lunes, julio 02, 2012

Doble y nada

No me gustan los álbumes dobles de estudio. Como concepto, digo. Está claro que hay algunos estupendos, no creo que nadie se atreva a poner eso en duda. Pero, por norma general, los dobles álbumes me parecen un conjunto desmesurado de canciones que habría funcionado infinitamente mejor si se le hubiese aplicado un criterio de selección más riguroso. Si echamos un vistazo a los grupos de pop-rock en habla hispana que han publicado un álbum doble en los últimos tiempos, la moraleja se presenta con esclarecedora rotundidad: títulos como “Gato negro, dragón rojo”, “El viaje a ninguna parte” o el tan celebrado “Honestidad brutal” habrían resultado redondos si se hubiesen recortado unos cuantos/bastantes minutos de su extensión total. Para eso existen las caras B y los discos de rarezas, maldita sea.

Los últimos en subirse al carro del álbum doble han sido Love of Lesbian. Por las razones de siempre, claro: están en la cresta de la ola y han llegado a la conclusión, al más puro estilo Piero Manzoni, de que todo lo que salga de sus gargantas, instrumentos y sintetizadores debe ser arte. Porque sí, porque ellos lo valen. Y, sobre todo, porque tienen un montón de fans que correrán como locos a comprar lo que sea que publiquen a continuación de su exitosísimo “1999 (o cómo generar incendios de nieve con una lupa enfocando a la luna)”. Tanta es su popularidad actual.


“Las noches eternas”, primera mitad de este nuevo lanzamiento de los catalanes, es directamente un rollo. Se salvan dos o tres canciones porque tienen ese punto desenfadado que le recuerda a uno los buenos tiempos de “Cuentos chinos para niños del Japón”, el disco con el que un servidor se enamoró lesbianamente de Santi Balmés y cía. El resto no son más que aburridas peroratas pretendidamente profundas, plagadas de ripios grandilocuentes y sensibleras notas surgidas de un omnipresente teclado. Todo ello impregnado de una inquietante atmósfera íntima y personal que huele a material descartado de su largo anterior. No falta, por supuesto, el clásico interludio de minuto y medio (¿instrumental? ¡mejor! con el audio de una película de fondo) para que todo parezca tope conceptual e introspectivo.

“Oniria e insomnia” cierra el primer acto elevando considerablemente el nivel de calidad esgrimido anteriormente, pero no es hasta el arranque del segundo disco (“Los días no vividos”) que un servidor consigue reconocer las virtudes que hicieron de Love of Lesbian uno de los grupos revelación del pop español en la pasada década. “Nadie por las calles” es, para el abajo firmante, la última gran canción de los lesbianos hasta la fecha: metales, campanillas y algunos crescendos realmente logrados le confieren esa energía y vitalidad que tanto se echaba en falta en las once composiciones del primer disco.


“Los días no vividos” es bastante más entretenido y escuchable que su soporífero antecesor, pero tampoco llega a ser redondo. Son sólo 8 cortes (entre los que se incluye otro interludio innecesario), algunos tan certeros como “Wio (antenas y pijamas)”, donde por fin la banda se reencuentra con un sentimentalismo que no indigesta, y otros tan olvidables como el titular, en el que la épica pop alla Arcade Fire descarrila al ceñirse al paso marcado por una melodía inane. La dupla final formada por las discotequeras “Radio Himalaya” y “Los toros en la Wii (fantástico)” recupera el buenrollismo pegadizo que en otros trabajos corría de la mano de “Algunas plantas” o “Me amo”, y el doble álbum concluye con uno de sus momentos más inspirados: esos coros finales que entonan un “fantástico parapá-paraparara” que le deja a uno la sonrisa pintada en la cara. Pero la cruda realidad se impone al pulsar de nuevo el play y descubrir que “Las noches eternas. Los días no vividos” es un trabajo tan excesivo y repleto de paja como la gran mayoría de dobles álbumes publicados a lo largo de las últimas décadas: un fracaso parido desde la soberbia que nace de un éxito tan arrollador como -ay- traicionero. Lo que podría haber funcionado bastante bien como un álbum único se cae a pedazos al duplicar sus errores y dividir entre dos sus aciertos.

Es la historia de siempre. Se nos rompió el amor lesbiano de tanto usarlo.

4 comentarios:

tenenbaum dijo...

Veo que no te ha gustado nada, jejeje. Para mí fue muchísimo mejor "1999", sin ser tan bueno (por supuesto) como sus dos discos previos en castellano. Es su peor disco en castellano, claro, y creo que lo peor es que el hecho de que estén en absolutamente TODOS los festivales del país y que no quieran tomarse ni un descanso ante su desmadrada popularidad actual va a acabar por cansar al público (a mí ya me cansa). Cada vez me reafirmo más en mi teoría de que son necesarios, entre giras y demás, al menos 3 años entre disco y disco para lograr mantener una buena carrera musical. Ejemplos: Depeche Mode, Fiona Apple, L.A., Standstill, o, por supuesto, MUSE.

Jero Piñeiro dijo...

Yo no sé si la solución son esos tres años que dices, Tenenbaum (nuestros admirados Arcade Fire son otros que, afortunadamente, también se toman su tiempo entre lanzamientos), pero desde luego siempre he creído que al oyente, en última instancia, no le importa el número de canciones que su músico favorito pueda componer cada x tiempo, sino el número de canciones realmente buenas que seleccione para cada álbum. Uno de los casos paradigmáticos de esto que digo es el de "Darkness on the edge of town" (el disco de 1979 de Bruce Springsteen), para el cual el Boss eligió solamente 10 canciones de las 52 que grabó y de las 70 que había compuesto. Así le salió el disco que le salió, claro.

¿Habría quedado más redondo este "Las noches eternas. Los días no vividos" con 7 u 8 temas menos? Desde luego. ¿Habría vendido menos? Jamás. ¿Habrían perdido fans los lesbianos por ello? Lo dudo.

Carla dijo...

Hola Jero, no se de que van estos chicos, estoy fuera de onda, pero me encanta como escribes, las razones que esgrimes y por descontado, mejor calidad que cantidad. Un saludo.

Jero Piñeiro dijo...

Muchas gracias por tu comentario y bienvenida al Abismo, Carla. Me alegro un montón de que te guste el blog ;)