y los colonos europeos mantienen una frágil tregua que derivará en guerra abierta cuando Abner Lewis, hijo de una mujer desterrada del asentamiento de New Canaan, interfiera en la violación de la joven sobrina del Reverendo Black por parte de dos nativos.


“Verano indio” es una obra que refleja de un modo casi bipolar las personalidades artísticas de sus dos autores. Mientras Pratt manifiesta una vez más su predilección por la aventura histórica con tintes melodramáticos, Manara reviste el relato con la poderosa carga erótica que es santo y seña de toda su obra. Esta dualidad tan acentuada proviene posiblemente de la libertad creativa que el creador de Corto Maltés concedió al alter ego de Giusseppe Bergman a la hora de abordar gráficamente el relato: Manara debía ceñirse a los diálogos escritos por Pratt pero podía interpretar cada escena a su antojo, desarrollándola visualmente como le apeteciese. Sólo así se entienden los caprichos lúbricos que el dibujante se permite frecuentemente a lo largo del tebeo y que no aportan demasiado a la historia, más allá de permitirnos disfrutar con el siempre espectacular dominio que Manara posee de las formas femeninas y con su habitual catálogo de gestos provocativos.


Habrá quién piense que este ingrediente lascivo es uno más de los muchos atractivos que posee “Verano indio”, y que pedirle a Manara que rebaje su habitual dosis de satirismo sería precisamente privarle de una de sus principales señas de identidad, pero a mí esa omnipresente sexualidad me parece injustificada e incluso ha acabado por sacarme del relato en alguna ocasión. Tal vez yo sea un lector tan puritano como aquellos habitantes de Nueva Inglaterra que marcaban a fuego los rostros de las mujeres adúlteras, chi lo sa.


Pese a ello, también soy de la opinión de que “Verano indio” no sería el magnífico tebeo que es si estuviese dibujado por cualquier otro artista. El trabajo desarrollado por Manara en este centenar y medio de páginas es de una belleza plástica abrumadora, y su nivel de detallismo en los fondos, vestimentas y fisonomías resulta loable desde todo punto de vista. Contrastando con su componente erótico, existen también en “Verano indio” innumerables viñetas que transmiten una honda impresión poética e incluso épica. Sus primeras 13 páginas, un prodigio de decompressive storytelling sin apenas diálogos (veinte años antes de que los guionistas de Marvel nos vendieran el concepto como novedoso), suponen, en mi nada modesta pero siempre discutible opinión, una cima narrativa del medio y uno de los arranques más fascinantes que recuerdo haber leído en un tebeo.


De este modo, la relectura de “Verano indio” ratifica la sensación que me había formado hace años de estar ante una obra tan ciclotímica como imprescindible, capaz de desdibujar la frontera entre sus virtudes y sus defectos según la percepción personal de cada lector.





1: que acabo de regresar a la casa donde me crié, sancta sanctorum de mi vida tebeística, para pasar una larga temporada,
2: que últimamente hay pocas novedades editoriales que me seduzcan y, sobre todo,
3: que estoy sin un duro y con pocas probabilidades de mejorar mi condición económica de la noche a la mañana.

8 comentarios:

David dijo...

Jo! Verano Indio...
Hace muchísimos años que no la he vuelto a leer. De hecho, la compré sin leerla y ahí la guardo (igual la saco hoy; pero me da que me va a aburrir).
La de veces que la leí en la biblioteca... ni lo recuerdo.
Manara me parecía en este tebeo uno de los mejores dibujantes del mundo... y sí, las escenas de sexo ahora me parece que están de más (al menos el plan en el que él las monta), pero en su día cómo me pusieron (Jaja)...
Es un tebeo al que le tengo cariñom, claro.
Me gustaba la historia, los dibujos (y no sólo las chicas o las escenitas), el tiempo que se tomaban en dilatarla, que ya sé que fue Manara (aunque por ahí leí que algunos lo consideraban innecesario), las relaciones de la familia con los indios...ese final "ilustrado".
Ahora pienso que es algo que podía haber estado muchísimo mejor y ser una auténtica maravilla a poco que ambos autores (sí, Pratt también) se hubieran esforzado... que se queda a medio camino, y termina como lectura justificada y justificable para pajilleros adolescentes a los que a lo mejor les puede aportar algo más.
Pero cómo me gustó en su día, sí.

El Gaucho ni lo he leído (ni ganas). Y Manara se perdió hace tanto...

David dijo...

Lo he cogido, lo he ojeado y...
qué pereza me da ponerme con esto...
Si por algo no lo leí cuando lo compré..

Anónimo dijo...

Yo lo releí las pasadas navidades, y me pareció de nuevo una obra maestra a la altura de la novela de Hawthorne que le sirve de inspiración, aunque coincido con lo que apuntas con respecto a esos caprichos de Manara que ralentizan el ritmo y además me parecen inverosímiles. Me pregunto si no habría quedado mejor dibujado por el propio Pratt.

Jero Piñeiro dijo...

