Supongo que muchos lectores de tebeos coincidirán conmigo en que existen 4 motivos para acercarse a un comic en una tienda: el primero es que el título nos sea conocido (una serie que coleccionamos y que queremos seguir leyendo); el segundo, que conozcamos otros trabajos satisfactorios del mismo autor o autores (quizás un dibujante o un guionista a quien admiramos); el tercero, que hayamos leído o escuchado críticas favorables que nos convenzan de que, pese a no conocer a sus responsables y no llamarnos excesivamente la atención su propuesta formal, merece la pena leer dicho tebeo; y un cuarto motivo: que pese a no saber nada de su autor y no haber leído ninguna crítica favorable (siquiera la noticia de su lanzamiento), el tebeo nos entre por los ojos y nos atrape irremediablemente desde el primer momento.
Eso fue lo que me pasó con “Migrador nocturno”, la novela gráfica escrita e ilustrada por el argentino Salvador Sanz (al que mencionaba en la entrada anterior) y que La Cúpula acaba de publicar en nuestro país (originalmente se serializó en la revista porteña “Fierro”).
Paseaba por una de las tiendas de mi barrio buscando otra cosa (el último número de “La mazmorra” de Sfar y Trondheim) cuando en la estantería de al lado me encontré con ese misterioso híbrido entre humano y pájaro que sonreía enigmáticamente. Abrí el tebeo y lo hojeé un par de minutos. El dibujo era muy bonito (desde un punto de vista oscuro y terrorífico, combinando un poco del mejor mainstream norteamericano con otro poco del Kentaro Miura de “Berserk”), la puesta en página parecía interesante y la elección de planos y encuadres era de un gusto claramente cinematográfico (algo que suele agradarme pese a ir en contra de la propia lógica narrativa de un medio que se basta y se sobra con los recursos intrínsecos a su propio lenguaje).
Pero creo que lo que me convenció fue el turbador ambiente que se desprendía de sus viñetas en blanco y negro (con matices de gris), la violencia explícita e implícita de sus imágenes y el espectacular diseño de las grotescas criaturas que pueblan sus páginas. No son valores estrictamente tebeísticos, lo sé, pero juntos conforman una estética lo suficientemente potente como para haberme obligado a darle una oportunidad.
Cuando terminé de leer "Migrador nocturno" me di cuenta de un par de cosas: por un lado, que Salvador Sanz es un dibujante que va a llegar muy lejos (no tenéis más que ver las imágenes que acompañan a esta entrada). Por el otro, que necesita a su lado un guionista que potencie todas las buenas ideas surgidas de su imaginación.
“Migrador nocturno” tiene una base argumental interesantísima, personajes cercanos y unas cuantas escenas que, ya sea por lo bien que lucen sobre el papel (de nuevo toca alabar su dibujo) o por su enorme iconicidad (¿alguien ha dicho “sexo metamórfico”?), capturan totalmente la atención del lector. Si tan sólo los diálogos y algunas situaciones estuviesen desarrollados con algo más de empaque y (dicho sin ánimo de ofensa) profesionalidad literaria, nos hallaríamos ante un magnífico tebeo de terror fantástico. De esos que uno recuerda despierto y a veces también en pesadillas. Pese a todo, este “Migrador nocturno” me ha parecido una lectura muy estimulante, aunque sólo sea por lo mucho que molan los bichos.
Por cierto: os habréis percatado de que no he mencionado ni de refilón el argumento del tebeo. No os preocupéis, a mí no me hizo falta saber de qué iba para darme cuenta de que tenía que leerlo…
4 comentarios:
Evidentemente, cuando lo hojeé en la librería me pareció una obra brillantísima y muy interesante. Pero ni el argumento ni en la forma que estaba desarrollado me atrayeron lo más mínimo. Y es una pena, porque si este excepcional dibujante se viese acompañado por un buen guionista tendríamos entre nuestras manos una obra maestra.
Nemo Nadir: como suelo hacer en estos casos, en vez de gastarme el dinero en la tienda donde lo hojeé por primera vez, un par de días después me acerqué a la FNAC que hay cerca de mi casa y lo leí de forma gratuita (no está el horno para bollos de 15 €, y menos con la de buenas obras que se están publicando actualmente). En otras ocasiones he terminado comprándome el tebeo después de leído (me pasó no hace mucho con "El gusto del cloro", que me enamoró absolutamente), pero esta vez decidí devolverlo a la estantería. Con todo, si alguna vez me veo muy sobrado económicamente es posible que lo busque y me lo agencie, aunque sólo sea porque creo que hay que apoyar a los jóvenes dibujantes que luchan por sacar adelante proyectos personales (en vez de seguir manteniendo a los sacacuartos de Marvel o DC y sus desvergonzados crossovers).
Mmm Dibujos Bizarros!
Xeo: cuando lo leí me acordé de ti. No estoy seguro de que sea el tebeo que te gustaría leer, pero estoy bastante convencido de que es el tebeo que te gustaría dibujar, jejeje...
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