It's getting harder and harder to tell
What came first
(...)"
"Parallel universe", Red Hot Chili Peppers
Con la publicación de “Bone”, una extensa saga que combinaba con inesperado acierto los lugares comunes de la fantasía heroica con el tono cándido de las tiras de prensa protagonizadas por animalitos parlantes, Jeff Smith pasó de auténtico desconocido a autor de culto, primero, y de masas, después. 10 premios Eisner y 11 premios Harvey confirman el reconocimiento que la propia industria estadounidense ha otorgado a ese improbable cruce entre “Pogo” y “El Señor de los Anillos”, al tiempo que los más de 6 millones de ejemplares vendidos solamente en Norteamérica lo ubican en la categoría de best-seller indiscutible. En total fueron 55 números aparecidos originalmente entre 1991 y 2004 y reeditados una docena de veces desde entonces, amén de numerosas traducciones a diferentes idiomas (entre ellos el castellano, primero de la mano de Dude y después de Astiberri).
Tras la publicación en 2007 de una
amena miniserie de cuatro números centrada en los orígenes del
Capitán Marvel de Fawcett Comics/DC Comics (“Shazam!: La
monstruosa sociedad del mal”), Smith emprendería un nuevo proyecto
personal auto-editado a través de su compañía Cartoon Books e
instalado en un tono radicalmente distinto: "RASL".
“RASL” apareció serializada en
EE.UU. entre febrero de 2008 y agosto de 2012 en 15 comic-books en
blanco y negro, y culmina ahora su edición española con el segundo
volumen recopilatorio editado por Astiberri. El comic narra la odisea
de un ladrón de arte interdimensional inmerso en una conspiración
que nace de las investigaciones del controvertido científico histórico Nikola Tesla. Pese a mantener su
característico estilo visual de trazo cartoon, Smith aborda
el proyecto como una obra pensada para lectores adultos que podría
perfectamente encajar por temática y sensibilidad tanto en el sello
Vertigo de DC Comics como en la renovada (y más fructífera que nunca) editorial Image.
Se trata de un agradecido soplo de aire fresco, tanto para el artista
como para el lector, que permite conocer una faceta diferente en la
obra del dibujante y guionista de Pennsylvania.
Con una composición de página clásica y un
dominio absoluto del blanco y negro, Smith arriesga más en “RASL”
en términos de guión de lo que lo había hecho en sus anteriores
trabajos (motivado posiblemente por esta naturaleza más adulta del
relato) e introduce constantes flashbacks, elipsis temporales y
metáforas visuales que ayudan a plasmar el entramado de realidades
paralelas en el que se mueven los personajes. De todos modos, pese a
las infinitas complicaciones narrativas que podrían deducirse de su
punto de partida, el autor mantiene el argumento de “RASL” dentro
de unos niveles bastante asequibles de enmarañamiento multiversal,
prefiriendo explorar la personalidad de su protagonista y las
implicaciones dramáticas de sus actos antes que perderse en uno de
esos laberínticos puzzles de realidades superpuestas que tanto gustan a
escritores como Bryan Talbot (“Las aventuras de Luther Arkwright”)
o Grant Morrison (“Los Invisibles”). Lo cual no quiere decir que
“RASL” sea un tebeo predecible o falto de inventiva, desde luego.
Simplemente propone una historia de acción, romance y
ciencia-ficción que se siente cómoda sin querer aparentar más de
lo que realmente es, de un modo similar a la película “Looper”
de Rian Johnson (por poner un ejemplo reciente igualmente satisfactorio).
Al final, pese a sus manifiestas
diferencias entre unos títulos y otros, existe una identidad común que vertebra toda la
producción de Jeff Smith hasta la fecha, y que proviene de la
búsqueda de una forma de entretenimiento de corte clásico, de sentido
primigenio de la aventura y el drama, por encima del barroquismo formal o de las
ansias de experimentación argumental. “RASL” es una obra de
evasión pura y dura, sólidamente desarrollada en términos de guión y
estupendamente dibujada, que no cambiará la vida de nadie pero que
tampoco lo pretende. Ojalá todos los tebeos de acción y fantasía
provenientes de los EE.UU. resultasen al menos tan interesantes como éste.
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