El género negro o polar (como dicen los gabachos) es uno de mis terrenos favoritos para las obras de ficción. En la literatura ha contado con la mano maestra de autores como Raymond Chandler, Dashiell Hammett o más recientemente James Ellroy, mientras que en el cine sufrió un auténtico revulsivo con la llegada de talentosos realizadores como Francis Ford Coppola, Martín Scorsese y Brian De Palma. Sin olvidarnos, claro, de las celebradísimas aportaciones que en la última década ha hecho la televisión: series como “Los Soprano” o “The Wire” se merecen, sin ningún género de dudas, un lugar de excepción entre lo más laureado del género. Existen y han existido muchísimos creadores de historias de polis y cacos (y resultaría difícil enumerarlos y valorarlos a todos), pero hoy vengo con la arterias tebeísticas repletas de sangre así que voy a permitirme recomendar unos cuantos títulos (sin orden de preferencia sino más bien inexactamente cronológico) que demuestran el enorme potencial del noveno arte a la hora de desarrollar argumentos de este tipo. Son, en principio, mis diez tebeos de género negro favoritos:
1- Alack Sinner
Si existe un padrenuestro del género negro en viñetas, tal mérito debe recaer en el “Alack Sinner” de José Muñoz y Carlos Sampayo. Las aventuras de este ex-policía metido a detective privado supusieron un antes y un después en el tratamiento de esta temática en los comics, llegando (un poco como la Enterprise) donde ningún hombre había llegado jamás. Más allá de los guiones de Sampayo, servidor no deja de babear con el estilo sintético y expresionista de Muñoz, que años después inspiraría a dibujantes tan diversos como Eduardo Risso (“100 Balas”, ver número 5 de esta lista) o Matsumoto Taiyou (“Tekkon Kinkreet”).
2- Torpedo
Escrito por Enrique Abulí y dibujado por el magnífico Jordi Bernet, “Torpedo” (también conocida como “Torpedo 1936”) narra las andanzas de Lucca Torelli, alias Torpedo, un asesino a sueldo que se mueve como pez en el agua por los bajos fondos de la Norteamérica de los años 30. Le acompaña su inseparable mano derecha, Rascal, un pringado que lo admira y envidia y que es quien casi siempre sale peor parado de los embrollos en que se mete su jefe. La serie combina sabiamente los típicos y tópicos del género con un descacharrante sentido del humor y unas generosas dosis de sexo y violencia. Si Abulí firma algunos de los mejores guiones de su carrera, Bernet está simplemente sublime tanto en su trazo como en el dominio del ritmo y los recursos narrativos más variados. “Torpedo “ es un clásico sin discusión.
3- Sin City: el duro adiós
Si hay una historia del “Sin City” de Frank Miller que realmente merece la pena es la primera, originalmente titulada simplemente “Sin City” y posteriormente rebautizada como “El duro adiós”. Miller la escribió y dibujó estando en lo más alto de su madurez artística, inspirándose claramente en el grafismo de Alberto Breccia y dando su particular visión de los lugares comunes del género. El resultado fue sorprendente, no tanto por el guión (algo ramplón aunque efectivo) como por su poderosa narrativa, heredada en parte de la descompresión del manga nipón (llegando un poco más lejos que en "Ronin", escrita y dibujada por Miller casi una década antes). A partir de ahí, la serie fue desinflándose progresivamente hasta desaparecer en la más absoluta mediocridad. Con todo, “Ese cobarde bastardo” casi nos hizo creer que había vida después de Marv.
