Aquella entrega inicial de “Incógnito” nos presentaba a Zack Overkill (traducido al castellano por aquel entonces como Zack Aniquilación), un super-villano que se adscribía al programa de protección de testigos tras delatar a sus jefes, pero que un tiempo después se hartaba de llevar una vida anónima y convencional y decidía hacer lo posible para recuperar el subidón adrenalínico que sentía al enfundarse uniforme y antifaz y salir a patear unos cuantos traseros. Era una historia bien contada y dibujada, durante cuya lectura, sin embargo, resultaba inevitable experimentar la sensación de estar ante una dosis de metadona pensada para todos aquellos que una vez fuimos yonkis de “Sleeper” (primera e inolvidable referencia surgida del talento combinado de ambos autores). Incluido el propio Brubaker, que a buen seguro echaba de menos a Holden Carver, Tao y Miss Missery tanto o más que nosotros.
Ahora “Incógnito” vuelve a las librerías españolas con una segunda miniserie (de nuevo recopilada en tomo por Panini) que lleva por subtítulo “Malas influencias”, y en ella Brubaker y Phillips nos ofrecen más de lo mismo, pero no mejor. De hecho, las sensaciones que me despierta esta segunda entrega de las aventuras de Zack Aniquilante (como ahora han decidido traducir su nombre, sin una buena razón aparente para ello) son exactamente las mismas que en el pasado.
Así, tenemos al protagonista metido otra vez en un berenjenal de dobles lealtades que lo lleva de una situación insostenible a otra más insostenible aún, como una pelota que rebota escaleras abajo hacia un subsuelo que cada vez se parece más a una muerte segura (aunque no antes de una tortura que le provoque un dolor inimaginable). Y como Zack es un cabrón violento, egoísta y obscenamente super-poderoso, uno no puede evitar sentirse seducido por sus continuos tropiezos morales, sus desgracias concatenadas y sus consiguientes salvaciones in extremis. Tenemos también a un Sean Phillips tan sobrio y eficaz como ya nos tiene acostumbrados; uno de esos dibujantes con sobrado oficio narrativo y atractivo trazo personal que poco se estilan entre el mainstream estadounidense. E, inevitablemente, a un Ed Brubaker que se siente muy cómodo con la historia que nos está contando, precisamente porque es la misma que lleva ya unos años desarrollando, con ligeras variaciones, en varias cabeceras distintas.
“Incógnito” sigue siendo un comic la mar de entretenido que mezcla con gracia los resortes del género negro con los códigos de las series de super-héroes, siguiendo a pies juntillas la senda abierta por la mentada “Sleeper” años atrás. Es un tebeo plagado de personajes interesantes, situaciones atractivas y diálogos más que correctos. Una lectura que divierte pero que, a fuerza de déjà vu, no consigue entusiasmar.
Habrá nuevas entregas de “Incógnito” y yo estaré ahí para disfrutarlas, claro, porque en estos tiempos de crossovers encadenados y mega-reestructuraciones editoriales cualquier tebeo de super-héroes hecho con cariño y dedicación y que no insulte a la inteligencia del lector es un oasis en medio de un desierto no ya de mediocridad, sino de absoluta majadería. Pero sigo creyendo que Bru y Phillips pueden hacerlo mejor, como de hecho ya lo hicieron en el pasado y aún lo siguen haciendo de vez en cuando en “Criminal”.
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Y no, la reseña de la película de Enrique Urbizu no toca hoy. ¿Acaso no os habéis percatado de que nunca titulo las entradas como debería?
4 comentarios:
Lo tengo en pendientes... y la verdad es que me apetece mucho pillarlo.
Por cierto ¿ el universo en el que se mueve este personaje es el mismo que la serie Irredimible (Irredeemable) ?
Si te gustó el primer "Incógnito", estoy convencido de que éste también lo hará.
No he leído "Irredeemable", pero dudo mucho que ésa y ésta compartan universo, porque una es de la editorial Boom! Studios y la otra pertenece al sello Icon de Marvel, que es algo así como el Vertigo marvelita: mayor libertad creativa, sin ataduras de continuidad y con los derechos de las obras en manos de sus autores (lo que propició, por ejemplo, el traslado del "Powers" de Bendis y Avon Oeming de Image a Marvel).
Efectivamente "Incógnito" es "metadona" para los yonkis de "Sleeper" (me ha molado el simil), pero a mi ese sucedáneo me dejó completamente satisfecho. Me gustó mucho esa miniserie (dejá vus, aparte, que los hay), así que volveré a picar.
Te digo lo mismo que a Kin, Charlie. Si te gustó la primera miniserie, te gustará la segunda. Esó sí, no esperes que el concepto vaya más allá de lo ya conocido...
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