jueves, marzo 03, 2011

"En las garras del maligno marketing literario" o "Una meta-reseña insufrible, por razones bien visibles"

(One, two, three and)

Podéis llamarme pardillo... (¿me lo parece a mí o eso ha sonado a Melville?) ...porque lo soy.



Parece mentira que después de haber estudiado Publicidad y Relaciones Públicas durante 4 años (el cuatrimestre de Erasmus no cuenta como tiempo lectivo, desde luego), de haber participado en infinitas conversaciones sobre el poder condicionante del marketing y sus malas artes, de haber leído un millón de frases promocionales impresas en los posters de los estrenos cinematográficos (“si te gustó Gladiator...”, “del productor de The Matrix...”, “del visionario director de 300...”), etc. etc. etc., servidor haya vuelto a caer en una compra innecesaria por culpa de una de esas bandas que se le ponen a los libros que lucen palmito en la estantería de novedades de la FNAC o La Casa del Libro. Ya sabéis a qué bandas me refiero: las que rezan “59ª edición” y “300.000 ejemplares vendidos” y también “La mejor novela de Paul Auster – The New York Times” o incluso “Corín Tellado se supera a sí misma – ABC”.

                                                                a mí me gustan las pastillas, rojas, verdes y amarillas

“El Principito del siglo XXI”: ése fue el anzuelo que mordí cual besugo literario. Es leer u oír las palabras “El Principito” y me embobo, pierdo mi (por lo general) refinado gusto y excelso criterio y me abalanzo sobre el artículo en cuestión como “mosca sobre montón de apestosa mierda” (que diría Zapp Brannigan). Y así me luce, claro, que me la meten doblada una y otra vez. Debe ser que ansío tanto revivir la catártica experiencia que supuso mi primera lectura del librito de Saint-Exúpery que acabo comportándome como esos fans de los Beatles que tienen todos los recopilatorios publicados tras la disolución de la banda (y son unos cuantos) sólo por el mero hecho de no dejar escapar algo que lleve a los fab four en portada.


              I am he as you are he and you are me and we are all together


El libro en cuestión, el de la engañosa banda publicitaria, viene firmado por un tal Shane Jones y se titula “Las cajas de luz”. Por si no bastara con la mención al clásico del niño raro planetario, la novelita que nos ocupa contaba también con otro buen motivo para ganarse mi interés: Spike Jonze compró los derechos para su adaptación fílmica sin pensárselo dos veces. Y a Spike Jonze, lo mismo que al pequeño príncipe y a su rosa, lo tengo en muy alta estima debido a su estupenda trayectoria cinematográfica hasta la fecha.


“Blanco y en botella: leche”, me dije. Y me compré el libro, desatendiendo los 13 ó 14 que me aguardan en casa apilados en la Torre de Lecturas Pendientes (léase con voz de ultratumba) y mE sEntÍ mUy fElIz AntE lA pErspEctIvA dE EncOntrArmE aNTe uNa oBRa Que PuDieRa ReCoRDaRMe a “El Principito” y al mismo tiempo haber enamorado al director de “Donde viven los monstruos”. ¡Si es que no podía fallar!


                                                      mis apologistas afirman que el coche que arrojé contra Bates estaba vacío


“Las cajas de luz”, por cierto, narra la historia de Thaddeus, que vive con su mujer y su hija en un pueblecito azotado durante cientos de días por Febrero, que llena los bosques y calles de vientos y nieve, impide que los seres y objetos voladores vuelen (ya sean pájaros, globos o aviones de papel) y secuestra niños de sus habitaciones para llevárselos a no se sabe dónde. Cuando Febrero rapta a Bianca, la hija de Thaddeus, éste declara la guerra al dios-estación-extraño-tipo-que-vive-en-una-cabaña-o-tal-vez-no y convence al resto del pueblo para trazar planes que aceleren la llegada del buen tiempo.





