Gestado
en el seno (¡ja!) de la editorial independiente Les Requins Marteaux como parte de
su colección BD Cul, en la que distintos autores de culto ofrecen su particular visión del sexo en viñetas, “Los melones de
la ira” aparece ahora en nuestro país de la mano de Diábolo
Ediciones, la editorial que hasta la fecha ha venido publicando la
obra de Vivès en solitario en España. Comete Diábolo la
imprudencia de ignorar el formato original de la publicación francesa y lanzar a la calle “Los melones de la ira” en similar edición
al resto de obras traducidas de Vivès (tamaño comic-book, tapas
duras), perdiéndose con el cambio las connotaciones underground,
casi de Biblia de Tijuana, del material en su versión primigenia.
“Los
melones de la ira” es una pequeña transgresión de los códigos habituales de un
hábil guionista y deslumbrante dibujante que no pretende aquí
sentar cátedra, sino explorar sin ataduras un género que hasta
ahora sólo había rozado tangencialmente. Es cierto que “Amistad estrecha” contenía escenas de una sexualidad explícita, pero
éstas respondían a una finalidad dramática que poco tenía que ver
con la intención pornográfica del tebeo que nos ocupa. Tras un
título que remite directamente a la novela de John Steinbeck “Las
uvas de la ira” y una portada que homenajea al lienzo de Andrew
Wyeth “El mundo de Christina”, Vivès indaga en la inocencia de una
familia del medio rural cuya hija mayor, Magalie, posee unos pechos
de tamaño descomunal. Aquejada de terribles dolores de espalda, y pese a la
reticencia de un padre que desconfía de la gente de ciudad, la
muchacha acabará buscando el consejo de la clase médica para
encontrar una solución a su problema. Desconocedora de los
protocolos sanitarios y burocráticos, Magalie será insistentemente
violada, sin oponer resistencia, por cuanto doctor y político acabe
cruzándose en su camino. Y serán unos cuantos.
Vivès
repite en “Los melones de la ira” el trazo suelto y
milagrosamente sintético con que ya había deslumbrado en “Polina”,
logrando un aspecto gráfico sobresaliente para una obra que, sin
embargo, deja bastante que desear en términos argumentales. Parece
claro que el joven artista galo no pretende hacer de “Los melones
de la ira” más que un divertimento momentáneo, una pequeña
diablura subida de tono, y quizás por eso resulte algo injusto
exigirle al tebeo la misma profundidad dramática y el mismo calado
emocional de anteriores propuestas. Pero no es menos cierto que “Los
melones de la ira” no pasa de ser una anecdótica fábula, nada
sutil y escasamente excitante, sobre lo perverso que puede ser el
comportamiento del hombre moderno ante una apetecible joven
desvalida. En el fondo, tal vez lo único que Vivès deseaba era una excusa para
dar rienda suelta a una de sus filias sexuales más evidentes.
Sólo
recomendado, en fin, para completistas del parisino sin problemas de
liquidez.
4 comentarios:
Muy interesante. Y dura historia, joder. La vi en la FNAC, a ver si la pillo.
Si al final acabas pillándotelo no dudes en comentar por aquí tus impresiones, Cinemagnific. Estoy deseoso de conocer otras opiniones sobre "Los melones de la ira"...
A mi me ha gustado, debido a la inocencia pueblerina de sus personajes principales, éstos son engañados por otros más listillos y cosmopolitas.
Me gusta el dibujo, me gusta la historia simplona que guarda un mensaje profundo, y sobretodo me gusta el desenlace... si no puede haber justicia... ojo por ojo.
Anónimo: a mí, sin embargo, me ha parecido todo bastante tópico: la buena y confiada gente del campo engañada por los maliciosos hombres de ciencia y leyes de la ciudad. Ídem con la conclusión: el ojo por ojo se veía venir desde el principio. No digo que no tenga sentido, sólo que a mí nada de este "Los melones de la ira" me ha sorprendido en absoluto.
Lo siento, pero el mensaje profundo no lo veo por ningún lado.
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