4- Balas perdidas
Esta serie escrita y dibujada por David Lapham supone uno de esos casos (al igual que “Bone” o “Malas ventas”) en que la calidad simplemente se impone a cualquier lógica editorial. “Balas perdidas” es un hito del comic independiente gracias a sus guiones inteligentes, sus diálogos ágiles, su pasmosa fluidez narrativa (pese a la aparente sencillez del dibujo) y una estructura a modo de puzzle formado por capítulos aparentemente inconexos dispersos en el tiempo y el espacio. “La Cúpula” comenzó a editarla en cuadernillos grapados para luego recopilarla en cuatro tomos a un precio inmejorable. Todavía aguardo con impaciencia la salida de un quinto recopilatorio, aunque sospecho que eso no ocurrirá en breve…
5- 100 balas
Hay guionistas que convierten en oro todo lo que tocan. Otros, por el contrario, han nacido con el fin de contar sólo una historia dorada. Éste parece ser el caso de Brian Azzarello, a quien el merecido éxito de “100 balas” le ha proporcionado la oportunidad de seguir trabajando en un medio en el que, perdonadme si peco de tajante, no ha demostrado tener mucho más que contar (por pasables que le hayan quedado otros trabajos). Eso no impide, claro, que “100 balas” sea una lectura obligatoria si uno quiere saber qué visión tiene el mainstream USA del género negro bien hecho. Al menos la mitad del mérito hay que reconocérsela a Eduardo Risso, alumno aventajado del citado José Muñoz y dibujante muy dotado para la creación de atmósferas y la narración de corte cinematográfico. A estas alturas aún restan por publicarse en nuestro país los últimos 12 números de la colección (de un total de 100, como no podía ser de otro modo); de la calidad de los mismos dependerá que “100 balas” sea recordada como una obra maestra o como una serie estupenda que se quedó a las puertas de la gloria.
6- Blacksad
No hay nada excesivamente original en esta colección escrita por Juan Díaz Canales e ilustrada por Juanjo Guarnido. Si acaso, que los protagonistas no son humanos sino animales antropomórficos. No obstante, a veces no es necesario innovar para ofrecer un producto de categoría. Con unos guiones en continua mejoría (el primer álbum resultó algo simple; el segundo demostró que Canales sabía adónde quería llevar la serie y el tercero por fin acertó en el centro de la diana) y un dibujo ES-PEC-TA-CU-LAR, “Blacksad” es, hoy por hoy y por méritos propios, uno de los grandes best-sellers de la BD francesa.
7- Gotham Central
Que a nadie le engañe el “Gotham” del título. Tampoco la presencia de villanos del universo batmaníaco o de cierta señal luminosa que alumbra los cielos de la ciudad más oscura del noveno arte. “Gotham Central” es puro policiaco, enmarcado en la continuidad super-heroica por una simple cuestión de marketing y oportunismo. Ed Brubaker y Greg Rucka escribieron el día a día de los oficiales de policía de Gotham con tanta frescura y brillantez que uno acaba sintiendo que son personas reales y no personajes de ficción. Al dibujo, entre otros, el estupendo Michael Lark (actualmente en el “Daredevil” que el propio Brubaker firma mensualmente para la competencia marvelita). La buena noticia es que fue uno de los mejores tebeos del universo batmaníaco en las últimas dos décadas. La mala, que como todas las grandes series que escapan de los convencionalismos más recalcitrantes, fue cancelada a los cuarenta números (que, bien visto, no son pocos).
8- Criminal
Después de deslumbrar a propios y extraños con la maravillosa “Sleeper” (incomprendida obra maestra cancelada tras veinticuatro adictivos números), Ed Brubaker y Sean Phillips tuvieron la oportunidad de desarrollar en Marvel su propio proyecto de serie de género negro sin raíces en la continuidad super-heroica. El resultado es apasionante, con un Brubaker en mejor forma que nunca y un Phillips que maneja personajes, ambientes y distribuciones de página con una soltura y facilidad desarmantes. Aunque por sus viñetas no desfilen gladiadores mutantes y gigantes radiactivos, “Criminal” es (en mi nada modesta pero siempre discutible opinion) el mejor tebeo que Marvel publica en la actualidad.
9- RG
Ya he comentado alguna vez que siento una terrible debilidad por Frederik Peeters y su obra. En “RG” el suizo pone todo su talento (y color) al servicio de una historia basada en situaciones reales: la vida del agente del servicio de inteligencia francés Pierre Dragon (alias que garantiza su anonimato). Peeters combina su habitual gusto por el intimismo y su sorprendente capacidad narrativa con tramas policiacas totalmente verosímiles en un magnífico relato a caballo entre el thriller y el costumbrismo.
