sábado, febrero 02, 2008

La misma piedra


Uno empieza a estar ya cansado de la manía persecutoria que los grandes estudios americanos profesan hacia la literatura fantástica de calidad. Y comienza también, y quizás sin que el chaval se lo merezca, a generar en su interior cierta antipatía hacia Will Smith, en la medida en que prácticamente todas sus películas (a excepción de la sobria y convincente “Ali” de Michael Mann) fracasan estrepitosamente por su culpa. O más bien, por la imagen que de él se quiere dar en pantalla. Porque, es innegable, los personajes que interpreta Will Smith se escriben para Will Smith. La sombra del blasón de Bel-Air es alargada cual ciprés.

Si además tenemos en cuenta lo poco conscientes que son los estudios de la inteligencia real del espectador (o quizás son demasiado conscientes… aunque no deseo meterme en divagaciones fascistas sobre el nivel intelectual de nadie), descubrimos que parecen preferir las adaptaciones desnaturalizadas que nos reconcilien con la vida usando un “buenrollismo” impostado y flagrante a dejar intacto el sabor original de una gran novela que trascendía su género y planteaba preguntas interesantes.

Así que, once more, aquí tenemos esta versión bastarda del “Soy leyenda” de Richard Matheson (excelente novela sobre la soledad, el vampirismo y las revoluciones sociales) que hace aguas por todos lados a partir de su primera mitad (cuando decide, curiosamente, desentenderse por completo de su versión literaria) y termina dejando indiferente al más pintado, con un supuesto clímax de ecos “shyamalanianos” (¿quién decide qué epónimos son admisibles y cuáles no?) que no llega a ser risible porque no consigue siquiera inspirar el más mínimo sobresalto emocional.

Inevitablemente, uno sale del cine preguntándose si los grandes popes fantásticos del siglo XX (con Isaac “Yo robot” Asimov a la cabeza) se plantearán de una vez (desde donde sea que nos observen) fabricar un muñeco vudú con el que deshacerse de Will Smith de una vez por todas, no sea que vuelva a jodernos con sus películas otro clásico de la letra impresa.
Y ya digo que no es necesariamente culpa suya, que el muchacho se esfuerza...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Apoyo la moción. Encantado con la novela, me pareció una aberración el final de esta nueva adaptación. Rompe completamente con la historia de Matheson. ¿Por qué tienen siempre que ganar los buenos?, ¿Y quiénes son "los buenos" realmente? Quien sólo haya visto la película y no haya leído la novela puede que no comprenda el por qué de estas preguntas. Pues os lo pongo como deberes

Jero Piñeiro dijo...

100% de acuerdo y nada que añadir, salvo un muy efusivo saludo :-)