Supongo que esta sinopsis puede sonar bastante interesante. A mí me lo parecía mientras retiraba la dichosa banda y las sobrecubiertas del libro y me disponía a adentrarme en la dadaísta retórica de Shane Jones, un tipo que claramente no ha sabido interiorizar el concepto de post-modernidad. Porque una cosa es creerse formalmente innovador, jugar con la tipografía y con los espacios en blanco de la página, utilizar los pensamientos de distintos personajes como punto de vista de la acción, introducir referencias explícitas a obras que no vienen a cuento y proponer un batiburrillo metalingüístico por el que pululan fantasmas que no lo son y señores con sombrero de copa y máscaras de pájaro (¡ey, a mí también me gusta Grant Morrison!), y otra muy distinta es pensar que sólo con eso ya se puede hacer una novela que (cito textualmente)“convierte los miedos en deseos”.

Pero no. Para eso hace falta además (y sobre todo) saber escribir. Cosa que, lamentablemente, Jones no demuestra en “Las cajas de luz”, que tiene la categoría literaria de un Twitter cualquiera y que además me parece terriblemente pretencioso.

                        ("collige, virgo, rosas", ad vitam et ad nauseam et al.)

Al final, resulta que este libro es a “El Principito” lo mismo que The Drums fueron el año pasado a The Smiths. Ni a uno ni a otros se los recordará de hoy en un lustro (a falta de saber qué consigue sacar Jonze de semejante despropósito), mientras que yo, como muchos otros, seguiré revisitando periódicamente mis baobabs favoritos mientras suena de fondo “The boy with the thorn in his side”.

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Advertidos quedan los que sean susceptibles de caer en las garras del maligno marketing literario. O peor aún, de la modernidad mal entendida. Por su parte, servidor se deja de experimentos (en más de un sentido) y vuelve la vista, con renovadas fuerzas, hacia su Torre de Lecturas Pendientes (voz de ultratumba de nuevo, por favor).
 
Donde se ponga un buen clásico...

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Si te sirve de consuelo, a los de Barico y a los de Auster también les ponen esas cintas... y mira! Lync

David dijo...

Ay! Igual es que tenías que haber estudiado 14 ó 15 años la carrera de Publicidad (como hice yo; bueno, yo hice 5, pero la dejé colgando con una asignatura durante muchos años... hasta que decidí acabarla hace unos cuatro ó cinco). Desde segundo no iba mucho por clase la verdad, pero al volver a matricularme me dijeron que si no asistía a las clases, no contara con aprobar por muy bien que hiciera los exámenes....
Por suerte, no recuerdo casi nada de ella... pero la detesto no muy cordialmente (tanto a la carrera como a la materia).
No sé si por eso ,las cintas de los libros no me llaman mucho la atención.
Por otra parte. creo que llegué a El principito demasiado tarde. Nunca me dijo mucho. Al contrario que El forastero Misterioso de Twain (si la cinta hubiera dicho: "Una novela que recoge el espíritu de El forastero Misterioso de Mark Twain", pues no sé, no sé (ja,ja))... Pero esa cinta en concreto de El principito no me hubiera llamado la atención.
Tampoco tengo los recopilatorios de los Fab (bueno, excepto el azul....se lo compró mi hermana y se lo pedí). Y estoy por pillar el Love.
Bueno, dejémonos de historias... si tuviera dinero supongo que me haría con el Love y la nueva versión del Submarine,... el 1 creo que me lo pensaría.
Lo que si quisiera pillar es la versión remasterizada y todo eso...Pero es un tema diferente.
Y sobre esta entrada...Pues bonita reseña... No ha para nada sido insufrible.
Un saludo.

charlie furilo dijo...

agotado me he quedado tras leer tu post...no veas que esfuerzo me costado con tanto cambio tipográfico, notas, glosas y demás... jajaja

Por cierto, a mi gustó The Drums. Se que es un guilty pleasure como una casa que seguro no pasará a la historia, pero que he disfrutado bastante el año pasado.

Anónimo dijo...

que era "La Porca", y además dijo...

¡Mucho se hace de rogar tu reseña
de los cabeza-de-radio!
Espero que sea por una grata digestión
y no por lo contrario...