10- Scalped
“Scalped” llegó a Vertigo para llenar el inmenso vacío que “100 balas” dejaría, supuestamente, tras su conclusión. Al menos eso creí yo antes de comprobar con mis propios ojos cómo esta serie a cargo del guionista en alza Jason Aaron y el sorprendente dibujante R.M. Guerá tenía entidad propia más allá de cualquier posible comparación. Y no sólo entidad, también un guión sorprendente, unos personajes cautivadores, una ambientación magistral y unas escenas de acción rematadamente salvajes. El argumento, por cierto, narra el regreso de Dash “Caballo Terco” a la reserva india en la que se crió, y todo lo que allí se encontró al llegar. Olvidaos de cucarachas, virginales mocosos cristianos y fábulas de toda condición: “Scalped” es, hoy por hoy, el título Vertigo que lo peta.
Bordeando el género: polis, cacos y capas
Además de los títulos mencionados existen algunos híbridos entre la serie negra y los super-héroes que merecen una mención, como pudieran ser “Powers” y “Alias”, ambos guionizados por Brian Michael Bendis (cuando sabía de qué iba esto de escribir tebeos) y dibujados por Michael Avon Oeming y Michael Gaydos, respectivamente. Al contrario que la antes mencionada “Gotham Central”, que pese a desarrollarse en el universo DC es un tebeo estrictamente de género, estas dos series se basan tanto en la resolución de misterios detectivescos como en un marcado componente super-heroico.
Algo similar ocurre con la longeva cabecera “Daredevil” que, dependiendo del escritor a los mandos, ha ido alternando el modelo genuinamente pijamero con momentos puramente noir. Al respecto resultan recomendables las etapas guionizadas por Frank Miller (sobre todo los maravillosos e irrepetibles números en que coincidió con el dibujante David Mazzuchelli), Brian Michael Bendis (en colaboración con el artista Alex Maalev, de tono sucio y realista) y la actual, ya mencionada, a cargo de Ed Brubaker y Michael Lark.
También muy próximo al género criminal (y también de la mano de Miller y Mazzuchelli) encontramos el destacadísimo “Batman: año uno”, que a la postre acercaría al hombre murciélago a nuestra sórdida realidad en un relato en el que el futuro comisario Jim Gordon se merendaba la mayor parte del magnífico pastel. Sin salirnos del universo de Batman, Brian Azzarello y Lee Bermejo han visto recientemente publicado en nuestro país su one-shot “Joker”, que propone una interesante (aunque excesivamente coyuntural) mirada en clave neo-noir al príncipe del crimen de Gotham City. El acabado gráfico, eso sí, es sublime.
1- Alack Sinner
Si existe un padrenuestro del género negro en viñetas, tal mérito debe recaer en el “Alack Sinner” de José Muñoz y Carlos Sampayo. Las aventuras de este ex-policía metido a detective privado supusieron un antes y un después en el tratamiento de esta temática en los comics, llegando (un poco como la Enterprise) donde ningún hombre había llegado jamás. Más allá de los guiones de Sampayo, servidor no deja de babear con el estilo sintético y expresionista de Muñoz, que años después inspiraría a dibujantes tan diversos como Eduardo Risso (“100 Balas”, ver número 5 de esta lista) o Matsumoto Taiyou (“Tekkon Kinkreet”).
2- Torpedo
Escrito por Enrique Abulí y dibujado por el magnífico Jordi Bernet, “Torpedo” (también conocida como “Torpedo 1936”) narra las andanzas de Lucca Torelli, alias Torpedo, un asesino a sueldo que se mueve como pez en el agua por los bajos fondos de la Norteamérica de los años 30. Le acompaña su inseparable mano derecha, Rascal, un pringado que lo admira y envidia y que es quien casi siempre sale peor parado de los embrollos en que se mete su jefe. La serie combina sabiamente los típicos y tópicos del género con un descacharrante sentido del humor y unas generosas dosis de sexo y violencia. Si Abulí firma algunos de los mejores guiones de su carrera, Bernet está simplemente sublime tanto en su trazo como en el dominio del ritmo y los recursos narrativos más variados. “Torpedo “ es un clásico sin discusión.
3- Sin City: el duro adiós
Si hay una historia del “Sin City” de Frank Miller que realmente merece la pena es la primera, originalmente titulada simplemente “Sin City” y posteriormente rebautizada como “El duro adiós”. Miller la escribió y dibujó estando en lo más alto de su madurez artística, inspirándose claramente en el grafismo de Alberto Breccia y dando su particular visión de los lugares comunes del género. El resultado fue sorprendente, no tanto por el guión (algo ramplón aunque efectivo) como por su poderosa narrativa, heredada en parte de la descompresión del manga nipón (llegando un poco más lejos que en "Ronin", escrita y dibujada por Miller casi una década antes). A partir de ahí, la serie fue desinflándose progresivamente hasta desaparecer en la más absoluta mediocridad. Con todo, “Ese cobarde bastardo” casi nos hizo creer que había vida después de Marv.
