lunes, agosto 02, 2010

Más allá del infinito

Cumplido más de un siglo desde la aparición del cine como medio de expresión, resulta revelador enumerar la escasa cantidad de secuelas que igualan o superan en calidad a las cintas que las precedieron. Si hablamos de segundas partes, es muy posible que unos cuantos consigamos ponernos de acuerdo en ciertos títulos más o menos ineludibles. Así, tenemos por un lado “Aliens” y “Terminator 2”, dos fantásticas continuaciones a cargo de James Cameron que, si bien no superan a sus primeras partes, no las desmerecen en absoluto. También son susceptibles de salir a colación, por otro lado, la segunda parte de “El padrino”, “El imperio contraataca” o “El caballero oscuro”, las cuales, dependiendo del criterio de cada quien, mejoran incluso las virtudes de sus respectivas entregas iniciales.

No obstante, la cosa se vuelve muchísimo más complicada cuando lo que buscamos es un tercer episodio fílmico que no desluzca lo visto hasta entonces.


A los casi exclusivos casos de “El ultimátum de Bourne”, “Indiana Jones y la última cruzada” y “El señor de los anillos: el retorno del rey” se suma ahora la tercera entrega de la franquicia animada “Toy Story”, recién estrenada y que ya ha cosechado un destacadísimo éxito comercial y unas críticas unánimemente elogiosas. No es para menos, pues el último episodio de las aventuras del cowboy Woody y el astronauta Buzz Lightyear no sólo ha estado a la altura del elevadísimo listón impuesto por sus capítulos anteriores, sino que lo ha superado, casi milagrosamente, en un más difícil todavía que hoy por hoy sólo parece estar al alcance de un único estudio en todo el panorama cinematográfico mundial: Pixar.

Quienes conozcan un poco mis gustos ya sabrán lo que viene a continuación: es ponerme a hablar de Pixar y se me llena la boca de babas. Sólo ellos han conseguido una racha de películas prácticamente perfecta desde su primera producción hasta la más reciente. Invariablemente, cada año que pasa desde el ya lejano 1995 (fecha de estreno de la primera “Toy Story”), Pixar siempre ha logrado situar su estreno anual entre los 15 ó 20 mejores films de cada temporada. A tenor de lo visto, este 2010 no será ni mucho menos la excepción.



“Toy Story 3” es, en sí misma, un extraordinario cúmulo de aciertos. No sólo supone un notorio salto tecnológico respecto a la segunda parte de la saga (que ya demostraba un refinamiento muy superior al de la entrega original), sino que indaga más profundamente en la psique de sus protagonistas, posee mayores dosis tanto de humor como de drama, aventura y acción y conquista cotas de emotividad a las que sus hermanas mayores sólo habían logrado asomarse momentáneamente. También presenta nuevos y divertidísimos personajes, posee un endiablado ritmo que no otorga ni un segundo de respiro al espectador (sin aturullarlo tampoco), y, para redondear la faena, tiene todo el sentido del mundo desde un punto de vista argumental.


Tal y como se anunciaba de forma explícita en “Toy Story 2” (en las palabras del viejo capataz), todos los juguetes con dueño deben afrontar el hecho de que un día su propietario crecerá y deberá decidir qué hacer con sus fetiches de infancia. Ese día, tan temido como inevitable, supone el punto de partida de “Toy Story 3”, una aventura que embarcará a los muñecos protagonistas en otro viaje plagado de guiños cinéfilos (desde “Indiana Jones” hasta “Mi vecino Totoro” pasando por todo un género como es el cine de evasiones) y diversos niveles de lectura que satisfarán a espectadores de todas las edades. Por el camino quedarán además algunos de los gags cómicos más redondos de la trilogía y, por encima de todas las cosas, una auténtica lección de animación en estado puro (creedme, ahora que empiezo a saber un poquito sobre el asunto puedo afirmar con total seguridad en mis palabras que lo que la gente de Pixar ha hecho en “Toy Story 3” es sencillamente alucinante).


Oh, y además la película tiene el “deus ex machina” con más sentido de la historia del cine (los que la hayáis visto ya sabréis a qué me refiero, supongo).

“Toy Story 3” es, una vez más, un pequeño milagro cortesía de la factoría Pixar. Con ella el cine adquiere una nueva “sagrada trilogía” en la que el resto de sagas animadas deberán buscar, a partir de hoy, un inmejorable ejemplo a seguir y una inagotable fuente de inspiración.


No quiero dar por finalizada esta entrada sin mencionar brevemente el estupendo corto “Día y noche” que se proyecta justo antes de la película. Partiendo de una idea sencilla, tratada con una originalidad deslumbrante, consigue establecer un auténtico tratado filosófico sobre la tolerancia y la diversidad cultural en menos de 5 minutos. Sublime.


Pareciera que a Pixar el infinito se le ha quedado pequeño.

4 comentarios:

Kiko Nuñez dijo...

aun no he tenido oportunidad de verla,pero despues del post se me hace el culo pesicola.

He podido ver el corto, y lo cierto es que es realmente cojonudo, al principio no entendia muy bien que estaba pasando, pero si es cierto que tiene un fondo muy interesante,la proxima vez que lo vea, afinare duramente :D

Saludos Cousin Namekiano

Los Pecados de Eva dijo...

Para mi, la única pega es no haberla visto juntos!!! ...
dentro de unos años podemos repetir pase en un tele más diminuta que un cojín del deportivo, con vasos de plástico... ;)

Laura :) dijo...

La fuimos a ver hace un par de días y simplemente fue genial jajaja Me encantó la nueva historia de amor y esos puntillos graciosos que desprende...
Estoy contigo en eso de Pixar es lo más.
¿Nos veremos este verano?
Bicos!!

Jero Piñeiro dijo...

Cousin Kiko: no te pierdas la película. Es una jodida maravilla.

Eva: y bailaremos "Hay un amigo en mí" en plan flamenquito y ligeramente ebrios... jajajajaja.

Laura: Pixar es lo más, eso seguro. En pocos estudios puedes confiar como en ellos, que año tras año lo petan y lo petan y lo vuelven a petar. Espero que podamos vernos uno de estos días. Ahora estoy con el lío odontológico así que igual mejor hacia finales de mes... Ya te aviso, ¿vale?