Yo también he caido presa del marketing muuuchas veces. Las distintas ediciones de una misma película en dvd, que ahora cogen polvo en la estantería, te lo podrían corroborar. Aunque en mi caso estos excesos se deben más a un inconfesable amor-odio por el coleccionismo per se, que por haber mordido el anzuelo de una frase promocional que, por suerte o por desgracia, me suele provocar una pereza horrible de abordar el producto en cuestión.
Personalmente, prefiero la desinteresada recomendación de algún crápula de esos que tú y yo conocemos, verdaderos yonkis del entretenimiento, que pueden juzgar mejor que nadie si la mierda está cortada o no...
Por ejemplo, ayer mismo me agencié un recopilatorio de la "Cosica del pantano" de Aaaaaaalan Moore, que ya hacía tiempo tenía ganas de leer... O eso o cogerá polvo en esa estantería del área 51 que tengo ahí olvidada...

Nunca se sabe, sempai ;)

Anónimo dijo...

Cada día (sí, incluso hoy, con estas "modernidades" da un gustazo tremendo leerte.

Definitivamente, quiero un hijo tuyo XD.

Mauricio Milano dijo...

Yo realmente no suelo fijarme en este tipo de frases que imprimen en las tapas y contratapas de los libros para tentar. La mayoría de las veces tienden a inflar demasiado las cosas.

Saludos

Jero Piñeiro dijo...

Lync: a esos no hace falta banda que los publicite. Su trayectoria habla por sí sola :) Dicho lo cual, aún me quedan bastantes libros de ambos por leer (¡tantas cosas que hacer y tan poco tiempo!)

David: no sabía que habías estudiado publicidad. A mí la carrera me dejó muy descontento en términos académicos, pero nunca le agradeceré lo suficiente el haberme servido de vínculo con algunas de las personas a las que más quiero hoy en día. Si hubiera estudiado periodismo (que era mi plan original) jamás hubiera conocido a muchos de mis mejores amigos... Por culpa de tu comentario ahora "El forastero misterioso" de Mark Twain está escalando posiciones en mi lista de libros por leer (nunca he leído nada de Twain, por cierto, ni siquiera Huckleberry o Tom). De los Beatles yo tengo (bueno, mis padres) muchos álbumes en vinilo y los recopilatorios rojo y azul en CD (mi favorito es el azul, es el disco con el que me enamoré de John, Paul, George y Ringo). Yo lo tengo más o menos todo en mp3, claro, pero supongo que eso no cuenta para nada como coleccionismo, jejeje...

Charlie: pues imagínate ciento y pico páginas en este plan. Es duro hacer meta-reseñas, jejeje. Los guilty pleasures son pleasures al fin y al cabo, ¿no? Yo con The Drums no conecté nada de nada de primeras (ni de segundas), por eso me fastidió que se les diera tanto bombo con frases como "gustará a los fans de The Smiths".

Porca: yo cada vez caigo menos en el consumismo compulsivo y selecciono mejor mis compras (al menos eso creo, vamos), pero de vez en cuando aún me pillan con maniobras tan simples como ésta. Sobre "The king of limbs": vamos a esperar a ver qué trae la edición física y si no hay una segunda parte en camino, como se rumorea por la bloguesfera... Además aún tengo unos cuantos álbumes por comentar antes. Sobre "La Cosa del Pantano": ¿te has pillado el tomo que acaba de sacar Planeta? Creo que recopila desde "Lección de anatomía" hasta el Annual, ¿no? Buf, qué pedazo de tebeo, madre mía. Y los siguientes recopilatorios (asumo que, siendo tres, serán por un lado "American Gothic" y por el otro la etapa "experimental") son incluso mejores... Si no te gusta, igual lo mejor es que dejes los comics y te dediques al macramé, jajaja...

Graimito: acabo de ruborizarme. De verdad. Pero gracias :)

Mauricio: totalmente de acuerdo. Saludos.

charlie furilo dijo...

¿ein? Pues la verdad, no se que coño tienen que ver con The Smiths, como la noche y el día, vamos...

Jero Piñeiro dijo...

1, 2, 3, 4 y 5 enlaces para que veas que no me lo he inventado, Charlie (que ya sé que no lo pones en duda, es sólo una forma de hablar).

Que sí, que la culpa es mía por creerle a Boy George, jajaja...