4- Balas perdidas
Esta serie escrita y dibujada por David Lapham supone uno de esos casos (al igual que “Bone” o “Malas ventas”) en que la calidad simplemente se impone a cualquier lógica editorial. “Balas perdidas” es un hito del comic independiente gracias a sus guiones inteligentes, sus diálogos ágiles, su pasmosa fluidez narrativa (pese a la aparente sencillez del dibujo) y una estructura a modo de puzzle formado por capítulos aparentemente inconexos dispersos en el tiempo y el espacio. “La Cúpula” comenzó a editarla en cuadernillos grapados para luego recopilarla en cuatro tomos a un precio inmejorable. Todavía aguardo con impaciencia la salida de un quinto recopilatorio, aunque sospecho que eso no ocurrirá en breve…
5- 100 balas
Hay guionistas que convierten en oro todo lo que tocan. Otros, por el contrario, han nacido con el fin de contar sólo una historia dorada. Éste parece ser el caso de Brian Azzarello, a quien el merecido éxito de “100 balas” le ha proporcionado la oportunidad de seguir trabajando en un medio en el que, perdonadme si peco de tajante, no ha demostrado tener mucho más que contar (por pasables que le hayan quedado otros trabajos). Eso no impide, claro, que “100 balas” sea una lectura obligatoria si uno quiere saber qué visión tiene el mainstream USA del género negro bien hecho. Al menos la mitad del mérito hay que reconocérsela a Eduardo Risso, alumno aventajado del citado José Muñoz y dibujante muy dotado para la creación de atmósferas y la narración de corte cinematográfico. A estas alturas aún restan por publicarse en nuestro país los últimos 12 números de la colección (de un total de 100, como no podía ser de otro modo); de la calidad de los mismos dependerá que “100 balas” sea recordada como una obra maestra o como una serie estupenda que se quedó a las puertas de la gloria.
6- Blacksad
No hay nada excesivamente original en esta colección escrita por Juan Díaz Canales e ilustrada por Juanjo Guarnido. Si acaso, que los protagonistas no son humanos sino animales antropomórficos. No obstante, a veces no es necesario innovar para ofrecer un producto de categoría. Con unos guiones en continua mejoría (el primer álbum resultó algo simple; el segundo demostró que Canales sabía adónde quería llevar la serie y el tercero por fin acertó en el centro de la diana) y un dibujo ES-PEC-TA-CU-LAR, “Blacksad” es, hoy por hoy y por méritos propios, uno de los grandes best-sellers de la BD francesa.
7- Gotham Central
Que a nadie le engañe el “Gotham” del título. Tampoco la presencia de villanos del universo batmaníaco o de cierta señal luminosa que alumbra los cielos de la ciudad más oscura del noveno arte. “Gotham Central” es puro policiaco, enmarcado en la continuidad super-heroica por una simple cuestión de marketing y oportunismo. Ed Brubaker y Greg Rucka escribieron el día a día de los oficiales de policía de Gotham con tanta frescura y brillantez que uno acaba sintiendo que son personas reales y no personajes de ficción. Al dibujo, entre otros, el estupendo Michael Lark (actualmente en el “Daredevil” que el propio Brubaker firma mensualmente para la competencia marvelita). La buena noticia es que fue uno de los mejores tebeos del universo batmaníaco en las últimas dos décadas. La mala, que como todas las grandes series que escapan de los convencionalismos más recalcitrantes, fue cancelada a los cuarenta números (que, bien visto, no son pocos).
8- Criminal
Después de deslumbrar a propios y extraños con la maravillosa “Sleeper” (incomprendida obra maestra cancelada tras veinticuatro adictivos números), Ed Brubaker y Sean Phillips tuvieron la oportunidad de desarrollar en Marvel su propio proyecto de serie de género negro sin raíces en la continuidad super-heroica. El resultado es apasionante, con un Brubaker en mejor forma que nunca y un Phillips que maneja personajes, ambientes y distribuciones de página con una soltura y facilidad desarmantes. Aunque por sus viñetas no desfilen gladiadores mutantes y gigantes radiactivos, “Criminal” es (en mi nada modesta pero siempre discutible opinion) el mejor tebeo que Marvel publica en la actualidad.
