Supongo que alguno se habrá dado cuenta de que El Abismo lleva una temporada algo parado. Resulta que estoy intentando gestionar mi futuro a medio plazo (esto es, el curso que viene) y que la semana pasada he tenido que hacer un (ligeramente estresante) viaje a Madrid para buscar piso junto a mis futuras compañeras.
Mientras os preguntáis qué demonios tiene esto que ver con el título de la entrada, aclaro que el primer párrafo es meramente contextualizador. Así que al grano: mientras caminábamos Silvia, la Hystérica y un servidor por la plaza de Tirso de Molina rumbo a una cita para ver un piso, nos cruzamos con cierto personaje bastante conocido de la escena rockera nacional. Efectiviwonder: Enrique Bunbury.
Tardé un nanosegundo de más en reconocerlo. Llevaba la melena al viento (no ese despeinado morrisoniano que luce en la portada y fotos interiores de “Hellville de Luxe”) y no se iba mordiendo los carrillos, una de sus principales señas de identidad, así que en un primer momento, como digo, me encontré desubicado. Fue su característica mirada de estar pensando bunburismos tales como “ponte fuera del alcance del bostezo universal” o “prohíbo la prestidigitación con la ilusión forastera” lo que me hizo caer de la burra.
Así que Enrique pasó a mi lado, a menos de metro y medio, y yo, fan desde hace tanto tiempo, me quedé estupefacto y no dije nada. Miré a mis acompañantes. Estaban tan estupefactas como yo, asimilando el momento. Casi al unísono clamamos a viva voz: “¡Aaaaaah! ¿por qué no le dijimos algo?”
Pero no nos dimos la vuelta ni le perseguimos calle abajo ni nada de nada. Reanudamos la marcha rumbo al piso en que habíamos quedado, calladitos los tres, pensando (yo al menos) en todas las posibles conversaciones que podríamos haber tenido allí, en medio de la calle, con Enrique Bunbury:
Conversación posible número 1
-¡Enrique!
Enrique pensando: -(…mierda, fans, odio a los fans…)
-¿Podemos hacernos una foto contigo?
-(mierda mierda mierda) claro que sí, arrimaos a mi insondable vacío existencial y decid “guacamole”…
Conversación posible número 2
-¡Enrique!
-(…oooooh, fans, me encantan los fans…)
-¿Qué tal está quedando “Las consecuencias”? ¡Estoy deseando escucharlo!
-(mierda mierda mierda, ése disco que dije que sacaría en octubre pero que ahora me da palo editar porque es un truño… tenía que haber publicado un doble junto al “Hellville de Luxe” y así tenía la excusa de que son muchas canciones, como en “El viaje a ninguna parte”, que la mitad eran totalmente prescindibles) Bien, bien, estará en la calle antes de noviembre, jejeje.
-¿Podemos hacernos una foto contigo mientras te muerdes los carrillos?
-Eeeeh… es que tengo un flemón, ¿os importa si sólo sonrío?
-Joooooooo…
Conversación posible número 3
-¡Enrique!
-(…que no me pregunten por el plagio, por dios, que no me pregunten por el pagio, por dios, que no me pregunten por el plagio…) ¡Dime, compadrito!
-¿No te da vergüenza ir por ahí plagiando a poetas muertos a los que no conoce ni su madre?
-¡Vete a la mierda, membrillo!
-Ey, que yo no tengo la culpa de verte caaaaaer…
(y así ad nauseam)
Dice Neil Gaiman en “Muerte: el alto coste de la vida” que a esto de pensar en todo lo que uno podría haber dicho en un momento dado pero no dijo, los franceses lo llaman “el espíritu de la escalera”. No sé yo si eso será cierto o simplemente uno de esos datos inventados que quedan tope cool en los comics británicos…
…pero para escaleras, las del piso que íbamos a ver. Menudo antro…
5 comentarios:
Jajajajaja... me ha encantado esta historia, me he reído mucho con las posibles conversaciones, jajaja....
Yo creo que os pasó lo que nos pasa a todos, miras a un famoso, te suena, caes en quién es, piensas si le dices algo, si se lo dices a la persona que tienes a tu lado, si empiezas a gritar, y a lo que te das cuenta ya se ha ido... jajaja...
En un par de findes me voy a Madrid, a ver si veo a alguien famoso :p
Me ha gustado lo del espíritu de la escalera. Curioso.
Silvia: ya suponía que tú precisamente comentarias algo en esta entrada, jajaja... La verdad es que nos quedamos tan patidifusos que no fuimos capaces de reaccionar. Seguro que cuando tú vayas a Madrid te encuentras a Nacho Vegas, jajaja...
Jjajaja... es que en esta entrada era imposible no comentar o reírse pensando en la situación... jajaja... Si me encuentro con Nacho Vegas en Madrid te digo... jajaja... pero ya te digo que me quedaría callada también.
ese fue una de las mejores oportunidades que se le pueden presentar a uno en la vida.......
me encantaron las posibles conversaciones.... sobre todo la numero 3
¡Hola, ruby! Lo cierto es que dudo mucho que vuelva a cruzarme con Bunbury un buen día por la calle, pero por otro lado nunca me ha ido mucho ese "rollo fan" de darle la paliza a un famoso si lo ves por ahí. Al fin y al cabo tú lo conoces, tienes sus discos, etc. pero él no tiene ni idea de quién eres tú y debe dar un poco de respeto que los desconocidos se te acerquen y te llamen por tu nombre con total familiaridad, jejeje. Pero bueno, si volvemos a coincidir igual me animo a decirle algo ;)
¡Gracias por comentar y bienvenido/a al Abismo!
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