David: a mí en esta última lectura me ha gustado mucho más el dibujo de Manara que el guión de Pratt, que está bastante bien pero no llega a parecerme (ni mucho menos) genial. Creo que, escenas eróticas aparte, lo que aquí consigue el dibujante veronés es de matrícula. Conste que no soy un gran seguidor de Manara: me parece un ilustrador maravilloso, pero sus tebeos me dan bastante pereza (tengo los tres primeros de "El clic", "Gulliveriana" y alguno más, y ninguno me interesa demasiado más allá del dibujo). Lo último que sé de este señor es que hizo una serie sobre los Borgia con Jodorowsky, pero como al chileno ya no lo aguanto (dejó de interesarme tras "La casta de los metabarones") y las páginas que vi en la red me parecían un poco apuradas... Ya lo que hizo Manara con Gaiman en "Noches eternas" (la historia sobre Deseo) no me pareció en absoluto al nivel de otros trabajos anteriores. Tampoco he leído "El Gaucho", pero me gustaría hacerlo. Según tengo entendido, el componente sexual está mejor integrado (o más justificado) en la trama. Pero bueno, eso tendría que verlo.

Anónimo: no he leído "La letra escarlata" (si la conozco es, más que nada, por aquella peli protagonizada por Gary Oldman y Demi Moore en los 90, de la que tengo un vaguísimo recuerdo), así que no puedo corroborar la comparativa. A mí hay escenas de "Verano indio" que me funcionan muy bien tal y como las ha planificado Manara (la inicial o la carrera de Phillys entre las casas asediadas por los indios), pero es cierto que a veces su dilatación de la acción ralentiza mucho el ritmo de lectura (como en la larga escena en la casa de los Lewis tras el primer ataque de los abenaki). Con Pratt como dibujante supongo que habría ganado mucho en dinamismo, pero también hubiese perdido en refinamiento gráfico. De todos modos, a estas alturas me cuesta muchísimo imaginarme "Verano indio" dibujado por otro que no sea Manara...

El anónimo de antes dijo...

No imaginaba que el tebeo de Pratt y Manara, que en su día fue saludado como una incontestable obra maestra, pudiera ser cuestionado años después... Es interesante leer estas opiniones, porque a veces San Javier Coma y demás sientan cátedra y parece que ya no cabe desviarse del camino marcado por ellos. La verdad es que "El gaucho" me decepcionó, empezando por el protagonista, que está dibujado con el rostro de James Dean, lo que me pareció otra gracia de Manara traicionando el espíritu del guión de Pratt, guión que no he leído, claro, pero que queda plasmado en el resultado final, contradictorio con el estilo pictórico de Manara. En cuanto a "Verano indio", esa lentitud que tiene a veces (salvo en la secuencia erótica que reproduces, inversosímil en el sentido de que en pleno ataque indio dudo que al pastor le diera por calzarse a su sobrina) es la que me recuerda a la novela de Hawthorne y a otras obras de la literatura puritana anteriores: es una lentitud que va creando tensión y se corresponde muy bien con el clima de fanatismo religioso en el que viven los personajes y es tan determinante en todo lo que les sucede. El dibujo de Manare me parece stupendo, claro, pero hay un toque latino en los personajes que no me convence, por eso echo de menos a Pratt, aunque, como tú dices, hoy la obra es inimaginable sin la aportación gráfica de Manara.
(Bueno, no me enrollo más, pero es que "Verano indio" es un tebeo que me fascina.)

Jero Piñeiro dijo...

Que sepas que aquí puedes enrollarte tanto como te apetezca, anónimo. Precisamente a mí lo que me gustaría es que en los comentarios de mi blog hubiese argumentación y debate, y que la gente los utilizase para expresar todo lo que quisiera, sin cortarse.

Por otro lado, no creo que existan obras cuya percepción por parte del público sea unánimemente positiva. Y hablo de todos los ámbitos, no sólo del comic. A mí "Verano indio" me gusta mucho, pero no me parece una obra maestra como sí pueden parecérmelo "Watchmen", "Jimmy Corrigan" o "Calvin y Hobbes"; tebeos que a muchos otros, lo asumo, le parecerán estupendos, buenos, regulares o incluso aburridísimos, según el caso y la persona. Lo que diga Javier Coma tiene su interés porque está claro que ese señor es un entendido en la materia, pero al final los gustos son algo tan personal e intransferible que ningún veredicto ajeno puede entenderse como "la Verdad". Muchas veces me sorprende encontrarme con tebeos que a tipos como Álvaro Pons (cuya cultura tebeística es infinitamente superior a la mía) le parecen fantásticos y que a mí me dejan frío. Siempre hay margen para la desviación.

Lo de James Dean parece una fijación de Manara, ¿no? Porque el protagonista masculino de "El clic 2" también era la viva imagen del actor...

Anónimo dijo...

"Le porc"
¿Cómo de largo va a ser tu "verano indio" na nosa terra?

Jero Piñeiro dijo...

Con tu permiso, mi porcino amigo, a eso te respondo en privado ;)