martes, agosto 21, 2007

Recomendaciones femeninas III: "Cyrano de Bergerac"

“El sombrero, triplume, y, asomando al soslayo
de su capa, un estoque como cola de gallo.
Es más bravo que todos los héroes de Gascuña,
y tiene ese alma noble que sólo allí se acuña.
Embutido en su gola, pasea tan feliz
una nariz, señores… ¡Qué señora nariz!
No hay quien al ver pasar tamaña narizota
no exclame estupefacto: “eso ya es dar la nota”.
Luego, la gente piensa: “seguro que es de pega”.
Pero el de Bergerac jamás se la despega.”


Así describe Edmond Rostand, por boca del personaje Raguenau, a Sabino Hércules de Cyrano de Bergerac, el gran héroe del teatro francés, romántico sublime, que surgió de su pluma a finales del siglo XIX y que desde entonces ha conocido no pocas representaciones y adaptaciones.

La que yo conocía era la fabulosa interpretación de Gérard Depardieu para el film de 1990, y era aquella mi única referencia acerca del personaje, hasta que una de mis amigas lectoras (muy amiga y muy lectora, debo añadir) me recomendó tan efusivamente la obra original de Rostand que no pude sino conseguirla y leerla, para poder juzgar por mí mismo.

(Debo aclarar aquí que mi políglota recomendadora insistió bastante en que me hiciese con la edición en francés, pero mis obvias limitaciones lingüísticas me han obligado a ceñirme a la traducción llevada a cabo por Jaime y Laura Campmany para la editorial Espasa).

Sobre la obra en sí, decir que es simplemente magistral, con una agilidad y verbigracia en los diálogos que obliga a esbozar una sonrisa página sí y página también, y que llega a forzar la carcajada en más de un par de ocasiones.

El personaje principal es un héroe en toda regla, preso de un amor que no conoce límites y de una maldición que es motivo al tiempo de orgullo y vergüenza: su desmedida nariz. Su pasión por Roxana, que vive de forma totalmente altruista, le llevará, con tal de verla feliz, a ayudar al hombre a quien ella ama, Cristián, a conquistar el corazón de la dama, poniendo a disposición del muchacho (que es un tanto limitado en el campo de la oratoria) sus artes poéticas, magnificadas por su silenciado sentimiento romántico.

Los continuos equívocos, potenciados por las rimas ocurrentes, conforman la trama de una obra que, tras terminar de leer el libro, estoy deseando ver representada sobre las tablas, porque debe ser una auténtica delicia y un no parar de reír.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Certes, je ne crois pas que jamais nous le peigne
Le solennel monsieur Philippe de Champaigne ;
Mais bizarre, excessif, extravagant, falot,
Il eût fourni, je pense, à feu Jacques Callot
Le plus fol spadassin à mettre entre ses masques
Feutre à panache triple et pourpoint à six basques,
Cape, que par derrière, avec pompe, l’estoc
Lève, comme une queue insolente de coq,
Plus fier que tous les Artabans dont la Gascogne
Fut et sera toujours l’alme Mère Gigogne,
Il promène, en sa fraise à la Pulcinella,
Un nez ! ... Ah ! messeigneurs, quel nez que ce nez-là ! ....
On ne peut voir passer un pareil nasigère
Sans s’écrier : "Oh ! non, vraiment, il exagère ! "
Puis on sourit, on dit : "Il va l’enlever..." Mais
Monsieur de Bergerac ne l’enlève jamais.


Se podría decir de él que es un hombre a una nariz pegada :-) con la destreza de d'Artagnan, la agudeza de Molière y un romanticismo digno del mejor poeta del XIX.

Mon cœur ne vous quitta jamais une seconde,
Et je suis et serai jusque dans l’autre monde
Celui qui vous aima sans mesure

Jero Piñeiro dijo...

Desvelado, me temo, el misterio de quién fue la dama recomendadora, jajajaja.

Espero un mail suyo, mademoiselle, para ver cómo nos organizamos este Septiembre...