9- RG
Ya he comentado alguna vez que siento una terrible debilidad por Frederik Peeters y su obra. En “RG” el suizo pone todo su talento (y color) al servicio de una historia basada en situaciones reales: la vida del agente del servicio de inteligencia francés Pierre Dragon (alias que garantiza su anonimato). Peeters combina su habitual gusto por el intimismo y su sorprendente capacidad narrativa con tramas policiacas totalmente verosímiles en un magnífico relato a caballo entre el thriller y el costumbrismo.
10- Scalped
“Scalped” llegó a Vertigo para llenar el inmenso vacío que “100 balas” dejaría, supuestamente, tras su conclusión. Al menos eso creí yo antes de comprobar con mis propios ojos cómo esta serie a cargo del guionista en alza Jason Aaron y el sorprendente dibujante R.M. Guerá tenía entidad propia más allá de cualquier posible comparación. Y no sólo entidad, también un guión sorprendente, unos personajes cautivadores, una ambientación magistral y unas escenas de acción rematadamente salvajes. El argumento, por cierto, narra el regreso de Dash “Caballo Terco” a la reserva india en la que se crió, y todo lo que allí se encontró al llegar. Olvidaos de cucarachas, virginales mocosos cristianos y fábulas de toda condición: “Scalped” es, hoy por hoy, el título Vertigo que lo peta.
Bordeando el género: polis, cacos y capas
Además de los títulos mencionados existen algunos híbridos entre la serie negra y los super-héroes que merecen una mención, como pudieran ser “Powers” y “Alias”, ambos guionizados por Brian Michael Bendis (cuando sabía de qué iba esto de escribir tebeos) y dibujados por Michael Avon Oeming y Michael Gaydos, respectivamente. Al contrario que la antes mencionada “Gotham Central”, que pese a desarrollarse en el universo DC es un tebeo estrictamente de género, estas dos series se basan tanto en la resolución de misterios detectivescos como en un marcado componente super-heroico.
Algo similar ocurre con la longeva cabecera “Daredevil” que, dependiendo del escritor a los mandos, ha ido alternando el modelo genuinamente pijamero con momentos puramente noir. Al respecto resultan recomendables las etapas guionizadas por Frank Miller (sobre todo los maravillosos e irrepetibles números en que coincidió con el dibujante David Mazzuchelli), Brian Michael Bendis (en colaboración con el artista Alex Maalev, de tono sucio y realista) y la actual, ya mencionada, a cargo de Ed Brubaker y Michael Lark.
También muy próximo al género criminal (y también de la mano de Miller y Mazzuchelli) encontramos el destacadísimo “Batman: año uno”, que a la postre acercaría al hombre murciélago a nuestra sórdida realidad en un relato en el que el futuro comisario Jim Gordon se merendaba la mayor parte del magnífico pastel. Sin salirnos del universo de Batman, Brian Azzarello y Lee Bermejo han visto recientemente publicado en nuestro país su one-shot “Joker”, que propone una interesante (aunque excesivamente coyuntural) mirada en clave neo-noir al príncipe del crimen de Gotham City. El acabado gráfico, eso sí, es sublime.
4 comentarios:
Pues a excepción de Alack Sinner,RG Y Balas Perdidas, que no los he leído, con el resto estoy totalmente de acuerdo en todas las que citas...
Aunque yo incluiría también "La escena del crimen", una pequeña joyita de Ed Brubaker y Michael Lark, publicada hace años por Norma.
"La escena del crimen" me parece una especie de anticipo de lo que Brubaker está haciendo ahora en "Criminal". Por tanto decidí no incluirla y cederle el espacio a otra obra que me pareciese destacada. De todos modos, sigue siendo un tebeo harto recomendable.
Sobre los tres que no has leído, sólo puedo decirte que no te defraudarán (quizás "Alack Sinner" sea el más durillo de entrada).
No quiero parecer demasiado condescendiente, pero me ha encantado este blog.
novela policiaca: no veo ningún tipo de condescendencia en tu comentario. De hecho los halagos son siempre muy bien recibidos por estos lares ;)
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