Llevaba un tiempo sin dar buena cuenta de las sugerencias literarias que me hacen de vez en cuando mis mujeres favoritas (todas ellas señoritas y señoras de amplio “bagaje cultural”, expresión ésta que las divierte sobremanera), por lo que afronto hoy una recomendación hecha por mi amiga Midori y el blues, que en su sanísima e inagotable inquietud artístico-cultural me descubre a Agustín Fernández Mallo, físico nuclear y poeta (o “poeta post-poético”, como él pomposamente se define) que está gozando de un importante éxito con su reciente novela “Nocilla Dream”.
Estructuralmente, “Nocilla Dream” se compone de 113 capítulos de apenas una o dos páginas que funcionan como inicios de otras tantas historias que, por pura necesidad de coherencia, se entrecruzan de manera más o menos aleatoria en torno a un árbol con calzado en sus ramas. Es peliagudo, por tanto, hacer una sinopsis argumental del libro, que funciona estupendamente como curiosidad literaria pero que es imposible de afrontar como un relato definido y limitado, siendo difícil de valorar en la medida en que poco se parece a lo que una novela suele ofrecer. Además, el estilo fluctúa de un capítulo a otro, en parte porque algunos de estos más de cien episodios ni siquiera son obra del mismo autor, sino que recogen fragmentos de textos de científicos, ideólogos y escritores célebres o ficticios (como el caso del poema invisible del capítulo 26), lo cual contribuye aún más a generar esa sensación de cajón de sastre que otorga personalidad al conjunto, pero que lo convierte en una lectura difícilmente clasificable.
Mi recomendación es que si os apetece leer algo diferente (y además breve, se lee en dos patadas) le deis una oportunidad y lo juzguéis por vosotros mismos. Y si no, aún os quedan miles de buenos libros de corte algo más tradicional que a buen seguro os darán muchas satisfacciones como lectores. A mí “Nocilla Dream” me ha parecido la mar de interesante, aunque dudo mucho que se convierta en uno de mis libros de cabecera.
1 comentario:
A mi me ha dejado indiferente, de hecho a medida que avanzaba en su lectura deseaba más acabarlo,pero no por descubrir el sentido final de esa miscelánea de relatos inclasificables, sino más bien por el tedio que me producía.
Pienso que la intención es buena, pero esa misma intención se pierde en relatos a veces poco inconexos y ralladuras mentales del propio autor o de freake,y lo digo en el buen sentido de la palabra (todos tenemos algo de freake),pero esos inframundos cibernéticos topo,o como quiera que se clasifiquen me supera,a mi y a mi entendimiento...
qué decir entonces...innovadora?no creo, transgresora? tampoco...original? puede que si.
Me quedo con la US50 y el álamo lleno de zapatos.
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