Escribí en su momento acerca del tebeo “Kick-Ass” (escrito por Mark Millar y dibujado por John Romita Jr.) y hoy toca hacer balance de su adaptación cinematográfica, debida al realizador Matthew Vaughn (a quien hasta ahora conocía sólo de nombre, pues no he visto sus anteriores películas) e interpretada por un reparto modesto que tiene como estrellas más destacadas a unos secundarios Nicolas Cage y Mark Strong (que tampoco es precisamente el colmo de la celebridad, vamos).
Al igual que su homónimo de papel, “Kick-Ass” nos cuenta la historia de Dave Lizewski (interpretado sin aspavientos por el desconocido Aaron Johnson), adolescente pajillero aficionado a los tebeos de super-héroes que sueña con emular a sus ídolos de ficción y enfundarse un ridículo traje de colorines para salir a patearle el culo a los malvados. Como él mismo pregunta capciosamente: “¿Por qué tanta gente quiere ser Paris Hilton y nadie quiere ser Spider-man?”
Como en el comic, lo que en un principio comenzará como una ridícula cruzada individual de Dave (bajo el alias Kick-Ass) para erradicar el crimen de su ciudad, pronto se convertirá en una moda super-heroica que hará que más enmascarados con intenciones supuestamente altruistas salgan del anonimato. Entre ellos, dos serán clave para la vida del protagonista: Big Daddy, una suerte de Batman nerd interpretado por Nic Cage, y Hit-Girl, a la que da vida una divertidísima Chloë Moretz (auténtico gran descubrimiento de la cinta) como una versión tarantiniana (y mambanegresca) de Robin.
En líneas generales la película sigue fielmente lo dispuesto en el tebeo salvo en aspectos más o menos puntuales como la trama romántica (aquí mucho más soft y facilona que en el original) y la supresión de algunas boutades “marca Millar” que quizás hubieran ofendido a cierto sector bienpensante del público (eso de que una niña de diez años esnife cocaína antes de mutilar a unos cuantos narcotraficantes queda feo, supongo).
No es “Kick-Ass” una gran película. Sin embargo, funciona bastante bien como divertimento sin pretensiones que no se toma en serio a sí mismo, que se sabe terriblemente coyuntural (esa mención al final de “Lost”) y que hace del guiño y el homenaje su mejor arma. Sin aportar absolutamente nada al original en el aspecto puramente conceptual, consigue hacer del cambio de medio un tanto a su favor, sacando el máximo partido posible a la banda sonora (claro que a mí me pones unos spaghettis alla Morricone en cualquier película y ya me ganas), al humor cafre para adolescentes descerebrados y, sobre todo, a unas escenas de acción bien coreografiadas que deberían avergonzar a esos realizadores que cuentan con presupuestos muy superiores y no consiguen que la cosa les luzca ni la décima parte. La gran batalla final es un auténtico despiporre…
No está mal, en resumen, para un film que no aspira más que a ser un buen crossover entre “La vecina de al lado” (aquella encantadora comedia teen para amantes del onanismo) y el primer volumen de “Kill Bill” (palabras mayores), quedándose en un divertido e intrascendente punto intermedio.
2 comentarios:
Algún día de estos la veré... y cambiaremos impresiones. Pero en fin, me espero ver precisamente lo que dices así que no creo que me defraude.
La verdad es que la película, a tenor del original tebeístico y de los trailers, no se alejó mucho de lo que ya me esperaba (y que o mucho me equivoco o es más o menos la idea que puedas tener tú), así que no me sentí en absoluto decepcionado. Espero que te guste.
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