lunes, agosto 09, 2010

Cerebus ¿Cerebus? ¡Cerebus!

Hace más o menos una década, pensar en la posibilidad de adquirir un volumen de “Cerebus” en lengua castellana no pasaba de ser una utopía editorial. Su creador, guionista, dibujante y editor en la versión americana, Dave Sim, se negaba categóricamente a la impresión de su obra en cualquier otro idioma que no fuera el suyo propio, aduciendo que la traducción conllevaría una pérdida total de la intención original del tebeo (personalmente siempre he creído que, si se puede traducir a James Joyce y a Grant Morrison, se puede traducir lo que sea.)


Por consiguiente, durante mucho tiempo se vio obligado el lector hispanohablante a recurrir a la edición original de “Cerebus”, soñando con una aparentemente imposible traducción a la lengua de Cervantes. No han debido irle muy bien las cosas a Dave Sim, sin embargo, cuando hace poco decidió no sólo vender los derechos de su obra para su explotación en castellano, sino además mostrarse pletórico de satisfacción con el hecho de que la niña de sus ojos fuera por fin a poner en práctica un fructífero (en términos económicos) don de lenguas.

En abril de 2010 llegó a las tiendas, finalmente, el primer volumen de la tan ansiada edición española de “Cerebus” a cargo de Ponent Mon, comenzando no por el (aparentemente) lógico primer recopilatorio de la colección, sino por el segundo, “Alta sociedad”. La razón de esta decisión la encontramos en la naturaleza puramente paródica del primer volumen, que da paso en el segundo a un argumento de mayor envergadura y a un tono y un estilo narrativo perfectamente definidos. Además, resulta que no es estrictamente necesario conocer los hechos previos a “Alta sociedad” para disfrutar plenamente de lo que en él se nos narra y, caso de que alguien desease saber un poco más sobre los primeros pasos de su protagonista, el tomo incluye en sus páginas iniciales un breve resumen que pondrá al recién llegado al día de los detalles más relevantes.

Pero, antes de adelantar acontecimientos, conviene responder a una pregunta fundamental: ¿qué y quién es “Cerebus”?



Desde el punto de vista de la industria del comic norteamericano, “Cerebus” es un hito: una serie limitada de 300 (¡300!) números, autopublicada por el propio Sim con periodicidad mensual (salvo los primeros ejemplares, de cadencia bimestral) entre los años 1977 y 2004. Casi nada, vamos.

Desde el punto de vista argumental, Cerebus es un cerdo hormiguero que habita (al menos en un principio) un universo claramente inspirado en las grandes sagas de fantasía heroica (con “Conan el bárbaro” a la cabeza). Y, si bien sus primeros pasos en la serie siguen el sendero del género fantástico (con tintes humorísticos), posteriormente protagonizará toda suerte de aventuras políticas, religiosas, cósmicas e incluso metalingüísticas, así como multitud de experimentos narrativos destinados a destruir los cimientos de todo aquello que pueda ser considerado “canon” del comic-book norteamericano.



Atendiendo a esto, ¿qué puede uno esperar de este primer recopilatorio, “Alta sociedad”? Veamos: sin haber leído absolutamente nada más de la propia serie en sí misma, pero conociendo al menos una docena de opiniones de aquellos que la han disfrutado en su totalidad, me arriesgaré a decir que “Alta sociedad” supone tan sólo un primer paso en la maduración de una obra que, como ya se ha dicho, tardó 27 años en gestarse. Durante semejante espacio de tiempo, la colección de “El teniente Blueberry” evolucionó desde los titubeantes comienzos del álbum “Fort Navajo” hasta la culminación de la irrepetible etapa capitaneada por Jean-Michel Charlier en el brillante “Arizona love”. 27 años separan también al primerizo (aunque prometedor) Alan Moore de la revista “2000 A.D.” del guionista perfectamente consciente de los resortes del medio que podemos encontrar en “Lost girls” o “Promethea” (y que por el camino nos fue regalando joyas como “Miracleman”, “La Cosa del Pantano” o “From Hell”).



Teniendo esto en cuenta, resulta razonable esperar que, a poco que “Cerebus” continúe una línea de calidad ascendente (la misma que tan claramente se manifiesta entre las primeras y las últimas páginas de “Alta sociedad”), nos encontremos ante una obra capital del Noveno Arte que no debe ser juzgada únicamente por el primer peldaño de su escalera. Como libro más o menos autoconclusivo, “Alta sociedad” es un tebeo notable, algo disperso por momentos y también brillante en ocasiones, estupendamente dibujado y fantásticamente narrado, pleno de una ambición que quizás resulte contraproducente en las distancias cortas pero que puede suponer un acicate para la genialidad en los restantes 250 números de colección.

Quizás “Alta sociedad” no constituya, por sí misma, la mejor lectura del año, pero es igualmente posible que “Cerebus” acabe siendo, en su conjunto, el mejor tebeo que se publique esta década en nuestro país. Con esa esperanza en mente, aguardo impaciente la aparición del siguiente tomo recopilatorio: “Iglesia y estado”.

3 comentarios:

Octavio B. (señor punch) dijo...

muy buen post!!!
Yo sí tengo mucho Cerebus (unos ocho o nueve tomos), y te aseguro que si Ponent publica el siguiente arco (serían dos tomos llamados Iglesia y estado) comprobarás el crecimiento que intuyes. eso sí, no pienses que el nivel de farragosidad deaifga: Cerebus es lectura compleja (y más adelante casi con más texto literario que de cómic... creo qeu Sim se volvió loco, o sin coñas, que llegados a un punto, quiso tirar de la manta y hacer en SU obra lo que le venía en gana)

Octavio B. (señor punch) dijo...

¿deaifga?.. ejem..'decaiga'

Jero Piñeiro dijo...

Muchas gracias :)

Por lo que tengo entendido, Sim "se dejó llevar" y acabó haciendo de "Cerebus" un auténtico cajón de sastre, introduciendo todos aquellos elementos que le vinieran en gana, guiado por su ambición y el simple hecho de que, como la obra era enteramente suya, podía hacerlo y punto pelota. Pero también es cierto que, hasta donde yo sé, precisamente de todo ello surgió una obra irrepetible (más que nada porque dudo mucho que alguien vaya a tener la osadía de repetir semejante hazaña creativa y editorial en muuuucho tiempo) y que ya era hora de poder disfrutar por estos lares... Cuando lea algo más podré opinar sobre si a Sim se le fue la olla o el tío es un genio (o ambas cosas) pero hasta entonces me parece estupendo que un artista tenga la posibilidad de crear sin impedimentos editoriales (el peor enemigo, en general, del comic-book norteamericano).

Por otro lado, una opinión totalmente personal: no sé cómo le irá a "Cerebus" si la relación texto/dibujo sigue desequilibrándose en favor de la parte literaria, pero a mí siempre me ha gustado más que un autor resuelva la papeleta a través del dibujo que empleando el texto. Me pasa como en el cine: si puedes mostrarlo en pantalla, no lo expliques con monólogos. Con todo, hay muchos directores y guionista de comic a quienes la densidad literaria no les sienta nada mal (pienso en el Christopher Nolan de la reciente "Inception" o en el Alan Moore de "La Cosa del Pantano", por ejemplo...)