Intenta imaginar la demolición instantánea de todos tus miedos y temores concentrados en el epicentro de un seísmo emocional de un segundo de duración: la fracción de tiempo que separa el observar en la pantalla de tu móvil la advertencia de una llamada entrante desde un número desconocido y el oír al otro lado de la línea (al otro lado del océano) la voz más dulce, sabia, hermosa y vital que jamás hayas escuchado. Intenta imaginar el alivio de descubrir, en una fracción de segundo, que el mundo sigue girando sobre su eje y que tu vida sigue siendo algo por lo que dar gracias cada día al levantarte. Intenta contener las lágrimas al saber que alguien, en algún lugar más allá del tiempo y del espacio, te oyó rezar un sábado de febrero después de tantos años de haber proclamado a los cuatro vientos tu recalcitrante ateísmo, y que ese alguien decidió escuchar y conceder. Intenta imaginar lo que es vivir en tu cabeza, en cuestión de segundos, un millón de vidas en un universo sin ella, y luego comprender que no se ha ido a ninguna parte, que está ahí y que aún podrás disfrutarla durante mucho tiempo más, hasta el último de tus días sobre la Tierra.
Intenta imaginártelo y estarás cerca de sentir lo que sentí yo…
6 comentarios:
bueno, ya sé un poquito más...
...ya me la estoy imaginando aquí,con esa sonrisa y esa dulzura que siempre la acompañan, el bolsillo lleno de sugus...los juegos de palabras y los chistes malos, las situaciones surrealistas...y ese halo de afecto y cariño siempre presente en sus palabras...y las risas!muchas risas!
Gracias por todo. Eres el mejor
Nunca te entendí tan bien...
Gracias a ti, Laura, por mantenerme al tanto en todo momento.
Muchos besos a las tres.
Creo que soy la única que no entiende nada de nada... Aún así me alegro por ti Jero. Besos!
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